Situación De Intervención En Una Escuela Secundaria
Enviado por nanydog73 • 5 de Junio de 2015 • 1.673 Palabras (7 Páginas) • 169 Visitas
Situación de intervención en una escuela secundaria
Una escuela secundaria solicitó colaboración al equipo de orientación escolar –un psicólogo y una psicopedagoga- a fin de recibir asesoramiento ante diversas “situaciones de indisciplina” de alumnos, tal como la rectora y vicerectora las denominaron, en el momento de convocarlos. Los principales conflictos por los que consultaron al equipo fueron: agresión entre pares, falta de respeto a docentes y preceptores, reiteradas faltas a las normas escolares por parte de determinados alumnos: llegadas tarde, inasistencias continuadas, falta de compromiso con el aprendizaje y desinterés, además de los comportamientos agresivos.
Paralelamente, el equipo se entera durante su visita, de que la escuela se encuentra organizando su sistema de convivencia: el equipo directivo se halla postulando y eligiendo representantes de docentes, alumnos y padres para conformar el consejo de convivencia y decidiendo de qué manera escribir, en conjunto, el reglamento para fijar las normas de convivencia. El día que el equipo acude por primera vez a la escuela se desarrolla en sala de profesores un intenso debate en torno a lo que se consideran faltas graves y leves así como a las sanciones que corresponde, según unos y otros, imponer ante cada tipo de trasgresión. Los desacuerdos se dejan oír con facilidad pero pronto se hace la hora de volver a clase y la discusión termina abruptamente.
En la primera reunión con el equipo, la rectora comenta que ha propuesto a docentes, tutores, preceptores y alumnos realizar un diagnóstico institucional como paso previo a la elaboración del reglamento, como forma de reconocer problemas, necesidades y formas de funcionamiento institucional ya instalados y que juegan en contra de la convivencia institucional. Según su perspectiva, a partir del conjunto de visiones desde los diversos actores de la institución se hará posible la definición de normas consensuadas de convivencia, así como la definición de lo que se consideran faltas leves o graves y sus consecuentes sanciones.
Sin embargo, a la vicerrectora le interesa que el equipo de orientación intervenga lo antes posible en relación a los alumnos por los cuales se los había convocado, más que ponerlo al tanto de los avances en el sistema de convivencia y se apresura a relatar las diversas situaciones de conflicto suscitadas por esos alumnos. Llama al coordinador de tutorías quien cuenta con un registro exhaustivo de las indisciplinas tanto a través de informes elaborados por cada profesor como por los libros de actas labradas en cada situación. Ofrece al equipo, asimismo, acercarse a la reunión de tutorías de los primeros años al día siguiente ya que afirma que, allí, entre los tutores, contarán con toda la información relativa a estos alumnos, sus familias, sus historias escolares, rendimiento académico, trasgresiones anteriores, etc.
El equipo acepta acudir al día siguiente y comienza ya a entrevistar a los alumnos derivados a fin de escuchar, en sus propias palabras, acerca de sus situaciones escolares, familiares, historias personales, expectativas hacia la escuela, motivaciones o desmotivaciones para responder a la demanda escolar, intereses más allá de lo escolar, formulación de sus propios proyectos de vida, etc. En algunos casos, se proponen entrevistar a los padres o adultos referentes cercanos a fin de conocer otros aspectos de la situación de estos jóvenes y para hacerles saber que un equipo de profesionales estaba trabajando en la escuela interesándose en la situación de algunos chicos o chicas que requerían atención.
En la totalidad de las entrevistas los alumnos expresaron su dificultad para aceptar o bien, su rechazo a la propuesta de la escuela en un sentido general, tanto pedagógica como organizativa y vincular: modos de enseñanza, clima institucional, modos de relación con adultos, espacios de trabajo, tiempos de clase y ocio, formas de evaluación, etc. En gran parte de las conversaciones se escuchó la disconformidad con el trato de los adultos hacia ellos (docentes, preceptores, directivos); en algunos casos, manifestaron haber contado con apoyo de algún adulto para resolver sus problemas de aprendizaje o de relación con otros (charlas con tutor o docente con el que había una mejor relación, por ejemplo), en pocas situaciones expresaron que la entrevista en la escuela con alguien de la familia hubiera tenido alguna repercusión para mejorar lo que les sucedía. Una parte de estos chicos o chicas vivían inmersos en problemáticas familiares importantes, padres desempleados, dificultades de vivienda, desencuentro en la relación con sus padres u otros familiares con quienes convivían, o bien sus relatos daban a entender que no contaban con un adulto referente que, para ellos/as, pudiera acompañar su escolaridad. En general, se trataba de jóvenes sobre los que recaían responsabilidades que los adultos de la familia no podían asumir. Otras situaciones no presentaban, aparentemente, estas problemáticas familiares.
El equipo propuso a estos jóvenes mantener una serie de entrevistas con regularidad semanal, donde pudieran plantear su situación personal y escolar sin que se sintieran inhibidos, sancionados o coartados en sus expresiones. Se focalizó progresivamente la atención en delimitar qué aspectos de su escolaridad podían ser transformados desde su posicionamiento personal y qué aspectos requerían otros tipos de intervención, más
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