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Trabajo de MIEDO A LA LIBERTAD


Enviado por   •  23 de Junio de 2017  •  Trabajo  •  2.181 Palabras (9 Páginas)  •  310 Visitas

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MIEDO A LA LIBERTAD

habla de la psicología individual y las observaciones obtenidas por medio del procedimiento psicoanalítico en sus minuciosos estudios de casos individuales. Si bien el psicoanálisis no satisface del todo la norma que durante muchos años constituyó el ideal de la psicología académica, o sea el de aproximarse lo más posible a los métodos experimentales de las ciencias de la naturaleza, no puede negarse, no obstante, que se trata de un método completamente empírico, fundado en las cuidadosa observación de los pensamientos, sueños y fantasías individuales, luego de haber sido liberados de la censura. Sólo una teoría, psicológica que utilice el concepto de fuerza inconsciente puede penetrar en las oscuras racionalizaciones que hallamos al analizar al individuo o la cultura.  La idea de que los motivos que la gente cree constituyen la causa de sus acciones, pensamientos o emociones, sean necesariamente aquellos que en la realidad los impulsa a obrar, sentir y pensar de esa determinada manera.  Al estudiar la psicología individual como base de la comprensión de la psicología social, hacemos algo comparable a la observación microscópica de un objeto. Eso es lo que nos permite descubrir los detalles mismos de los mecanismos psicológicos, cuyo funcionamiento en vasta escala podemos observar en el proceso social. Una persona será llamada normal o sana si es capaz de cumplir con el papel social que le toca desempeñar dentro de la sociedad dada. Más concretamente, ello significa que dicha persona puede trabajar según las pautas requeridas por la sociedad a que pertenece y que, además, es capaz de participar en la función de reproducción de la sociedad misma, es decir, está en condiciones de fundar una familia. Si bien ellas difieren en cuanto al grado en que fomentan la expansión individual, siempre hay una discrepancia entre el propósito de asegurar el fluido funcionamiento de la sociedad y el de promover el desarrollo pleno del individuo. Este hecho obliga necesariamente a distinguir de una manera bien definida entre los dos conceptos de salud o normalidad Uno es regido por las necesidades sociales, el otro por las normas y valores referentes a la existencia individual.  Suponen que la persona bien adaptada socialmente es muy valiosa desde el punto de vista humano y personal. Si diferenciamos los dos conceptos de normal y neurótico de la manera indicada, llegamos a esta conclusión: la persona considerada normal en razón de su buena adaptación, de su eficiencia social, es a menudo menos sana que la neurótica, cuando se juzga según una escala de valores humanos. Frecuentemente está bien adaptada tan sólo porque se ha despojado de su yo con el fin de transformarse el neurótico puede caracterizarse como alguien que no estuvo dispuesto a someter completamente su yo en esta lucha. Por supuesto, su intento de salvar el yo individual no tuvo éxito y, en lugar de expresar su personalidad de una manera creadora, debió buscar la salvación en los síntomas neuróticos, retrayéndose en una vida de fantasía  desde el punto de vista de los valores humanos, este neurótico resulta menos mutilado que ese tipo de persona normal que ha perdido toda su personalidad. una sociedad puede ser llamada neurótica cuando sus miembros ven mutilada la expansión de su personalidad. Puesto que el término neurótico sirve con tanta frecuencia para indicar la carencia de funcionamiento social  El otro camino que se le ofrece es el de retroceder, abandonar su libertad y tratar de superar la soledad eliminando la brecha que se ha abierto entre su personalidad individual y el mundo. Este segundo camino no consigue nunca volver a unirlo con el ambiente de aquella misma manera en que lo estaba antes de emerger como individuo, puesto que el hecho de su separación ya no puede ser invertido; es una forma de evadir una situación insoportable que, de prolongarse, haría imposible su vida. Este camino, por lo tanto, se caracteriza por su aspecto compulsivo, tal como ocurre con los estallidos de terror frente a alguna amenaza; también se distingue por la rendición más o menos completa de la individualidad y de la integridad del yo. Algunos de tales mecanismos de evasión son de importancia social relativamente reducida; pueden observarse en grado algo notable únicamente en individuos atacados por trastornos mentales y emocionales de carácter grave. 1. El autoritarismo El primer mecanismo de evasión de la libertad que trataremos es el que consiste en la tendencia a abandonar la independencia del yo individual propio, para fundirse con algo, o alguien, exterior a uno mismo, a fin de adquirir la fuerza de que el yo inindividual carece; o, para decirlo con otras palabras, la tendencia a buscar nuevos vínculos secundarios como sustitutos de los primarios que se han perdido. Las formas más frecuentes en las que se presentan las tendencias masoquistas están constituidas por los sentimientos de inferioridad, impotencia e insignificancia individual. Los vínculos masoquistas son fundamentalmente distintos de los vínculos primarios. Éstos existían antes que el proceso de individuación se hubiera completado. En ese entonces el individuo todavía formaba parte de su mundo social y material y no había emergido por entero del ambiente. Los vínculos primarios le otorgaban genuina confianza y la seguridad de saber a qué lugar pertenecía. Los vínculos masoquistas son una forma de evasión, de huida. El yo individual ya ha emergido como tal, pero se siente incapaz de actualizar su libertad; se siente abrumado por la angustia, la duda y la sensación de impotencia El yo intenta hallar seguridad en los vínculos secundarios —así podríamos llamar a los lazos masoquistas—, pero su intento nunca puede tener éxito El sadismo, en el sentido que le hemos asignado, puede también resultar relativamente exento de carácter destructivo y mezclarse con una actitud amistosa hacia su objeto. Este tipo de sadismo amistoso ha hallado una expresión clásica en la obra de Balzac, Ilusiones perdidas, donde hallamos una descripción que se refiere a esa peculiar característica que hemos denominado necesidad de simbiosis La actitud del carácter totalitario hacia la vida, su filosofía toda, se hallan determinadas por sus impulsos emocionales. El carácter autoritario prefiere aquellas condiciones que limitan la libertad humana; gusta de someterse al destino. Y lo que éste ha de significar para él depende de la situación social que le toque en suerte. 2 la destructividad.  La destructividad difiere del sadomasoquismo por cuanto no se dirige a la simbiosis activa o pasiva, sino a la eliminación del objeto. Pero también los impulsos destructivos tiene por raíz la imposibilidad de resistir a la sensación de aislamiento e impotencia. Puedo aplacar esta última, que surge al compararme con el mundo exterior, destruyendo las cosas y las personas. 3 Conformidad automática. Este mecanismo constituye la solución adoptada por la mayoría de los individuos normales de la sociedad moderna. Para expresarlo con pocas palabras: el individuo deja de ser él mismo; adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales, y por lo tanto se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo y tal como los demás esperan que él sea. La discrepancia entre el yo y el mundo desaparece, y con ella el miedo consciente de la soledad y la impotencia

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