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Cuando la cuna está vacía


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2015  •  Resumen  •  4.612 Palabras (19 Páginas)  •  308 Visitas

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SEMINARIO BIBLIO PENTECOSTAL CENTROAMERICANO

CENTRO MODULAR CHIQUIMULA

MODALIDAD SEMANAL – NOCTURNO

Curso:                        Familia Cristiana Contemporánea

Nivel Académico:                Licenciatura en Ministerio Cristiano

Facilitador:                        Lic. Herman Emilio Fuentes Escobar

Alumno:                        Carlos Conrado Calderón López

Chiquimula, 25 de noviembre de 2014

Introducción:

Cuando la cuna está vacía es una investigación con respuestas para las parejas que están luchando con esta profunda angustia personal, los autores John y Sylvia Van Regenmorter cuentan su experiencia y las de otras personas para ayudarle a elegir sus opciones, sugerirles la ayuda médica apropiada, enfrentarse a la presión de la familia y los amigos y algo que cobra gran relevancia, proteger su matrimonio.

Si usted ha luchado frente a la infertilidad, el aborto espontáneo, las alternativas de adopción o hayan decidido vivir positivamente como una familia de dos, encontrarán consuelo, sabiduría y sobre todo consejos bíblicos.

Para quién está escrito:

  • Matrimonios que encuentran dificultades para tener un bebé;
  • Cónyuges que descubren que la infertilidad está perjudicando su matrimonio;
  • Creyentes que se dan cuenta de que no tener hijos está debilitando su fe;
  • Cónyuges que perdieron hijos en un aborto espontáneo al nacer;
  • Los que piensan adoptar un niño y
  • Miembros de la familia, pastores, consejeros y otros que quieren entender a aquellos cuyas cunas están vacías.

I. El viaje comienza (escribe Sylvia)

Se pueden usar muchas metáforas para imaginarnos el problema de la infertilidad, pero el que más le gusta a la escritora del libro es la de un viaje.

Me gusta -dice ella- porque un viaje tiene un principio y un fin, tiene un propósito, no carece de sentido.  Conlleva actividad, en vez de pasividad.

La infertilidad es un viaje emocional; antes de que se complete experimentará todas las emociones conocidas por el ser humano.

A. Primer paso: La niebla

Es así como comienza el viaje, quizá ha estado casada durante varios años y no ha tenido ningún hijo. Tal vez tomó la píldora durante uno o dos años mientras se adaptaba a la vida de casada, pero ya no ha tomado el anticonceptivo durante algún tiempo y nada ha pasado.

Iniciamos nuestro matrimonio con esperanzas, planificamos en qué tiempo tendríamos nuestro primer hijo, es más unos meses después de nuestro matrimonio habíamos acordado tener dos hijos y hasta elegimos los nombres John Mark y Sarah; quizá nos imaginamos que el embarazo vendría fácilmente, porque la mayoría de parejas jóvenes dan por hecho que van a tener hijos; pero las personas a nuestro alrededor en el mismo tiempo habían tenido hasta tres hijos, por eso nos preguntamos si el Señor tiene otros planes para nosotros.

Mientras esperaba en el consultorio de un Doctor Sylvia le preguntaba a Dios  ¿por qué le das un sexto niño a una familia que ya tiene cinco por que busca un varón? ¿por qué no me hiciste quedar embarazada en vez de esa adolescente inmadura que prefiere practicarse un aborto?

B. Segundo paso: El descubrimiento

Muchas parejas dejan pasar tres, cuatro, o hasta cinco años antes de enfrentarse al problema. Dejar que pase tanto tiempo sin buscar tratamiento médico es un grave error.

A pesar de que las estadísticas indican que cuarenta y cinco por ciento de todos los casos de infertilidad se deben a un factor masculino, muchas parejas dan por hecho que el problema radica en el lado femenino del matrimonio. En la mayor parte de los casos es la esposa que va a la primera cita con el médico, normalmente sola y es quien se somete a la primera serie de pruebas.

Usted sigue en la niebla hasta que se da cuenta que algo anda mal. Ya debería haber quedado embarazada, cada mes espera lo mejor, pero cada mes termina decepcionada de nuevo. Comienza a sentirse preocupada: ¿Qué pasa? Todas mis amigas están quedando embarazadas; ¿por qué no puedo yo?

Después de dos años de tratar de quedar embarazada, decidimos buscar la ayuda de un especialista en infertilidad, después de hacernos varios exámenes pronto quedé embarazada, pero perdimos a nuestro bebé en solo ocho semanas. Nos sentimos profundamente decepcionados, pero sabíamos que Dios proveería.  Seis meses más tarde quede embarazada otra vez y de nuevo tuve un aborto espontáneo.

C. Tercer paso: La sacudida

Luego de exámenes físicos completos donde se toma en cuenta la edad de la pareja, la duración del problema de infertilidad, si hubo embarazo previo, incluso cualquier complicación, la regularidad del ciclo menstrual, la calidad de los espermatozoides, la ovulación y la abertura de las trompas de Falopio, etc. para determinar cuál es el problema, su doctor ha descubierto que algo anda muy mal con usted o con su esposo, no vaya sola a la cita asegúrese que  su esposo la acompañe es mejor afrontar la situación juntos.

Cada caso tiene un diagnóstico diferente, diferentes probabilidades, riegos, por supuesto implica tener que emplear más tiempo, más dinero, más visitas al médico, más exámenes, más medicamentos, incluso práctica de cirugías, en algunos casos todo esto vale la pena, se consigue el tan ansiado resultado, otras personas hacen el viaje con resultados negativos, y siguen intentándolo una y otra vez, pero en el peor de los casos el diagnóstico de inmediato les corta las alas de la esperanza y les dice que no hay ninguna posibilidad de ser padres.

A veces nos preguntamos cuántas parejas a las que “Dios ha unido” han sido separadas por la terrible realidad de la infertilidad a largo plazo.  El doctor en filosofía Frank van  Balen, halló un aumento de casi el doble en el índice de divorcios entre las parejas que no tienen hijos.

D. Cuarto paso: negación y enojo

En algunas personas sucede que avanzan sin prestar atención a los obstáculos que se le presentan.  Aunque talvez no se da cuenta, se encuentra en un estado de negación.

Convencida de que el diagnóstico es incorrecto, se dice: “Tiene que haber un error, quiero que me hagan de nuevo la prueba”.  La negación puede cambiar de dirección rápidamente hacia las espinas del enojo. Tal vez se enoje con su médico: “Él es tan insensible, tan incompetente, tan caro”.

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