ESCUELA PARA PADRES.
Enviado por Smelyp • 28 de Octubre de 2016 • Tutorial • 20.329 Palabras (82 Páginas) • 200 Visitas
Esperamos con esto asumir nuestra responsabilidad por aquellos inocentes que sin saberlo esperan que hagamos algo por ello, por aquellos que están aquí esperando que lo hagamos, por aquellos que se fueron esperando que lo hiciéramos, por aquellos que se van sin ver lo que tal vez esperaron ver lo que no hicimos, por aquellos llegan con la alegría y la esperanza que haremos algo por ellos… Desde nuestra trinchera, desde nuestro lugar de lucha,… desde mi escritorio… frente al pizarrón… con mi herramienta de trabajo, con mi cepillo, con mi coleto, con mi rastrillo, con mi lápiz, con el sazón de mi comida, desde allí podemos hacer algo grande que quizá nadie lo vea ni lo agradezca o tal vez como uno de aquellos 10 leprosos sanados por Jesucristo regrese a decirnos GRACIAS POR LO QUE HICISTE POR MI… tal vez no nos recuerden por lo que hicimos… pero que no nos recuerden por lo que no hicimos.
Normas para cuidar la escuela El espacio escolar, en ocasiones, es fuertemente valorado (y por lo tanto cuidado y protegido). Es frecuente escuchar relatos de docentes y directivos que trabajan en escuelas insertas en contextos altamente vulnerables que resaltan el lugar de la escuela como un espacio muy valorado tanto por la comunidad como por los estudiantes. Incluso hacen referencia a la “protección” con la que cuenta la escuela de estudiantes que quizás delinquen en otros ámbitos pero no se atreverían a hacerlo en la escuela. Pero en otras ocasiones, por el contrario, la institución se instala como algo dado que es de todos, pero entonces pareciera que no es de nadie y nadie tiene responsabilidad por ella, por lo que termina resultando ajena y, en consecuencia, se la descuida. Entonces, en estas situaciones, suele aparecer la queja de que los jóvenes “no respetan ni a la escuela”. Respecto de estas cuestiones, hallamos que los reglamentos de convivencia, frecuentemente, asignan una serie de normas vinculadas al cuidado del edificio escolar y de sus instalaciones. Pero en estas Lucia Litichever Revista Iberoamericana de Educación / Revista Ibero-americana de Educação (ISSN: 1681-5653) • 4 • normas aparecen diferencias relacionadas con concepciones distintas del bien común y de la responsabilidad de cada cual. Por un lado, algunos colegios apelan aquí al cuidado, a la responsabilidad: Es deber de los estudiantes la utilización cuidadosa y responsable de las instalaciones, mobiliario y materiales del colegio. La colaboración con la limpieza y el orden en los diversos espacios escolares, por ejemplo. A su vez, en otras escuelas, en una suerte de anticipación, parecen dar por hecho que se va a producir un descuido del espacio y de sus bienes por lo que directamente prescriben sobre las consecuencias de esas acciones negligentes: La rotura de bienes o de las instalaciones deberá ser reparada, esto no excluye medidas disciplinarias. Por otra parte, aquí vemos que la idea de reparación emerge con fuerza en estas situaciones, pero se la piensa más como un castigo ad hoc que como una medida disciplinaria que permita sancionar la mala conducta. Esto implica una concepción particular acerca de la reparación que no parecería ser suficiente para reparar la falta sino que se restringe a la compensación del mal producido (arreglar o reponer lo que se rompió, limpiar lo que se ensució, etc). De esta manera, la reparación no parece bastar como medida disciplinaria, por lo que en la práctica se termina efectuando una sumatoria de sanciones (la reparación más la cantidad de firmas correspondientes). Encontramos entonces, dos estilos de normas que refieren al cuidado de las instalaciones. Mientras que en algunos reglamentos se propone “cuidar”, en otros se prohíbe “hacer destrozos”, lo que da cuenta de maneras distintas de transmitir el cuidado de los bienes comunes. Entonces, en algunos reglamentos de convivencia aparece la apelación al cuidado, a la responsabilidad personal, y en otros se da por sentado el descuido, la negligencia. En estos últimos casos la norma está investida de amenaza de sanción. A diferencia de estos dos grupos de escuelas, en cuanto a las concepciones que transmiten sobre el cuidado de lo que pertenece a todos, encontramos dos instituciones de gestión pública, una de ciudad de Buenos Aires y otra de provincia de Buenos Aires, que apelan a la idea del bien común con la intención de promover un compromiso con la institución: La correcta utilización de los bienes muebles y las instalaciones de la Institución como así también el cuidado del material didáctico y la cooperación en la limpieza, constituye una apropiación del espacio y una demostración concreta de la defensa de la escuela pública. Posiblemente, este tipo de normas promuevan un compromiso diferente ya que llevan implícitas una idea de involucramiento y pertenencia compartida a ese espacio. A través de los reglamentos y de sus normas encontramos plasmadas distintas maneras de vincularse con el espacio común, donde en algunas se presenta como ajeno y se lo descuida pero en otras aparece una búsqueda por preservar un ámbito colectivo, de dependencia compartida, que permita dar lugar, acoger a una comunidad.
