Dieta Mediterránea Y Salazones
Enviado por mcampsm • 20 de Octubre de 2011 • 3.401 Palabras (14 Páginas) • 451 Visitas
DIETA MEDITERRÁNEA Y SALAZONES: DE LA ANTIGUA ROMA A LA ESPAÑA ACTUAL
CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN
LAS SALAZONES
Concepto de salazón
Antecedentes históricos: La Edad Antigua
Los egipcios
Los griegos y El Imperio Romano: el garum
La España Arabe y la Edad Media
La Edad Moderna
SALAZONES TRADICIONALES EN EL MEDITERRÁNEO.
1. Salazón en seco
2. Salazón en salmuera
3. Secado con ligero salado
BIBLIOGRAFIA
DIETA MEDITERRÁNEA Y SALAZONES: DE LA ANTIGUA ROMA A LA ESPAÑA ACTUAL
INTRODUCCIÓN
Con el fin de comprender bien los orígenes de la dieta mediterránea, debemos transportarnos en el tiempo millones de años atrás, hasta el nacimiento del mar Mediterráneo, bautizado por Nietzsche como “el más humano de los mares”.
Cuenta la historia que hace 5 millones de años aproximadamente existía una serie de lagunas y un gran desierto. Hasta que un día la cadena montañosa que se erigía entre España y Marruecos cedió por lo que se conoce hoy como el Peñón de Gibraltar. El océano Atlántico inundó a modo de inmensa catarata -la mayor habida en la historia- la gran cuenca. El nivel de los océanos bajó 12 centímetros y millones de litros de agua salada cubrieron los 360 millones de kilómetros cuadrados que entre Asia, Africa y Europa conforman el llamado por los romanos Mare Nostrum: el Mar Mediterráneo.
Es en la ribera de este gran mar azul interior donde el ser humano inventa cosas como la agricultura, la filosofía, el alfabeto o las tres grandes religiones monoteístas: cristiana, judía, musulmana, y donde hoy conviven cerca de 160 millones de personas con una forma de vida y de cultura, unos hábitos de comer y disfrutar propios. En los pueblos mediterráneos encontramos algunos rasgos típicos inseparables de sus formas de cocina:
La mayoría de personas que viven en esta zona, aprenden a cocinar en casa y creen en los alimentos que consumen habitualmente.
A lo largo del día practican un descanso después de la comida, la siesta.
A las personas de estas tierras les gusta comunicarse, aprovechan cualquier ocasión para hacer una tertulia relajante, entendiendo el aislamiento como perjudicial para la salud. Su adaptación al medio que les vio nacer y en el que se han criado, dificulta su marcha a otro lugar no acorde con su realidad.
La alimentación típica de un país está determinada básicamente por aquellos alimentos que produce o recoge, y esto dependiendo de las características geográficas y climatológicas, terrenos, sol, lluvias, mares, que condicionan unos y otros cultivos.
La dieta mediterránea se ha ido forjando a lo largo del tiempo, y es fruto de la influencia que nos han dejado todos los pueblos que han pasado por estos países: íberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes. Griegos y romanos sentaron las bases de lo que actualmente conocemos como dieta mediterránea con la "trilogía o tríada mediterránea": pan, aceite y vino, presentes desde siempre en nuestra cultura.
Para Homero ser comedor de pan era sinónimo de hombre. Estos elementos continúan con el cristianismo, para el que pan y vino eran fundamentales. Más tarde la relación con los pueblos germanos incorpora la carne a la alimentación; y por último los árabes introdujeron alimentos nuevos como las berenjenas o las alcachofas, y otros tan importantes para la dieta mediterránea como el arroz o la pasta.
A todo este bagaje cultural hay que añadir el descubrimiento de América, gracias al cual conocemos alimentos tan importantes en la elaboración de gran parte de nuestros platos como la patata, el pimiento o el tomate.
La dieta mediterránea no puede ser única ya que son varios los países que la disfrutan, y por tanto cada uno de ellos aporta sus peculiaridades; pero sí hay una serie de características que son comunes a todas ellas [1]
Aceite de oliva como principal fuente de grasa.
Frugalidad: las cantidades de alimentos eran bajas en relación con la actividad física que era alta, ya que la mayoría de la población desarrollaba actividades agrarias.
Consumo alto de alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y hortalizas.
La fuente de proteínas habitual es el pescado fresco, aunque también se consume carne blanca como la del conejo y el pollo.
Preparaciones culinarias cuidadas y sencillas: hervidos, asados.
Texturas firmes; pan, frutas, verduras, frutos secos y hortalizas crudas. Amplio consumo de cereales en forma de pan fresco, pastas y arroces.
Uso de productos como el ajo o la cebolla, y algunas especies y hierbas aromáticas.
Gusto por los ácidos; las ensaladas se aliñan generosamente con vinagre y el uso de limones y cítricos en general es muy importante. La naranja figura entre las frutas preferidas por la población.
Vino durante las comidas principales en cantidades moderadas.
Uso de gran cantidad de productos frescos.
LAS SALAZONES
Este pequeño trabajo pretende ahondar en una de las costumbres culinarias más antiguas utilizadas para la conservación de los alimentos, que, a pesar de llevarse a cabo en todo el mundo, ocupa un lugar preferente entre las prácticas de los países mediterráneos. Por una vez, las evidencias científicas cederán el paso a la Historia.
Concepto de salazón
Se denomina salazón (según el RAE, acción y efecto de salar) a un método destinado a preservar los alimentos, de forma que se encuentren disponibles para el consumo durante un mayor tiempo. El efecto de la salazón es la deshidratación parcial de los alimentos, el refuerzo del sabor y la inhibición de algunas bacterias.
Existe la posibilidad de salar frutas y vegetales, aunque lo frecuente es aplicar el método en alimentos tales como carnes o pescados, en los cuales haremos más hincapié.
A menudo se suele emplear para la salazón una mezcla de sal procedente de alguna salina acompañando con productos como el nitrato sódico y el nitrito; es muy habitual también utilizar durante las fases finales otros productos aromáticos tales como el pimentón, canela, semillas de eneldo o mostaza.
Las principales características del salado consisten en:
Eliminación de parte del agua del músculo: (deshidratación o secado) del pescado: limita el crecimiento de las bacterias ya que el agua es necesaria para su desarrollo.
Sustitución de este agua por sal: de este modo se evita el desarrollo de microorganismos que provocan alteración en el mismo.
El salado se puede realizar mediante
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