Cómo Controlar El Estrés Estudiantil
Enviado por rm2121 • 17 de Noviembre de 2013 • 2.281 Palabras (10 Páginas) • 335 Visitas
Cómo Controlar el Estrés Estudiantil
Julián Melgosa
Gabriel, un estudiante de economía de segundo año, no podía soportarlo más. No podía concentrarse. Aunque tenía el libro de texto abierto delante de él, sus pensamientos estaban en otro lugar. Estaba atrasado en sus lecturas y deberes.
Y pronto tendría que entregar un informe escrito sobre estrategias de mercadeo de una compañía que todavía tenía que visitar. En dos semanas tendría un examen. Además, todavía tenía que asistir a clases, cumplir con su trabajo y prestar atención a su vida social. A esto se sumaban otras señales, y es que Gabriel no podía dormir bien. Se sentía incómodo, abrumado, y hasta ocasionalmente cruzaban su mente pensamientos suicidas.
Sin lugar a dudas, Gabriel necesitaba ayuda. Sin ella, estaba en camino hacia un problema mayor. Pero con un poco de persuasión decidió ver a un consejero. Después de unas pocas semanas de orientación, Gabriel tuvo su vida nuevamente bajo control.
¿Qué le pasaba a Gabriel? No era depresión. Por lo menos, no todavía. Su problema radicaba en el estrés, uno de los males comunes en la vida de los universitarios. ¿Pero cómo le ayudó la orientación profesional? ¿Cómo se le ayudó para mantenerlo alejado de la depresión? ¿Qué hubieras hecho tú bajo circunstancias similares?
¿Cómo funciona el estrés?
El estrés es una reacción fisiológica de nuestro cuerpo cuando nos encontramos frente a las demandas de la vida, resultando en tensión física y psicológica.
Cuando nuestros sentidos o nuestra memoria, o una combinación de ambos, nos advierten de una situación de tensión, el organismo completo se prepara para enfrentar el peligro. El estímulo puede ser real (por ejemplo, un automóvil que cruza con la luz roja de un semáforo frente a ti) o simbólico (preocupación de lo que podría suceder mañana durante la entrevista para un trabajo). Pero las reacciones fisiológicas son las mismas: la respuesta para la defensa o el escape.
¿Qué desencadena estas respuestas? La clave está en el hipotálamo, que es una pequeña glándula localizada en la base del cerebro que controla varias funciones vitales del cuerpo. El hipotálamo recibe los impulsos nerviosos que llevan consigo una señal de alarma. Con el fin de estar seguro de que los mensajes alcancen su destino, emplea dos vías independientes de comunicación. Primero, el hipotálamo trabaja a través de los conductos nerviosos empleando el sistema nervioso simpático; y segundo, actúa a través del torrente sanguíneo para alcanzar el sistema cortical de las glándulas suprarrenales. El sistema nervioso simpático, después de recibir la orden del hipotálamo, transmite el mensaje de alarma a través de conductos nerviosos hacia varios músculos y hacia la médula interior de la glándula suprarrenal. La médula inyecta epinefrina y norepinefrina dentro del torrente sanguíneo. Estas hormonas aumentan el estado de la excitación.
El hipotálamo también estimula la glándula pituitaria, la cual produce la hormona adrenocorticotrópica (ACTH, en inglés), también llamada la "hormona del estrés". El ACTH viaja a través del torrente circulatorio hacia la corteza de las glándulas suprarrenales y hacia otras glándulas endocrinas. Los efectos son inmediatos. La liberación de aproximadamente 30 hormonas produce los siguientes efectos:
• Aumento de la presión sanguínea y el ritmo cardíaco
• Aceleración de la respiración
• Dilatación de las pupilas
• Aumento de la transpiración
• Aumento de los niveles de azúcar en la sangre
• Rápida formación de cuágulos sanguíneos en caso de heridas
• Disminución de la actividad gastrointestinal
• Alteraciones en la piel (i.e., granos y cambios en la composición química)
Cuando las situaciones de estrés son frecuentes, ciertas funciones sufren (especialmente las de los sistemas gastrointestinales y cardiovasculares), y las probabilidades de contraer una enfermedad aumentan. Además de causar peligros a la salud, el estrés tiene efectos mentales y trastorna la conducta.
¿Es el estrés siempre negativo?
A pesar de los riesgos, el estrés no es completamente indeseable. La mayoría de los expertos en estrés están de acuerdo en que una cantidad moderada de tensión facilita el rendimiento. Hans Selye, uno de los pioneros en la investigación sobre el estrés, afirma que la ausencia total del mismo podría significar la muerte.1
Algunos experimentos realizados en animales prueban que un nivel muy bajo de estrés limita la calidad del rendimiento. Cuando el estrés es moderado, el rendimiento aumenta hasta alcanzar los niveles más altos. Finalmente, si el estrés es muy intenso y prolongado, el rendimiento disminuye. Eso es conocido como la Ley de Yerkes-Dodson (ver la figura 1).2
Este principio también se puede observar en los seres humanos. Imagínate a dos estudiantes universitarios más o menos de la misma habilidad y con una motivación inicial similar. El primero recibe incondicionalmente ayuda económica de parte de su familia. El segundo es apoyado con la condición de que mantenga un nivel académico elevado. Es muy factible que la moderada cantidad de estrés causada por el apoyo condicional, capacitará al segundo estudiante para obtener mejores notas que su compañero. ¿Te sorprende el hecho de que los rendimientos más altos se logren en el contexto de la competencia, o cuando se han propuesto metas elevadas? El estrés le da al individuo la energía adicional para triunfar.
El efecto del estrés
¿Pero qué sucede cuando alguien experimenta un nivel extremadamente intenso de estrés? ¿O, si el estrés no es excesivamente intenso, pero continúa por meses e inclusive, por años? Los efectos bajo esas condiciones pueden ser devastadoras, como lo demuestran muchos estudios psicológicos. Ha habido casos de soldados que murieron en el frente de batalla no por las heridas causadas por las armas de fuego, sino por la intensa tensión generada por el miedo. P.G. Zimbardo transcribe el caso de una mujer joven que fue admitida en un hospital porque tenía miedo de morirse.3 Diversos exámenes clínicos y observaciones mostraron que no había evidencia de mala función orgánica. La joven murió al día siguiente. Más tarde se llegó a saber que alguien había predicho en forma solemne que ella iba a morir antes de cumplir los 23 años de edad, y en efecto, dos días antes de cumplirlos, murió. Su propio miedo la mató. Casos como estos son poco comunes, aunque ilustran el efecto de situaciones de intenso estrés.
Sin embargo, es más frecuente, encontrar individuos que rinden mejor en su trabajo, en la situación familiar o los estudios gracias al estrés. En
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