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PATRIMONIO EDIFICADO. POTENCIAL Y GESTIÓN


Enviado por   •  25 de Marzo de 2013  •  3.803 Palabras (16 Páginas)  •  558 Visitas

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PATRIMONIO EDIFICADO. POTENCIAL Y GESTIÓN

Joan Feliu Franch

Universitat Jaume I

Universidad César Vallejo

Hay lugares en los que el paisanaje es muy superior al paisaje, y otros en los que éste se lo pone muy difícil a aquel. En Perú debe pasar lo segundo: el paisaje urbano es tan memorable, que para que el paisanaje esté a su altura tendría que consentir que cada ciudadano fuese un relaciones públicas encantador. Y aún así, me consta que el paisanaje de aquí, al menos el que yo he conocido, es también muy singular. Mi discurso intentará reflexionar sobre la posibilidad de mantener o mejorar esta suposición.

Los reconocimientos, siempre insuficientes, siempre deficitarios, dan a la ciudad que los recibe una atmósfera de fiesta del espíritu, y dan a su geografía un espacio infinitamente mayor que el que ocupan en los mapas. Son además una ayuda a los que aman y estudian el patrimonio; una ayuda para abrir sus mentes y compuertas, una ayuda para comprender que en la historia del arte no hay un sólo camino sino incontables, y que no van forzosamente hacia delante, sino arriba y abajo, y con vueltas y revueltas, y en ocasiones a saltos, y en ocasiones a zancadas, y otras veces a pasitos.

Con cada protección del patrimonio se crea un ejemplo vivo de los distintos derroteros que los creadores eligen en este mundo que se quiere tan global, pero que escenifica a través de la historia y del arte, de la historia del arte, la riqueza incalculable de su diversidad.

De diversidad y de la necesidad de convivir con el patrimonio, es de lo que voy a hablarles.

La UNESCO, a través de sus últimas declaraciones se enfrenta al reto de reconocer un patrimonio común, respetando la diversidad de los pueblos integrantes.

Y hablando de diversidad, quisiera destacar algunas de las recomendaciones que desde Amsterdam se hicieron hace ya más de 25 años:

El patrimonio arquitectónico está formado, no sólo por nuestros monumentos más importantes, sino también por los conjuntos que constituyen nuestras sociedades antiguas y nuestros pueblos con su entorno natural o construido. El patrimonio arquitectónico testimonia la presencia de la historia y su importancia en nuestra vida.

La encarnación del pasado en el patrimonio arquitectónico constituye un entorno indispensable para el desarrollo y el equilibrio del hombre. Es una parte esencial de la memoria de los hombres de hoy y si se dejara de transmitir a las generaciones futuras con su riqueza auténtica y su diversidad, la humanidad sería amputada de una parte de la conciencia de su propia historia.

El patrimonio arquitectónico es un capital espiritual, cultural, económico y social de valores irremplazables. Además, lejos de ser un lujo para la colectividad, la utilización de ese patrimonio es una fuente de economía.

La estructura de los conjuntos históricos favorece el equilibrio armonioso de las sociedades. Estos conjuntos constituyen medios adecuados al desarrollo de un largo abanico de posibilidades.

El patrimonio arquitectónico tiene un valor determinante. La imagen y el contacto con él tienen una importancia decisiva en la formación de las personas.

Pero el patrimonio está en constante peligro. Está amenazado por la ignorancia, por la vejez, por la degradación de todas sus formas, y por el abandono. Cierto urbanismo es destructor cuando las autoridades son exageradamente sensibles a las presiones económicas y a las exigencias de la circulación. También la tecnología, mal aplicada, contribuye a la destrucción del patrimonio.

La conservación integral que buscamos es, por tanto, el resultado coordinado de técnicas de restauración y de la búsqueda de funciones adecuadas. La evolución histórica ha llevado a convertir a los centros degradados de las ciudades y, en ocasiones, de pueblos, en reservas de viviendas económicas. Su restauración debe de ser llevada con espíritu de justicia social y no debe significar el éxodo de los habitantes de condición modesta.

La conservación integral debe exigir la puesta en funcionamiento de medidas jurídicas, administrativas, financieras y técnicas. Deben utilizarse todas las leyes y reglamentos existentes que puedan concurrir a la salvaguarda y protección del patrimonio; el mantenimiento y restauración del patrimonio arquitectónico debe gozar de todas las ayudas e incitaciones financieras necesarias, comprendidas las medidas fiscales, y éstas deben ser al menos iguales que las que se conceden a las nuevas construcciones; y los arquitectos, los técnicos, las empresas especializadas y los artesanos cualificados para la restauración deben de contar con el apoyo que generen las medidas anteriores.

La ayuda de todos es indispensable para el éxito de la conservación integral. Cada generación no dispone de ese patrimonio más que a título vitalicio y es responsable de su transmisión a futuras generaciones.

Pero aclaremos que estos principios se materializarán sólo mediante la implantación de medidas jurídicas y administrativas que creen un ambiente favorable al lanzamiento de proyectos de conservación, tales como la adopción de estrategias urbanísticas y de planificación con conciliación de exigencias culturales de conservación y de rentabilidad de las operaciones, o nuevos procedimientos jurídicos para movilizar inversiones en conservación y rehabilitación.

Con medidas así se reconocerían las ventajas económicas que puede suponer la recuperación patrimonial, especialmente inmobiliaria, pero también exigirían la cooperación entre las autoridades locales y estatales, y las empresas y asociaciones implicadas en la recuperación del patrimonio, y aún más, la conveniencia de una política europea coherente y sistemática que tenga como fin la práctica de una política fiscal para que los bienes culturales no sean únicamente causantes de gasto, sino también un factor beneficioso para la sociedad en todos los sentidos.

Pero para todo ello hay que insistir en la necesidad de crear un medio favorable al lanzamiento de proyectos mediante una política apropiada de planificación y urbanismo, en institucionalizar incitaciones financieras, en otorgar apoyos jurídicos y fiscales, y en prestar especial atención a la promoción del mecenazgo, el patrocinio y el sponsoring.

Sería así mismo conveniente planificar medidas financieras consistentes en subvenciones y tratamientos fiscales favorables a las acciones sobre los bienes protegidos, además de la citada potenciación del mecenazgo y el patrocinio. Resulta absurdo que una legislación establezca beneficios para la rehabilitación de edificios para su uso como vivienda y no los extienda a otras rehabilitaciones con otros destinos, así como que el régimen fiscal y de ayuda para las edificaciones

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