El respeto como forma de vinculación en el espacio escolar Entre las normas que se estipulan en los reglamentos, un grupo de ellas buscan regular las relaciones al interior del espacio escolar. Estas normas están destinadas a fomentar relaciones respetuosas ¿Qué se regula hoy en las escuelas? Una mirada sobre las prescripciones de los reglamentos de convivencia Revista Iberoamericana de Educación / Revista Ibero-americana de Educação (ISSN: 1681-5653) • 7 • en la escuela y a evitar los conflictos. Una mirada sobre las mismas nos permite distinguir estilos diferentes en las instituciones en relación a esta cuestión. Estos estilos dan cuenta del tipo de clima que parece posible alcanzar y las concepciones en juego acerca de los vínculos inter e intra generacionales. En algunas instituciones la demanda de respeto, por ejemplo, es hacia todos, hacia la Comunidad Educativa en general y aquí pueden leerse intentos de horizontalización del respeto. De esta manera, algunas instituciones promueven relaciones basadas en lo que podemos denominar un respeto bidireccional, es decir que no sólo se espera que los estudiantes sean los que respeten sino que este pedido de respeto es para todos los actores educativos como un patrón vincular. Además, el diálogo y la reflexión son los canales que se fomentan para entablar las relaciones y los mecanismos privilegiados de resolución de los conflictos. Pero en otros casos, el trato respetuoso parece delinear determinadas jerarquías (se demanda más respeto hacia los superiores que hacia los pares) lo que se plasma en el tipo de sanción que correspondería ante la falta de respeto, dependiendo de si se dirige hacia un docente o hacia un estudiante, estableciéndose cierta gradación de sanciones: Comportarse atendiendo a las distancias que se deben aguardar con respecto a las personas que por edad y experiencia lo merecen; Respetar sus superiores y a todo miembro de la comunidad educativa, dentro y fuera del establecimiento. La lectura de estas normas nos lleva a preguntarnos por el significado del respeto que aparece como regulador de las relaciones en el espacio escolar y como el término que mide la buena o mala conducta en la mayoría de las normas: se solicita el respeto de los símbolos patrios, de los horarios, de las instalaciones, etc., etc. Pero posiblemente el significado de esta noción no sea el mismo en todas las instituciones y para las distintas pautas de conducta. En cierta forma, parece haber un cierto abuso de la cuestión, se solicita respetar, tratar con respeto, cumplir respetuosamente, ser respetuosos, que de tanto uso pareciera perder su significado, su especificidad. Este uso reiterado del término genera, de alguna manera, una pérdida de sentido, volviendo al respeto una cuestión abstracta e inalcanzable. Por otra parte, ¿a qué se apela con el respeto en cada situación? En ocasiones parece leerse como lo opuesto a una situación conflictiva o como la antítesis de la agresión. Entonces, el respeto brindaría la armonía y la cordialidad.
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