Fetichismo

El término fetichismo fue dado a conocer en Europa por el erudito francés Charles de Brosses en 1757. Propuso una teoría de la evolución de la religión, donde el fetichismo decía, era el estado más primitivo de la religión. Luego fue seguido por los estados de politeísmo y monoteísmo, representando así una progresiva abstracción del pensamiento.

De hecho los fetiches son elementos importantes en todas las culturas primitivas de todo el mundo. La sangre es comúnmente considerada un poderoso fetiche, y en algunas partes de África el pelo de los blancos, es decir que el fetichismo es una parafilia a nivel mundial que es o no vista ya sea porque en ocasiones se es inconsciente o no se le toma en si relevancia ya que se realiza con naturalidad e incluso en ocasiones puede llegar a ser necesaria para llevar a cabo en la pareja hacia el orgasmo propiamente.

Otros estudiosos del siglo XVIII usaron el concepto de fetichismo para aplicar la teoría de la evolución a la religión. En el siglo XIX, filósofos, entre otros, como Herbert Spencer, destacada figura del evolucionismo filosófico, rechazaron la teoría de Brosses de que el fetichismo era la religión original.

El fetichismo se conoce en el ámbito psicológico como una parafilia que consiste en la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo a través de un objeto, es algo que el individuo necesita para alcanzar el goce sexual y nos habla de la vinculación erótica entre sujeto y objeto.

El fetichismo se considera una práctica inofensiva salvo en el caso de que provoque malestar clínicamente significativo o problemas a la persona que lo padece, o a terceros, pudiendo en este caso llegar a considerarse un trastorno patológico propiamente dicho. Algo de fetichistas tenemos todos cuando hablamos de un estereotipo por ejemplo a quienes les gustan las mujeres rubias o las de piernas torneadas o a quienes les gustan las mujeres que usan botas de cuero o zapatos con tacón, con portaligas, y a todas esas características les atribuimos la posibilidad del placer. (Alfred Binet)

Cuando hablamos de esta parafilia, nos da a entender que todos estamos en contacto ya sea por que podríamos encontrar una satisfacción o un placer tan solo en el estereotipo de pareja que se elija, que puede ser desde su aroma, su complexión, su forma de vestir, algún objeto que resulte atractivo para la otra persona, provocativo, e incluso placentero. En torno a las vestimentas, muchos juegan con la fantasía de ciertos disfraces u objetos propios de una edad o profesión. ¿Quién no ha alguna vez fantaseado con ver a su pareja vestida de una manera en particular como por ejemplo de enfermera o de colegiala? Eso también es un fetiche.

La lencería es uno de los fetiches sexuales más normales dentro de la sociedad, a cualquier chico le gusta ver a su novia con un corsé de encaje o unas medias de liguero o un conjunto bonito de sujetador.

Naturalmente se habla de fetichismo como una desviación sexual cuando constituye la única forma de satisfacción sexual posible para quien lo padece, mientras que existen formas de

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