Psicologia Evolutiva
Juacho_f107 de Diciembre de 2013
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Psicología Evolutiva I
El desarrollo psicológico y sus determinantes fundamentales
La psicología evolutiva se encarga del cambio a lo largo del tiempo. Su objeto de estudio es la conducta humana, tanto en los aspectos externos y visibles, como en los internos y no directamente perceptibles.
En primer lugar, de los cambios que se ocupa la psicología evolutiva tienen un carácter normativo o cuasi-normativo. Esto significa que los procesos de los que se ocupa son aplicables o bien a todos los seres humanos, o bien a un grupo grande de ellos. En oposición a los hechos normativos, los fenómenos idiosincrásicos se refieren a lo que es propio de determinados individuos.
En segundo lugar, los cambios de que se ocupa la psicología evolutiva tienen una relación con la edad, o mejor dicho, con el período de la vida humana en la que la persona se halle.
Por lo tanto se puede decir que, la psicología evolutiva es la disciplina que se ocupa de estudiar los cambios psicológicos que en una cierta relación con la edad se dan en las personas a lo largo de su desarrollo, es decir, desde su concepción hasta su muerte; los cambios de los que se ocupa la psicología evolutiva están mucho más cerca de lo normativo, que de lo idiosincrásico.
Cuando hablamos de edad en Psicología Evolutiva no nos referimos a una edad concreta, sin a uno de los períodos en los que se divide el desarrollo humano. En general, situamos los cambios entro de la primera infancia (0-2 años), los años previos a la escolaridad obligatoria (2-6), los años de la escuela primaria (6-12), la adolescencia (hasta el final de la segunda década), la madurez (desde los 20 hasta los 65-70 años) y la vejez (a partir de los 65-70 años).
Existen cambios psicológicos que están vinculados a la edad debido a la maduración. Cuando nacemos nuestro cerebro, nuestro sistema nervioso, nuestros músculos, tienen un cierto nivel de desarrollo, pero se encuentra en un estado evolutivo muy incipiente, pues una de las características típicas de los seres humanos es nacer con un alto grado de inmadurez.
Llega un momento en que lo fundamental de la maduración biológica ya ha ocurrido, como suceden una vez que se completan todos los cambios de la pubertad que transforman al cuerpo infantil en cuerpo adulto. A partir de ese momento (y hasta que empiezan a ocurrir cierto número de cambios relacionados con el envejecimiento) la maduración impone muy poco al desarrollo psicológico.
A partir de ahí, como vimos que ocurría para la adolescencia, la adultez y la vejez, la adscripción a márgenes de edad muy concretos se hace más y más complicada, pues son factores diferentes a la maduración los que deben tenerse en cuenta. Entre estos factores, deben mencionarse en primer lugar la cultura a la que se pertenece.
Conocer la cultura a la que una persona pertenece es en ocasiones insuficiente, ya que hay culturas que tienen una gran estabilidad y cambian muy lentamente, mientras que hay otras en las que los cambios son más sustanciales y acelerados. Por este motivo, hay que referirse al momento histórico en que se está produciendo el desarrollo humano en el interior de una determinada cultura. Cuanto más compleja sea una sociedad, más diversidad hay en su interior, por lo que se hace importante referirse a los subgrupos sociales que en ella existen.
Por último, existe otra fuente de variación que hace que no haya dos perfiles de desarrollo psicológico idénticos dentro de un subgrupo social determinado, en un mismo momento histórico y en el interior de una misma cultura, son los rasgos y características individuales que están presentes a lo largo de todo el proceso de desarrollo: tenemos caracteres genéticos personales, nacemos siendo distintos y luego vivimos desde el principio experiencias diferentes que van ejerciendo impacto sobre nuestro proceso de desarrollo, con lo que los perfiles psicológicos se van haciendo más marcadamente individuales a medida que nos alejamos del punto de partida de nuestro desarrollo.
Ésta disciplina psicológica se propone los tres objetivos que son típicos de todas las empresas científicas: la descripción, la explicación y la predicción. La psicología evolutiva se propone la identificación y descripción de los procesos de cambio de que se ocupa, proporcionando detalles de en qué consisten, cómo se manifiestan, cuál es su curso evolutivo característico, etc. Pero la descripción no es sino el primero de los pasos que hacen posible llegar a una correcta explicación del proceso de cambio de que se trate; una explicación que esta sujeta a diferentes hipótesis e interpretaciones. Cuanto mejor descrito y explicado esté un hecho o un proceso evolutivo, tanto mejor será la predicción que respecto a él y al desarrollo podremos hacer.
Historia social de la infancia.
