La Enseñanza
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Discursos a las mujeres dedicadas a los templos
Fernando de Alva Ixtlilxóchitl
Muchas eran las doncellas que por impulsos de su devoción se dedicaban a las estrecheces de esta vida, las ofrecían luego que habían cumplido cuarenta días.
Concluido este ofrecimiento y deprecación, se la volvían a sus padres, para que la criasen hasta edad de ocho años, que era el tiempo destinado para que entrase en clausura; y habiéndose determinado el día de esta función, y congregándose los parientes, la conducían al templo, coronada de flores y vestida a su usanza, galanamente, donde era recibida del sumo sacerdote; y después de haber hecho reverente adoración a sus falsos dioses, incensándoles, y degollando en su presencia un número determinado de codornices, la bajaban a las salas y lugar de recogimiento, donde, en presencia de la superiora y las restantes doncellas, puesto en pie el tequacuilli, decía con admirables afectos una elegante plática.
Seguíase a esto desnudarla de los vestidos ricos que había traído, y quitarle el cabello, ceremonia necesaria para quedar constituida por una de las cihuatlamacazque o sacerdotisas; y antes que se disolviese el numeroso concurso que allí asistía, con grande pausa y mayor compostura hacia la superiora este razonamiento a su nueva súbdita: "Si la obligación en que me pone mi oficio no me disculpara en lo que quiero decir, creo que atribuyerais a desvergüenza y pecado querer hablar después de este señor sacerdote y muy estimable abuelo nuestro; pero qué es lo que podré decir, sino poco y malo, como mujer, en fin, que no tiene por oficio ejercitarse en meditar laspalabras para que las atiendan como al regalado canto del pájaro tzinitzcan 3 y coyoltótl”.
Regalada hija mía, y todo mi querer, pues ya tienes edad y uso de razón, alégrate y regocíjate, este lugar honesto y de buena crianza, es también lugar meritorio y de penitencia, y en donde es menester que solo se haga la voluntad de quien lo gobernare; Entra, pues, hija, con toda tu voluntad a servir al omnipotente Dios, y estarás y viviráscon las doncellas castas y penitentes; obedece a todos, porque la obediencia representa la buena crianza y nobleza de los antiguos, con lo cual serás honesta y recogida, y dejarás de ser desvergonzada y liviana. Y si por estar vestidas de carne estas doncellas que me escuchan hubiere alguna en quien puedas reconocer nota de infamia, huye de su compañía, porque cada cual gana la merced de sus obras, y en una casa de recogimiento se ha de tomar de las unas lo bueno en que relucieren, y huir de lo malo, que cometieron las otras.
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