El Desafio Inesperado Edgar Morin

La persistencia, expansión e intensificación del conflicto armado es el principal factor de violencia en Colombia. Cerca de 3 millones de personas han sido expulsadas de sus residencias. Entre 1995 y 2005 al alrededor de 1.772.000 personas fueron obligadas a abandonar sus lugares de origen. Los grupos paramilitares y las guerrillas son los principales responsables de los desplazamientos en Colombia, entre los años 1995 y 2003 la población desplazada fue forzada a abandonar 4.8 millones de hectáreas. El desplazamiento forzado a generando una serie de transformaciones en los pequeños y medianos municipios, las grandes ciudades y capitales son el mayor albergue de las poblaciones desplazadas, los mayores flujos de expulsión hacia regiones distintas a las de origen se identifican en la región pacífica y en la central, los desplazamiento individuales y unifamiliares constituyen el mayor porcentaje. La población más afectada son las mujeres, niños y niñas de los cuales el 50% son menores de 15 años, en comparación de los hombres en un 6%, los pueblos indígenas y comunidades afrocolombianas también son sometidos al destierro y al despojo. La población se encuentra en una extrema vulnerabilidad de desprotección y a la perdida de bienes patrimoniales, de ahí los bajos niveles educativos, dificultades para mantener a los hijos, escases de trabajo y límites de accesos a la protección social. La pérdida de los bienes patrimoniales afecta la calidad de vida y el bienestar de la población, el 60% de las familias dejo abandonado sus bienes, solo un 50% de la población desplazada accede a la básica primaria, entre el 13% y el 21% alcanza nivel secundario, entre tanto el 1% alcanza estudios superiores. Entre el 10% y un 25% no han cursado estudios formales y muchos son analfabetas. Más de la tercera parte de las personas padecen enfermedades, se registran casos de embarazos y maternidades prematuras en niñas de 15 años, la desprotección del servicio de salud afecta a la mitad de la población. La cobertura de salud es inferior al 50% al régimen subsidiado y las pensiones son inexistentes. El desplazamiento implica la pérdida del empleo, el ingreso de las familias es de $148.000 mensuales esta es una situación de pobreza y extrema vulnerabilidad. Según el sistema RUT el 58% de las familias tenían sus tierras como sustento familiar, al menos de la mitad eran propietarias de tierras bien sea a través de propiedades individual, propiedad colectiva o colonización el resto de la población no tiene tierras o no suministraron información.

Morín es muy crítico sobre los procesos de degradación de nuestra civilización. En la civilización occidental nos prometían el bienestar que es la causante de malestares. El individualismo es la cara perversa de individuación de occidente. Se han perdido las antiguas solidaridades. El Estado no ha resuelto las necesidades de los seres humanos, como decía Octavio Paz, el “ogro filantrópico” que podía resolver las necesidades que antes se resolvían en los límites del clan o la familia ampliada. La tecnificación invadió aspectos de la vida cotidiana, de manera tal que hoy dependemos de las máquinas. La tecnificación ha destruido la comunicación interpersonal, cara a cara. La monetarización y la creación de un mercado mundial de bienes y capital ha permitido ampliar el acceso a productos y servicios; Además, el dinero no ha mejorado la calidad de vida en las sociedades opulentas. El desarrollo propuesto por Occidente no es sustentable, y no se ha logrado una “civilización sustentable” La “planetización”, va más allá de lo que se ha llamado la “globalización”. Como señala Motta, “la globalización es una totalidad cerrada que deja una diversidad mundos en la intemperie, es una exclusión, una totalidad imperfecta, como toda totalidad”. Esta versión excluyente de globalización nos hace creer, que los intereses

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