COMPRENDER A LOS NIÑOS Y NIÑAS PARA TRANSFORMAR LA PRÁCTICA EDUCATIVA
Enviado por alexa202 • 10 de Enero de 2013 • 1.277 Palabras (6 Páginas) • 605 Visitas
COMPRENDER A LOS NIÑOS Y NIÑAS PARA TRANSFORMAR LA PRÁCTICA EDUCATIVA
Es mejor hacer un inventario de las ideas psicológicas que subyacen a nuestra práctica y que utilizamos cotidianamente, que esperar cómodamente instalados en nuestras creencias intuitivas a que alguien construya para nosotros una teoría"
Las tareas escolares requieren ser instrumentadas y controladas continuamente a través del lenguaje verbal. Y éste resulta más inoperante cuanto más pequeños sean los niños y niñas.
La educación infantil (Montessori) fue pionera en dar el viraje hacia el "modelo" de actividad de carácter empirista -y no me parece casualidad que lo hiciera siguiendo los pasos de ciertos educadores de niños y niñas con graves problemas de desarrollo (Séguin, ltard), Con quienes también resultaba inoperante el lenguaje verbal.
El viraje consiste fundamentalmente en quela tarea sea inducida directamente por las características del material que se oferta -y que se pueda prescindirías de la mediación del lenguaje.
La construcción conceptual supone descubrir diferencias pero también organizarlas generalmente hay que ordenar las diferencias y/o utilizarlas para clasificar. Y ordenar jerárquicamente las clases resultantes. Y esto no es posible sin la utilización de un sistema de representación simbólica que permita situarse más allá de lo perceptivo, necesariamente concreto y singular.
En ese contexto de una actividad más amplia donde la percepción cobra sentido para el sujeto y los datos perceptivos se incluyen y se ponen al servicio de una organización que les sobrepasa -la teoría piagetiana nos ofrece una magnifica radiografía de cómo sucede esto (Piaget, 1969).
Cuando un sujeto tiene una intención concreta es porque de alguna manera puede representarse de forma anticipada lo que quiere y cómo lo puede conseguir. Esa representación anticipada es lo que permite que el sujeto regule todo el proceso de manera que se hagan realidad las intenciones que persigue (La casa y Villuendas, 1988).La intencionalidad y la representación anticipada de la actividad hacen que la actividad tenga sentido para el sujeto que la realiza. El desarrollo de la actividad podrá contribuir a la construcción del conocimiento en la medida que provoque reorganizaciones novedosas de las representaciones puestas en juego.
El profesor podría intervenir en la actividad de los niños y niñas siempre que no subvierta el proceso alejándolo de las intenciones que lo guiaban y desvirtuándolo bajo el pretexto de rentabilizarlo en pro de unos objetivos que sólo tienen sentido para ellos. Ejemplos de actividades que siempre suelen tener sentido para los niños y niñas de educación infantil son el juego las actividades de la vida cotidiana tales como la alimentación, la higiene, el cuidado de uno mismo., el cuidado de las cosas, plantas y animales, la comunicación con los demás y la participación en fiestas o celebraciones.
Participar en actividades conjuntas.
“Establecer puentes que faciliten el paso de lo desconocido a lo nuevo no consiste en ofrecer al alumnado las pautas o modelos a seguir, sino en facilitarles claves de interpretación que les abran nuevos niveles de comprensión"
El proceso de reconstrucción de actividades con sentido para el niño o niña es interdependiente y solidario del proceso de constitución de su subjetividad. Ambos procesos tienen sus raíces en las expectativas de quienes acogen a ese niño o niña recién nacido: es a ellos a quienes corresponde otorgarle el estatuto de sujeto comportándose como si lo fuese desde un principio.
Y es en la interacción con quienes le tratan de antemano como sujeto donde el niño descubrirá el sentido de la comunicación humana, aprenderá a confiar en quienes le cuiden, empezaran a disfrutar del hecho de compartir una actividad y participará en ellas de forma cada vez más intencional. En definitiva, empezará a ser realmente sujeto (Kaye. 1986). En estos circuitos de interacción al adulto le corresponde anticiparse a las necesidades del niño o la niña interpretando como indicios de una demanda los gestos o gritos que todavía pueden no ser intencionales y responder
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