La enseñanza de la Historia.
Enviado por Dakota Morrison • 17 de Febrero de 2017 • Ensayo • 1.688 Palabras (7 Páginas) • 239 Visitas
Ensayo de la primera evidencia fase 1.-
Sobre las problemáticas en la Enseñanza de la Historia que hay en las escuelas:
Poco se ha cuestionado sobre cómo se ha implementado (o cuán poco) la enseñanza de la materia de Historia en las escuelas de casi todos los niveles educativos. Ya que esta enseñanza (o la misma materia) es casi nueva, porque viene desde principios del siglo XX en México (Vázquez Josefina, 1998); Sin embargo, se le ha dado muy poca, casi nula importancia a este valioso estudio de la Historia sobre su implementación en el aula como una ciencia social; por eso es preciso que se tome mucho en cuenta este problema, y llevarlo pronto a un estudio más detallado y conciso acerca de su valoración e implementación en las aulas y hasta en la vida misma.
Muchos son los problemas que la atañen, para empezar, los estudiantes estaban (o están) en un dilema, por ejemplo: “la Historia no es relevante porque ya pasó”, es lo primero que dicen, lo más común, “no tiene caso estudiarla si solamente habla de gente muerta”, es lo primero que dicen la mayoría de los estudiantes de cualquier nivel, además, “no me va a servir en mi trabajo”, ¿Quién quiere hablar de historia en una fábrica de vasos y plásticos o en un taller de alta costura? Entonces, la historia es vista de esa manera, desafortunadamente, además agregan: para qué me va a servir si aprendo historia, si al rato o en unos años más se me va a olvidar todo lo que me enseñaron, además, se supone que ya es pasado, y el pasado, nos dicen que ya hay que olvidarlo y que no hay que aferrarse tanto al pasado, si no sirve más que para que la información datada en sus libros de texto se disuelva como polvo o como comida de polillas y cucarachas. ¡Los libros de historia no son para eso!, no son tampoco para tenerlos guardados dentro de un cajón, o de adorno; entonces, lo que hace falta es aprender la historia para conocer el pasado y de esta manera entender el presente que vivimos. Aprenderla de una manera diferente, más dinámica y entretenida. Tal vez sea eso, que a los educandos les falta valorar, primeramente, su propia historia, tener amor a la historia en sí, a la de su propio país, luego a la del mundo, y empezar a ver a sus libros de texto con otros ojos, con cariño.
Se dice que otra de las problemáticas más significativas que tienen los maestros al momento de enseñar la Historia a sus educandos, es la más común de todas: que la historia es lineal, ya que solo se tiene que memorizar fechas y nombres, nada más, lo cual hace que sea aún más aburrida.
Pero, ¿por qué los niños odian tanto la historia? A veces, la historia no es tan aburrida en sí, ni tan mala como parece, sino que a veces la culpa la tienen los mismos maestros, ya que son sus técnicas y métodos tan pasados de moda, o repetitivos, que no hacen más que ahuyentar a que los estudiantes elijan no estudiar historia, por lo cual ellos hacen que el alumno se aburra con facilidad, se distraiga con el celular, o se salga del salón.
Otra problemática es que los alumnos pierden esa noción de historia en el tiempo y en el espacio, es decir, que no saben cómo identificar entre las cronologías históricas, o las divisiones y espacios que tiene la historia y su relevancia en la vida diaria; por ejemplo, muchas veces no saben (cómo acomodar) la etapa de la historia antes de la invención de la escritura conocida como la Prehistoria, de que tienen una “vaga” idea o concepto, o de que piensan en dinosaurios cuando escuchan la palabra “Prehistoria”, o en castillos medievales con la “Edad Media” (la cual al igual que la Prehistoria tiene subdivisiones), muchas veces ni saben cuánto tiempo duró uno u otro, pero el hecho de no saber definir bien el término “Prehistoria” o “Edad Media” adecuadamente, puede ser un problema en su desarrollo cognitivo, o para su bagaje cultural. Se concluye que ese concepto de cronología es el que más se les dificulta a los alumnos, sobre todo si tienen edad escolar, que no rebasan los 13 o 17 años, ya que está tan alejado del tiempo que se les hace más difícil recordarlo.
Lo cual quiere decir, que cualquier persona que se acerque al pasado está obligada a conocer el lugar exacto donde ocurrieron los hechos y a dar cuenta de las características de ese espacio.
Otra es que el niño nada más escucha y escribe lo que el maestro le va dictando, (la cual es una forma tradicional de la enseñanza de la historia) entonces es ahí cuando decimos que el niño se convierte en un individuo pasivo y se somete a ser receptor de información externa, como la que le otorga el maestro. Lo cual es un grave problema ya que el alumno no pone en práctica su poder de intelecto, mucho menos su pensamiento crítico. “Hay que desarrollar y fomentar el pensamiento crítico.” (De Gortari Hira, 1998).
De lo cual era lo que también mencionaba el historiador Enrique Florescano: “El estudio de la historia debe fomentar la idea de que el conocimiento es un proceso en constante renovación, y estimular el sentido crítico y el espíritu de observación” (Florescano, 2000).
Entonces, cuando no desarrolla su pensamiento de autoanálisis, no podrá tener herramientas para un futuro en el que le pedirán más delante su opinión pero el alumno se quedará pasmado y se mostrará introspectivo. Por eso se necesita implementar también la participación social del niño, que haya un diálogo entre el maestro y alumno para poner en práctica su proceso de enseñanza-aprendizaje con la sociedad y el mundo que le rodea. Ya que “La enseñanza de la historia es indispensable para el conocimiento del ser humano viviendo en sociedad.” (Florescano, 2000).
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