LA CUESTIÓN DEL OTRO. HORACIO BANEGA

 LA CUESTIÓN DEL OTRO.                               HORACIO BANEGA

La formación de la identidad gira en torno al ser y la existencia de cada persona como individuo, como un ser separado, singular e indivisible, como una totalidad diferenciada y unitaria. Algunas tesis al igual que las concepciones evolutivas clásicas, han defendido la unicidad del sí mismo, el sentido de unidad y de continuidad de la experiencia, en su consideración de lo que significa ser y desarrollarse como persona, como un individuo humano, experiencia en la que juega un importante papel la identidad. Podemos entender la identidad como la parte del concepto de uno mismo que facilita a la persona un aspecto unificado de su yo personal y social, una imagen en la que ese yo se afirma, puesto que la identidad permite al sujeto tomar conciencia de sí mismo, de su lugar en el mundo y en relación a los demás.

La cuestión de la identidad es el trasfondo de la misma. La cuestión del otro  presupone la identidad de un yo o de un nosotros. La cuestión de la identidad, ya sea colectiva, individual o grupal, y la resolución de este problema, tienen, ambos, consecuencias prácticas, esto es, adhesión o rechazo a determinado modo de vida, a determinado tipo de relación con el estado o a maneras de hacer política.  

Se destacan tres visiones de la subjetividad que enmarca la cuestión del otro, que van a determinar luego el campo de oposiciones dentro de los distintos conceptos y de los distintos problemas que surgen a partir de estos planteos teóricos. Por un lado por parte de la filosofía, el yo que se auto fundamenta a sí mismo y que es transparente, que sabe en cada momento que es lo que hace y por qué lo hace, que tiene una división entre el cuerpo y la mente. Luego, el punto de vista de la tercera persona del empirismo, en el mundo contemporáneo, en la figura del científico, donde desaparece la interioridad y hay una pura  exterioridad; donde el ser humano es un animal más, del que hay que observar su comportamiento y cuya interioridad permanece inaccesible. Finalmente, una tercera  posición que aparece en la revolución francesa de 1789, que intenta sintetizar lo mejor de cada posición anterior, pero que  plantea una función universal en cada ser humano, que por lo tanto incluye a los otros y que es ahistorica.

El problema real de la cuestión del otro, es justamente que hacemos las minorías, que hacemos con las minorías, que pasa con el problema de la dominación política entre distintos tipos de minorías en relación con el estado y la sociedad civil. Una de las teorías relevantes dentro de este tema es la de Pierre Bourdieu, con su teoría social y su relación con la dominación simbólica.

La teoría de Bourdieu está constituida por un conjunto de conceptos relacionados entre sí y que no se entienden sino en relación con otros. El punto de partida del análisis de lo social es el momento objetivista o de la indagación, en el cual nos abocamos a caracterizar las estructuras sociales externas, lo objetivo, lo social hecho cosa. El segundo momento del análisis será el subjetivista, la consideración de las estructuras sociales internas, subjetivas, o lo social hecho cuerpo. Lo que intenta  comprender Bourdieu es la manera en que se produce esta adecuación entre la conciencia de los agentes y las estructuras sociales. Los conceptos más generales aquí son “habitus” que remite al subjetivismo y se refiere a las formas disposiciones, o a las disposiciones a actuar de determinada manera en un determinado campo; y “campo” que remite al objetivismo y entendemos por este concepto una esfera autónoma dentro de la sociedad, que no designa una autonomia absoluta sino relativa, es parcialmente respecto al Estado.

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