Asumir El Liderazgo Como Transformació Total

ASUMIR EL LIDERAZGO COMO TRANSFORMACION TOTAL

INTRODUCCION:

No importa a cuántas personas se quieran cambiar, hay una sola persona a la cual puede cambiar: a usted mismo. La mejor inversión que se puede hacer, entonces, es el mejorarse a sí mismo desarrollando los hábitos que le harán mejor persona y mejor gerente. Si se quiere cambiar cualquier situación, debemos comportarnos de forma distinta. Pero para cambiar el comportamiento, antes debe modificar los paradigmas, su forma de interpretar el mundo. “Los 7 hábitos de Stephen Covey (1995)” presentan una nueva forma para cambiar estos paradigmas, al instaurar nuevos hábitos que le permitirán escapar de la inercia y encaminarse hacia sus objetivos. Los tres primeros hábitos tratan del auto-dominio. Es decir, están orientados a lograr el crecimiento de la personalidad para obtener la independencia. Los siguientes tres hábitos tratan de las relaciones con los demás, trabajo en equipo, cooperación y comunicaciones; están orientados a lograr la interdependencia. Finalmente, el hábito siete, se refiere a la renovación continua que le llevará a entender mejor los hábitos restantes.

Los hábitos

Un hábito está en la intersección de tres componentes que se entrelazan: el Conocimiento, las Habilidades y el Deseo (o actitud). El Conocimiento le indica qué hacer y por qué. Las Habilidades le enseñan cómo hacer las cosas. El Deseo es la motivación, sus ganas de hacerlas. Para convertir un comportamiento en un hábito, necesita de los tres componentes.

La efectividad y el equilibrio P/CP

Los 7 hábitos están en armonía con la ley natural denominada por Covey (1995) “equilibrio P/CP”. Este principio se ilustra mejor con la conocida fábula de la Gallina de los huevos de oro: Un día, un granjero pobre descubre un huevo de oro en el nido de su gallina. El no puede creer la suerte que tuvo. Sin embargo, cada día que pasa, aparece un huevo nuevo, haciéndolo millonario. Pero a la vez, se vuelve codicioso e impaciente, decide matar a la gallina para obtener todos los huevos a la vez, sin tener que esperar de un día al otro. Pero al abrir la gallina, se da cuenta que no hay huevos de oro en su interior. Esto ilustra la ley de la efectividad. Muchos piensan que ser efectivo es sacar todos los huevos tan rápido como sea posible. Pero para ser realmente efectivo, necesita los huevos y la gallina que los produzca. De allí la necesidad de equilibrio entre P (la producción, es decir los huevos) y la CP (la capacidad de producir, en Inglés Production Capability, o sea la gallina). Sobre este equilibrio gira el verdadero significado de la efectividad en todas las áreas de la vida. Este principio se puede aplicar a cualquier tipo de actividad: las personas que supervisan, los equipos que manejan, su salud, las finanzas personales y las relaciones con otras personas, en el hogar o en el trabajo.

Hábito 1 – La proactividad

Ser proactivo significa tomar la responsabilidad de su propia vida, ejercitar la habilidad de seleccionar varias respuestas ante cualquier estímulo. Esto implica comportarse según la decisión conscientemente, basado en valores.

La libertad en la elección se basa en:

- Auto-conciencia (self awareness): que le permite diferenciar el estado de ánimo, los sentimientos y los pensamientos.

- Imaginación: para crear ideas mas allá de su realidad presente.

- Conciencia: para distinguir lo bueno de lo malo.

- Voluntad independiente: para actuar basado en su autoconciencia. Una persona proactiva es guiada por sus propios valores, a diferencia de la persona reactiva, quien entrega el control sobres sus decisiones, dejando que el comportamiento y las opiniones de los demás le digan cómo se deben sentir. Una vez que se entiende esta diferencia, nadie lo puede hacer sentir mal a menos que se lo permitan.

Esta verdad, sin embargo, no es fácil de aceptar, sobre todo si se está acostumbrado a echar la culpa a los demás o a la suerte por los problemas. Una vez que se admite “estoy aquí por las decisiones que tomé ayer”, puede entonces declarar “decido ser algo distinto mañana”.

Hábito 2 – Empezar a pensar en un objetivo.

Este es el hábito del liderazgo personal, que indica la necesidad de comenzar cada día con un claro entendimiento de su dirección y destino deseados.

Es necesario entender que todas las cosas son creadas dos veces. Por ejemplo, en la construcción de una casa, antes de comenzar la construcción, se dibuja un plano (la primera creación). Posteriormente, construye la casa (la segunda creación). En la educación ocurre igual: la primera vez, se define lo que desea lograr, posteriormente se diseñan estrategias para lograr el objetivo.

Hábito 3 – Lo primero es lo primero

En el hábito 1, menciona que uno puede crear su propio paradigma. En el hábito 2, invita a descubrir los principios básicos por los cuales debe uno vivir y trabajar.

Una vez aprendido esto, se está listo para poner primero lo primero cada día, a cada momento. En otras

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