ETICA PARA AMADOR
Enviado por Juanchetesoto • 21 de Abril de 2013 • 1.349 Palabras (6 Páginas) • 454 Visitas
LA ÉTICA EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Hoy en día observamos que la ética es muy escasa en los partidos políticos así como esta puede ser nula, regularmente prometen y no cumplen, esto se debe a la educación que han recibido anteriormente y si esta se basa en el materialismo regularmente se traduce en corrupción; pues muchos de nosotros decimos que si estuviéramos en el poder ayudaríamos y apoyaríamos a la gente pero al estar arriba solo velamos por nuestros propios intereses, como la familia y los seres que nos rodean.
Los partidos políticos son organizaciones que se caracterizan por su singularidad, de base personal y relevancia institucional, creadas con el fin de contribuir de una forma democrática a la determinación de la política nacional y a la formación y orientación de la voluntad de los ciudadanos, así como a promover su participación en las instituciones representativas mediante la formulación de programas, la presentación y apoyo de candidatos en las correspondiente selecciones, y la realización de cualquier otra actividad necesaria para el cumplimiento de sus fines. Su finalidad es obtener el poder mediante el apoyo popular manifestado en las urnas.
El poder constituye la gran tentación de los partidos políticos por esa tentación, muchos de ellos gastan a menudo sus mayores esfuerzos y suelen incurrir en sus peores recursos para alcanzarlo o conservarlo. Cuando se está lejos del poder, este aparece como la palanca mágica que abre los caminos a todos los proyectos. Los
partidos políticos que están en la oposición, confían en el acceso al gobierno que les permitirá realizar los cambios que postulan. Los revolucionarios imaginan que les bastará conquistar el poder para llevar a la práctica todas sus utopías.
Pero tan pronto se alcanza esa meta se advierte que, aun estando en el gobierno, no se puede hacer todo lo que se quiere. Entonces el poder del gobierno se aprecia escaso y suele comenzar una nueva lucha por acrecentarlo. Los nuevos gobernantes, cuando se sienten entrabados para realizar sus propósitos, se empeñan en utilizar el poder alcanzado, con las múltiples posibilidades que proporciona para eliminar o reducir los obstáculos que significa la oposición, generalmente en el sano propósito de facilitar el cumplimiento de los objetivos de bien público del gobierno.
En las democracias, el riesgo de estas tentaciones es generalmente débil, por el freno que imponen las reglas propias del Estado de Derecho, el ejercicio de las libertades de información y de opinión y los mecanismos de fiscalización o control político y jurídico a que está sometida la actuación del gobierno. En la misma medida en que estas libertades y controles son cercenados o suprimidos, crece inevitablemente la tendencia al abuso del poder.
La lógica inevitable de la política del poder, en que el fin justifica los medios y para cuyo éxito maquiavélico a conseja a su príncipe “aprender a no ser bueno”.
El anhelo del poder, junto con la avaricia o inmoderado afán deenriquecimiento fácil, se convierten en los principales factores de la corrupción que tanto amenaza y daña a los Estados y a las sociedades. Para defenderse de esas lacras son necesarios mecanismos políticos, administrativos y jurídicos como la separación de los poderes, base de todo ordenamiento democrático, que Montesquie propuso precisamente para que el poder detenga al poder, los sistemas de publicidad y control de la gestión pública, política y administrativa y los mecanismos de responsabilidad de los gobernantes y servidores públicos.
Pero por eficaces que sean estos medios, no van al fondo del problema. Los riesgos de corrupción y de abuso del poder público solo podrán erradicarse mediante un cambio cultural sobre la naturaleza y fin de la política, mientras se crea, como Maquiavelo, que la política es una actividad ajena a la moral, en la que los valores éticos no tienen aplicación y en el que lo único importante es el éxito, consistente en ganar, conservar y acrecentar el poder, fin cuyo logro justifica cualquier medio, esos
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