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Hermeneutica


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2012  •  2.443 Palabras (10 Páginas)  •  258 Visitas

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HERMENEUTICA

El concepto de «hermenéutica» es relativamente nuevo dentro del pensamiento contemporáneo. Cuando H. G. Gadamer (nacido en 1900) publica en 1960 Verdad y método, no se atreve a ponerle el subtítulo Fundamentos de una hermenéutica filosófica, por temor a que el libro no tuviera éxito en el ámbito de la filosofía académica. Incluso había pensado titularlo Comprender y acontecer, como dos conceptos centrales en el pensamiento del que había sido uno de sus maestros: M. Heidegger. Sin embargo, quince años después de la primera edición, la polémica levantada por el texto, en torno a varios te-mas centrales de la hermenéutica, aconsejó que el libro llevase en el subtítulo el término hermenéutica. Así pues, ha sido en los últimos años del siglo XX cuando la hermenéutica se ha convertido en un concepto filosóficamente importante. Aunque haya razones externas a la propia hermenéutica que han acelerado su éxito (las crisis de la escolástica marxista (/marxismo), de la /filosofía analítica, del /estructuralismo o del /existencialismo), son razones internas las que lo justifican, sobre todo en un tiempo que exige compaginar la radicalidad de una filosofía con vocación universal con la apropiación de las tradiciones culturales.

El término viene del verbo griego hermeneuein y de las funciones asignadas al dios Hermes. A este le corresponde ser el mensajero que pone en comunicación a los dioses y, sobre todo, transmitir la voluntad de estos a los humanos. Esta función mediadora es la que también encontramos en el corpus platónico: en el diálogo Ion 1 a los poetas se les llama hermenes, intérpretes de la voluntad de los dioses e intérpretes de otros rapsodas anteriores. A diferencia del arte de la adivinación, al que acompaña un cierto estado de delirio (mantiké), al arte de la interpretación (hermeneutiké) acompaña una sobriedad que reclama un esclarecimiento de la verdad que se transmite. Su función mediadora está cercana a la del /profeta como anunciador directamente inspirado, pero se amplía también a la mediación humana. En Aristóteles, este es-fuerzo de mediación es el esfuerzo del discurso, de la expresión, de la argumentación, del enunciado (hermeneia).Un esfuerzo que consiste en traducir el pensamiento en palabras; un enunciado cuya exteriorización permite al interlocutor captar lo que la inteligencia quiere transmitir. Esta función mediadora es la que llevó a los intérpretes de Aristóteles a agrupar sus escritos lógico-semánticos con el nombre De interpretatione (Peri Hermeneias). En ellos se estudia el enunciado, esto es, la proposición susceptible de ser verdadera o falsa. Desde entonces, el hermeneuta asegura el logos, interpreta el sentido, se pregunta por la /verdad a la que responde el enunciado y que accede al lenguaje. Sin embargo, en la cultura griega, la hermenéutica no designa únicamente la dimensión sintáctica y semántica del lenguaje; se ocupa de la inteligibilidad en todas sus dimensiones, y por ello incorpora también la pragmática. La hermenéutica estudia también el estilo, en tanto que habilidad para comunicar o transmitir un sentido. En definitiva, se trata de un término con el que nos preguntamos por el proceso de la significación, por el carácter mediador de la inteligibilidad; como expresión o manifestación externa de una palabra interna, como interpretación de un enunciado que no se entiende por sí mismo, como traducción de un /lenguaje extraño al lenguaje familiar.

II. UNA HERMENÉUTICA METÓDICA Y UNIVERSAL.

La interpretación del sentido no es una actividad fácil, sobre todo cuando prolifera el todo está permitido y cuando hay acontecimientos que suponen una ruptura con la tradición. Hacer la exégesis de un sentido transmitido es un trabajo difícil, en el que no vale la espontaneidad; la búsqueda de la verdad transmitida reclama un método exegético, para diferenciar la verdadera de la falsa interpretación. El verdadero sentido de los documentos de la historia, de los textos de los filósofos o de los textos sagrados está mediado por las múltiples interpretaciones que de ellos se han hecho en el tiempo y, sobre todo, por aquellos momentos en los que se produce una ruptura con el canon de interpretación tradicional. Sea porque se trata de la aparición de documentos historio-gráficos inesperados, sea por hechos como la aparición de Jesucristo o la Reforma, se rompe la continuidad de una tradición que es preciso reconstruir. Para ello se precisa un conjunto de reglas de interpretación que actualicen la continuidad del sentido, para que el intérprete no se precipite en el juicio. Para los pensadores del humanismo renacentista la hermenéutica se convierte en el conjunto de reglas sin las que resulta imposible restituir el sentido de los textos (hermenéutica filológica o hermenéutica teológica) y las leyes (hermenéutica jurídica). La necesidad de un conjunto de procedimientos de interpretación científica y metodológicamente correctos, no tenía una finalidad arqueológica, sino práctica. En autores como Erasmo y en proyectos culturales como la Biblia políglota de Alcalá, del Cardenal Cisneros, se pretendía actualizar la piedad cristiana, conociendo en profundidad las fuentes de la tradición: no hay camino a la verdad evangélica sin una hermenéutica metódica. En autores protestantes como Lutero, Flacius o Baumgarten, la oscuridad de las fuentes no se aclara acudiendo a la tradición, sino acudiendo a la exégesis gramatical, y sobre todo, diferenciando la exégesis de la dogmática. Fue así como Schleiermacher acometió la tarea de sistematizar las distintas hermenéuticas particulares (teológica, jurídica, filológica) en una hermenéutica general, como arte del comprender. Desde entonces la hermenéutica unifica términos hasta entonces dispersos, como los de ars interpretandi, sensus scripturae, regulae o clavis. Así, la hermenéutica es la disciplina mediadora que une la pluralidad de gramáticas (diversidad de lenguas) con la universalidad de la crítica (unidad de la razón). Esta sistematización, que resultaba imprescindible desde el punto de vista metodológico (por la dispersión de normas exegéticas), también lo será desde el punto de vista antropológico, para determinar cómo se relacionan la individualidad del intérprete y la universalidad de la comprensión. Para ello, la hermenéutica debe acercarse al quehacer artístico, porque más que una técnica (interpretación gramatical), la correcta interpretación es un arte, no por el que nos introducimos en el alma del autor (psicologización de la hermenéutica, como pensaba Dilthey), sino por el que comprendemos lo expresado en el lenguaje desde el querer decir (interpretación psicológica). Más que una técnica o conjunto de reglas para evitar los malentendidos, la hermenéutica es un saber próximo al arte del /diálogo,

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