Confesiones De Un Drogodependiente
Enviado por jairidiaz • 10 de Junio de 2012 • 1.475 Palabras (6 Páginas) • 721 Visitas
Confesiones de un drogodependiente
El aturdido joven se dirigió hacia una habitación, volvió con un grabador, y lo colocó sobre una mesa. Al lado del mismo se hallaba un vaso con un líquido viscoso. Hola, mi nombre es Patricio... sólo Patricio, no creo que merezca llevar apellido, el apellido de mi “perfecta familia”... Bueno, para comenzar soy un drogadicto en recuperación, no, soy drogadicto simple y llanamente, ¿a quién quiero engañar? Quiero que este casete lo entreguen al grupo de ayuda para drogadictos de la calle Fratzer 580, sea quien sea el que escuche esto: policía, doctor, o alguien del edificio... les quiero decir que yo fui a ese mismo grupo, hará tres años, y... me sirvió, creo... Bueno, antes que nada, es lo mejor que se puede hacer.
Para empezar, quiero que quede claro que yo no voy a contar la historia de un inseguro joven drogadicto, que fue a un grupo de ayuda y todos terminaron felices... odio eso, lo odio, pero tengo que ser sincero por lo menos una vez en la vida. La verdad... no sé por qué diablos estoy haciendo esto... supongo que me da algo de paz. Tengo 19 años pero el aspecto de alguien de 40, empecé a drogarme cuando tenía 15, tan sólo 15... en aquel entonces vivía con mi familia, una excelente familia adinerada. Pero... el problema en este caso fueron mis amigos... ¿amigos? ¡Eran unos verdaderos hijos de puta, y yo un perfecto pelotudo! Disculpen mi vocabulario, pero no estoy para formalidades.
Yo era un mimado hijo de ricos, excelente alumno, algo introvertido pero al fin, una buena persona. Tenía mis metas, quería ser abogado o ingeniero electrónico, formar una familia... sueños de adolescente, pura fantasía, que no me sirvió más que para acordarme día a día en la basura que me convertí. Teo y Max, ¿cómo olvidarlo? No eran del colegio; me enseñaron cómo pasarla bien con unos pocos dólares, que luego me fueron pidiendo a mí. Yo siempre había querido entrar a su “club”. Cuando salía del colegio me quedaba en una esquina y los esperaba, sabía que pasaban a las 17:40 con sus motos, luego las estacionaban frente a un bar... ¡Dios cómo los admiraba! Miraba a mis compañeros y les decía: “Yo voy a ser su amigo, ya van a ver” entonces todos se reían diciendo: “ Andá, si tu papi no te deja tomar ni una cerveza” Y ésa fue la gota que colmó el vaso. Cada día me fui acercando más y más, hasta que me aceptaron como uno de los suyos o... al menos eso creí. Teo tenía 27 y Max 25; me sentía alguien, sí, con ellos me sentía... vivo. A... las pocas semanas no sólo era cerveza, sino cigarrillos... marihuana, cocaína y así sucesivamente. Es que... ¿cómo explicarlo? Me sentía alguien, vivo, sí: vivo. Con las drogas me animaba a todo, el niño tímido y mimado desaparecía por completo. Yo estaba bien, muy bien. Pero... fue todo momentáneo, porque luego vino la mierda, y yo lo sospechaba porque jamás vi a Teo o Max drogarse... ellos me pidieron dinero por la droga; al principio no tuve problemas en conseguirlo, pero luego mis padres me lo negaron, ya era demasiado y sospechaban...
Yo estaba desesperado... ya la droga no era para poder pasarla bien, sino era una necesidad fisiológica de la cual no me podía escapar. Mi cuerpo pedía a gritos un poco de droga... yo no lo podía controlar, y realmente no lo pude. Escapé de mi casa y me fui a vivir con mis... “amigos”. Ellos mismos me enseñaron a robar, entraba a las casas armado y me llevaba todo lo que podía. Claro que gracias a mi padre nos encontraron y... a mi no me pasó nada, pero Teo y Max fueron a parar a la cárcel, ¿qué raro, no? Se hizo justicia... bueno... ahora que lo pienso bien no tenía nada de raro, pues mi padre era rico, y la justicia sólo es para los ricos, ¿no?En fin, los hijos de puta de Teo y Max fueron a parar al calabozo, pero no se llevaron mi sed de droga, los putos me dejaron el vicio... mis padres quisieron ayudarme y me mandaron a un grupo, a este grupo, donde pude conocer a chicos como yo. Cuando estaba con ellos sentía que la droga era una mierda, que no resolvía
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