Las ideas que actualmente tenemos sobre la infancia y los estilos de relación que tenemos con niños y niñas son fenómenos relativamente nuevos. Cuando un bebé sobrevivía a las numerosas dificultades a que su salud tenía que hacer frente, cuando se convertía en un niño o una niña de unos pocos años, tendía a ser considerado como un adulto en miniatura. Desde muy jóvenes los niños empezaban a participar en actividades productivas bajo la guía y le modelo de los adultos.
No es hasta el final del siglo XIX cuando empiezan a generalizarse movimientos en favor de la regulación del trabajo infantil, primero, y, después, de su proscripción. Con el siglo XX empieza a generalizarse la educación obligatoria, aunque su generalización no fue inmediata y su duración era para algunos muy corta. Las cosas fueron luego cambiando a favor de la infancia occideantal, paticularmente tras las dos grandes guerras de la primera mitad del siglo XX.
Antecedentes remotos de la psicología evolutiva.
Desde finales del siglo XVI y luego a lo largo de los siglos XVII y XVIII, movimientos religiosos y culturales como el protestantismo y la ilustración dieron lugar al descubrimiento de la infancia, su consideración como etapa distinta de la adultez y su tratamiento educativo diferenciado. En efecto, en los siglos XVII y XVIII hay filósofos cuyas concepciones sobre la naturaleza humana y su desarrollo se convierten en punt de partida de tradiciones de pensamiento que habrán de encontrar reflejo, pasados los siglos, en teorías evolutivas de gran impacto.
Suele considerarse que J. Locke es el iniciador de las posiciones filosóficas conocidas con el nombre de empirismo. De acuerdo con las ideas de este filósofo inglés, niños y niñas nacen sin contenidos psicológicos ni espirituales: ni ideas innatas, ni tendencia innata a portarse de una u otra manera. Por el contrario, en el momento del nacimiento la mente infantil es una página en blanco, una tábula rasa, y serán las experiencias que cada uno tenga, la estimulación y la educación que reciba, lo que irá llenando el psiquismo.
Por otro lado, J. J. Rosseau primero, y Kant después, tienen un punto de vista que defiende la existencia de determinadas características innatas del ser humano, ya se refieran a la bondad natural del niño y la existncia de un plan innato de desarrollo (Rosseau), o ya sea a la existencia de categorías innatas de pensamiento, como las de tiempo y espacio (Kant).
Pero la psicología evolutiva contemporána no se entiende del todo sin referencia a otro de sus antecedentes, Charles Darwin, el naturalista británico cuya teoría evolucionista expuesta a mitad del siglo XIX constituye uno de los ingredientes básicos de las modernas concepciones de la naturaleza humana.
Mientras que el empirismo de Locke y sus desarrollos posteriores estuvieron bastante confinados al ámbito cultural anglosajón, y mientras que el innatismo de Rosseau y otros filósofos centroeuropeos floreció sobre todo en la cultura continental, las ideas de Darwin fueron muy influyentes a uno y otro lado, constituyendo uno de los pilares de la cultura occidental.
Los grandes modelos evolutivos hasta la década de 1960.
La psicología evolutiva estadounidense aparece desde principios del siglo XX muy pegada a los hechos y a la observacón de la conducta. Preuba de ello es el trabajo desarrollado por A. Gesell, un investigador interesado por el análisis detallado de los procesos de crecimiento y maduración.
Pero si la psicología evolutiva estadounidense de la primera miad del siglo XX puede ser descrita por referencia al mecanicismo no es fundamentalmente por la obra de Gesell, sino por el surgimiento y posterior desarrollo del conductismo. El término mecanicismo tiene que ver con la idea de que la conducta surge y se moldea a través de la experiencia: lo importante no es lo que está dentro del organismo, sino aquello que desde fuera le llega y moldea. La demostración inicial se llevó a cabo sobre una conducta tan humana como es la emoción, en manos de J. B. Watson.
Después de Watson, el conductismo estadounidense tomó varias direcciones. La desarrollada por Hull, por ejemplo, pone énfasis en la distinción entre los impulsos primarios (como el hambre y la sed) y los secundarios ( el adulto que sacia y refresca) y en el hecho de que para asegurarse la proximidad y el afecto de los adultos, los pequeños adquieren toda suerte de conductas que saben que les agradan. La desarrollada por Skinner puso el énfasis en las consecuencias agradables o desagradables que siguen a la producción de una determinada conducta (condicionamiento operante), entendiendo que las metas que se buscan se relacionan no sólo con la satisfacción de necesidades instintivas, sino también con la necesidad de aprobación, afecto, diversión, etc.
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