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Derecho Y Personas


Enviado por   •  25 de Agosto de 2011  •  2.487 Palabras (10 Páginas)  •  732 Visitas

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Concepto de hombre

Persona y Derechos humanos

Indice

1. Una Mirada a la Noción de Hombre

2. El Hombre para los hebreos

3. El hombre en la cultura griega

4. El Hombre para los romanos

5. Concepto de Persona y Derechos Humanos

1. Una Mirada a la Noción de Hombre

Palabras liminares

A través de la historia de los pueblos, se puede rastrear, en cada grupo social, una idea de hombre que responde a las condiciones de la cultura. En este sentido, sólo quiero hacer mención de tres de ellas, en cuanto en tanto son aquéllas de las que hemos recibido mayor influencia y, se podría decir, que han configurado lo que ahora somos. Estas tres miradas son la hebrea, la griega y la romana.

Es de anotar, antes de continuar, que cada una de estas culturas aportó significativamente unos referentes semánticos e instituciones tan relevantes que configura a todo ser humano, según la mirada de bio-psico-social-trascendente. Así, de los griegos hemos bebido la filosofía, el conocimiento, el interés por la investigación y la teorización; de los hebreos hemos asumido la religión, la idea de trascendencia hacia un único Dios, Creador, Salvador y Santificador; de Roma hemos heredado el derecho, por ser ellos solamente quienes hicieron jurisprudencia, es decir, crearon derecho. De esta manera vemos cómo la pregunta por el hombre inserto en el cosmos, en la fu/sis (Phycis) griega, la encontramos desde la filosofía; la pregunta por la trascendencia humana la hallamos en las raíces Abrahámicas y Mosaicas de la religión cristiana, y lo social lo hayamos en las regulaciones de los actos interhumanos, sociales, socializables, en el derecho romano.

Con esta justificación pasemos a lo que nos ocupa centralmente : el concepto de HOMBRE.

2. El Hombre para los hebreos

Para rastrear el concepto de hombre en la cultura judía, nos tenemos que remitir al libro del Génesis, donde aparecen las dos formas de ver al hombre, una en sentido general y otra más particular.

La primera palabra con que se lo define es mfdf), (adam), es decir, el nombre genérico de hombre (que incluye hombre-mujer, género humano); no obstante, esta misma palabra proviene de la raíz que significa barro, tierra roja. Este término hace alusión precisamente al material del cual, según el mito de la creación, fue hecho el hombre, acompañado del axUr, (rúaj), que indica el aliento divino.

El otro término que se utiliza para referirse al hombre es $iyi), (Ish) que significa hombre, varón, pero que originalmente significa fuego. Éste se complementa con el término ha$i), (ishah), traducido generalmente como varona, pero que indica aquélla que enciende el fuego.

Así, pues, tenemos dos perspectivas para ver al hombre tal como lo conciben los semitas. Por un lado se nos presenta definido a partir de su origen, que es doble : priviene de la tierra y proviene de Dios. Así llega el hombre a ser un ser viviente. Ellos emplean el término $epEn, (Nephesh), que, si bien ha sido traducido por alma, para ellos significa el hombre integral, completo, puesto que no suelen hacer la división cuerpo-alma, sino que conciben al ser humano como una unidad indivisible.

Por otro lado está la concepción del hombre según su aspecto relacional y su dimensión erótica. Los israelitas, como el resto de los orientales, hacen la comparación del ser humano con la naturaleza e identifican al hombre con el fuego y a la mujer con el agua. Al varón con el fuego por la forma de hacer su entrada en lo erótico, en la sexualidad; a la mujer con el agua, precisamente porque el proceso de calentamiento y enfriamiento en la sexualidad corresponde a las reacciones del agua junto al fuego. Así, la mujer no es solamente quien enciende el fuego en el hombre, el fuego del deseo y de lo erótico, sino también quien lo apaga, es decir, quien satisface el deseo mediante el placer y el goce.

Para los semitas, eso sí, es fácil comprender que el hombre es, en una única unidad, alma ($epen, nephesh), carne (razaB, basar), espíritu (xaUr, rúaj), cuerpo (VUG, guph), o sea, ser vivo, sujeto mundano, caduco y mortal, persona dotada de una chispa divina vital, yo constitutivamente relacionado con Dios, con los demás y con el mundo, respectivamente. Así visto, es fácil percibir las cuatro dimensiones del hombre, según lo había anunciado al inicio : un ser bio-psico-social-llamado a la trascendencia.

3. El hombre en la cultura griega

En el mundo heleno, es necesario distinguir tres momentos concretos, cada uno de ellos con una idea de hombre implícita. En primer lugar está el mundo de la mitología, antes de Thales, el primer filósofo de Mileto, o sea, el período pre-filosófico; El segundo momento, conocido como pre-socrático, va desde Thales hasta el gran maestro humanista de Atenas; el tercero que va desde los clásicos : Sócrates, Platón y Aristóteles, hasta finales de la dominación del imperio macedonio a finales de la era pre-cristiana.

En el primer momento tenemos una mirada del mundo y del hombre desde los dioses, de tal manera que, todo lo que ocurra en la tierra no es más que determinación de los dioses inmortales del Olimpo. El hombre, por su parte, está aquí en este mundo para cumplir el ciclo que desde antes han determinado los dioses para él. En los metarrelatos de los griegos se encuentra una posición del hombre frente al Destino, sin poder huir de él. Las Moiras, o Parcas, son las tres figuras femeninas que, entre costura y tijeras, tienen en sus manos la vida del hombre.Un ser, pues, que no puede decidir frente a la vida ni frente a la muerte, una marioneta de los dioses.

En un segundo momento, con los filósofos naturalistas, se ve al hombre como uno más de los elementos de la naturaleza o fu/sis, (Physis). Inserto en el mundo, responde, a manera de microcosmos, a las mismas condiciones en que se encuentra el gran cosmos o mundo externo. Estos no se hacen la idea de que pueda existir una creación propiamente dicha, sino que contemplan al hombre puesto ahí, en el mundo, haciendo parte de él como un elemento más de la naturaleza.

Y el tercer momento, el humanista, que inicia con Sócrates, concibe al hombre como un ser racional. Lo extraen del mundo material como el ser con una constitución más compleja y digno de cuidado y atención particulares. No es sólo un ser más de la naturaleza, es el ser que puede pararse frente a ella, contemplarla y pensarla; asimismo, puede mirar hacia sí mismo y pensarse como sujeto que piensa y se piensa. Es precisamente aquí, como vamos a ver, donde aparecen los primeros esbozos del hombre como sujeto de derechos naturales, racionalmente establecibles.

No es difícil percibir, pues, que los griegos, con

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