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Clinica Psicoanalítica


Enviado por   •  25 de Enero de 2013  •  2.087 Palabras (9 Páginas)  •  290 Visitas

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El conocimiento de la materia conocida como Clínica Psicoanalítica I tiene una vital importancia en el estudio profundo del psicoanálisis ya que fundamenta como base el entendimiento de una de las principales formas de trabajo dentro de una formación como Psicoanalistas de Niños y Adolescentes, es decir, el trabajo con el infante no solamente refleja una necesidad imperiosa de conocimiento para el trato con el niño (que en un momento se pudiera considerar como “problema”) sino que nos remite a diferentes expresiones de su entorno, lo que nos hace identificarlo principalmente como un fenómeno sumamente complejo donde se requieren, además de las herramientas técnicas para el abordaje diagnóstico y terapéutico, un sin fin de habilidades para adaptar dichas capacidades al universo del niño, el padre, su escuela, y su ámbito social.

Es entonces que el cursar el módulo de clínica psicoanalítica es crucial pero, para ser un iniciado en ello es prudente mencionar que Sigmund Freud (el padre del psicoanálisis) únicamente menciona en sus obras a un infante tratado de manera indirecta, es decir, por parte del padre, “Juanito” fue tratado para identificar sus simbolismos, su diagnóstico y su tratamiento. No fue sino Winnicott, quien es considerado como el padre del Psicoanálisis Infantil, Melanie Klein quien retoma la teoría psicoanalítica y agrega los términos de “Simbolismo Infantil” y Anna Freud quién además de realizar el trabajo correspondiente a los mecanismos de defensa, también aborda el psicoanálisis pedagógico como herramienta para el trabajo con los niños.

Otro dato importante que es necesario remarcar es el hecho que, esta corriente terapéutica es la única que oferta el trabajo con los niños mediante psicoterapia, ya que otras corrientes tales como el Humanismo y el Gestalt han sido intentos precarios para el entendimiento de la complejidad de este estudio.

Este proceso puede ser dividido en tres partes fundamentales: el proceso psicodiagnóstico, el proceso psicoanalítico y el fin del tratamiento. Cada una de estas partes están constituidas por sus aspectos teóricos que deben de ser aplicados cabalmente para que la meta sea cumplida.

Para que el proceso diagnóstico comience es necesario que el niño acuda a consulta por algún motivo manifiesto (este puede ser por una infinidad de razones tales como un comportamiento inadecuado en la escuela, en las actividades sociales, o en casa). Generalmente los padres o aquellas personas que se hacen cargo del niño acuden con la preocupación con respecto a una problemática presentada en función de modificar dicha conducta. No obstante en muchas ocasiones el motivo de consulta condensa o desplaza una variedad enorme de situaciones familiares, por lo que es necesario clarificar en un principio mediante el proceso diagnóstico, cual es la etiología, es decir el motivo latente que en un principio no puede estar muy clarificado dadas las mezclas entre el motivo de consulta real y lo expresado por la persona quien refiere.

En este momento los padres son un factor muy importante en el proceso terapéutico del infante, pues ellos son los que pueden llegar a delimitar en una menor o mayor medida el éxito del proceso. Consultar las diferentes expresiones del infante con el niño con los padres son factores que determinan en buen grado la forma en que se debe de trabajar así como identificar las diferentes circunstancias que emanan de la intencionalidad de la terapia ya que, si es que existen resistencias por parte de ellos, se dificultará y hasta cierto punto marcará si es que dicho proceso puede llegar a su fin.

Una vez que se hace la valoración del motivo de consulta (manifiesto y latente) así como la disponibilidad de los padres para el tratamiento psicoanalítico del infante, es imperativo generar una alianza terapéutica con el niño, quien en su momento podría presentar un obstáculo para su propio proceso. Una vez establecida esta alianza es necesario generar una actitud empatica con el niño manifestandole que, el hecho de presentarse a un espacio terapéutico no es un castigo ni una recompensa sino que es una forma de conocerle para que entonces, se convierta en un ente participativo y activo. Este proceso se le denomina encuadre, que es de suma importancia mantener durante todo el proceso ya que en el se delimitan tanto para los padres, el analista y el niño los alcances y limitaciones del proceso además de que este se reforzará cada vez que se rebase o que sean insuficientes para el tratamiento. Es necesario mencionar para este momento que el niño mostrará síntomas que reflejan su estado psíquico además de que es vital que se verifique el nivel de maduración tanto cognitivo como de integración yoica, sirvase de ello para orientar el proceso psicoanalítico.

Otro dato importante a mencionar es que, dentro del encuadre establecido tanto para padres e hijo tiene que ver con el espacio en el que se trabaja, donde el analista toma un rol pasivo, es decir, se integra al trabajo con el niño sin realizar ningún tipo de señalizaciones, diagnósticos aventurados o etiquetas. Esto permitiría al niño realizar manifestaciones de como es el niño en realidad previo a indagar por medio de interpretaciones fuera de tiempo, ya que esto tiene otro ámbito por el cual se llega a trabajar: El proceso psicoanalítico.

En este proceso el terapeuta se vale de diferentes herramientas para la implementación de un plan de trabajo que facilite al niño realizar las modificaciones psíquicas que respondan al motivo latente.

Estas herramientas son: el encuadre (como se ha mencionado líneas arriba, es una base fundamental en donde se genera una actitud empatica con el niño ademas de que se establece una alianza), la transferencia, la interpretación del dibujo, del sueño y el trabajo con los padres. A diferencia del trabajo analítico con el adulto, con quién se trabaja la asociación libre y la interpretación de los sueños como principales técnicas para el desenvolvimiento del trabajo psicoanalítico, el niño tiene algunas variaciones con respecto a la forma en la que se trabaja ya que a pesar de que exista una expresión verbal de sus percepciones, el grado madurativo es distinto a la de un adulto, por lo que se vale las herramientas como dibujar, hablar, jugar. Dentro del encuadre tanto con los padres como con el niño, la importancia de expresar que todo contenido expresado por el niño hacia el terapeuta o el terapeuta

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