Educación Popular

5. EDUCACIÓN POPULAR

Precisamente el principio de la ejecución de nuestro proyecto, se baso en la premisas del Manual del Participante del activador o activadora culturales, en este eje temático: Promoción de un proceso formativo dialógico y comprometido, liberador de sí mismo y de sus semejantes, a partir de la creación de espacios de acción participativa, de la recuperación colectiva de la historia y la investigación al servicio de la comunidad. Nada describe mejor nuestra acción, en conjunto con la gente, dentro del trabajo realizado en la comunidad, con nuestros niños y niñas, y todos aquellos que; de alguna forma u otra se acercaron durante la ejecución del mismo.

El eje se centraliza en la apreciación de los fundamentos teóricos y metodológicos, como herramienta para la aplicación de acciones educativas. Esta modalidad educativa reconoce que cada individuo recibe, transforma y genera cultura, el educador implementa técnicas donde trasmite la horizontalidad en la enseñanza es decir el educador y el educando están en un mismo plano y en consecuencia, puede ser simultáneamente un participante más del proceso educativo.

La educación popular es la educación que sin discriminación alguna llega a todas y todos los habitantes de un país, continente, es decir, al pueblo. Los que imparten la enseñanza Popular deben actuar como entes liberadores. La educación popular está en constante proceso de renovación, adaptándose a la realidad social. El sistema de Freire se basa en un proceso educativo totalmente basado en el entorno del estudiante, en asumir que las enseñanzas deben entender la realidad en la que viven como parte de su actividad de aprendizaje. El famoso ejemplo que él mismo propone es la frase “Eva vio una uva”, que cualquier estudiante puede leer. Según Freire, el estudiante necesita, para conocer el sentido real de lo que lee, situar a Eva en su contexto social, descubrir quién produjo la uva y quién pudo beneficiarse de este trabajo.

La educación popular está destinada a funcionar como practica pedagógica, y política para capacitar, fortalecer y dar autonomía a los sectores populares, gestionando así una mejor calidad de vida y siendo partícipes de una transformación social.

En la educación popular se toma la realidad como fuente de conocimientos, haciendo un recorrido entre la práctica y la comprensión sistemática, histórica, global y científica. Todo esto conlleva a que la teoría tenga más veracidad y sustento.

Perfil del participante y facilitador

El facilitador de adultos es todo profesional con formación pedagógica y andragógica, dotado de una rica experiencia acumulada en largos años como resultado del ejercicio de su profesión. En esencia, en su labor, muestra un adecuado manejo de métodos, técnicas de aprendizaje, diseño de currículos y sistemas de evaluación que facilitan el logro de los objetivos planteados en los sistemas de formación humana. Los educadores que asumen este reto de Educación Popular, deben concientizarse en una pedagogía participativa para que así vean la importancia de que los otros crezcan y se realicen como sujetos personales y sociales. También deben inmiscuirse en la ideología política para así llevarla a la práctica considerando el diálogo, la negociación y la búsqueda de consenso con fines y medios que marquen pauta en las comunidades.

En cuanto a las estrategias metodológicas, en la educación popular, el participante y el facilitador deben participar en un diagnóstico inicial para ir luego a la teorización, al tema a resolver y a las herramientas a utilizar. El trabajo es un accionar individual, grupal y colectivo con consciencia e intención para transformar la realidad en una práctica social (críticos, dialógicos, protagónicos, políticos y liberadores).

Perfil del facilitador

A raíz de la trascendencia que ha tenido este sistema de enseñanza en la sociedad mundial, un gran número de autores se ha interesado en él, y en sus escritos, entre otras cosas, han intentado analizar y describir las cualidades que un facilitador ha de tener a la hora de realizar su trabajo.

Entre las cualidades en que coinciden los diferentes autores están:

Madurez emocional, comprensión de sí mismo, inteligencia y rapidez mental, estabilidad emocional, inquietud cultural y amplia intereses, buen carácter y sano juicio, capacidad empática, cultura social, -confianza, inteligente en los demás, -liderazgo.

A pesar de mencionar éstas, de la larga lista que encontramos, nos enfocaremos en el desarrollo de las que, a la luz de los autores, son las principales:

Cordialidad: Al aplicar esta cualidad, el facilitador consigue que el participante se sienta en sintonía, bien visto, a gusto. Este factor intervendrá de una manera vital en el cumplimiento de los objetivos del sistema.

Capacidad de Aceptación: Uno de los desafíos del hombre que pretende llegar a la madurez es el poder alcanzar un equilibrio en su trato con las personas. En el caso del facilitador, es sumamente evidente que sin este atributo su labor sería nula.

La comunicación que ha de existir entre el facilitador y los participantes ha de ser de respeto y aceptación. El debe ser capaz de escuchar las ideas y acercarse a las personas sin enjuiciar o pretender cambiar su forma de ser. Sólo de esta manera podrá conseguir una apertura real que facilitará la relación entre ellos y el verdadero aprendizaje.

Empatía: Esta cualidad es la que permite a los seres humanos el relacionarse a profundidad, como verdaderos hermanos.

El facilitador ha de ser entregado a sus relaciones con los participantes, de tal manera que pueda alegrarse cuando ellos se alegran, sentir lo que ellos sienten… en una forma sincera y profunda conectarse con sus almas.

Autenticidad: Es muy conveniente poner los puntos claros desde el comienzo, sin exceder en planes y pronósticos, que se sabe nos se van a cumplir. Los estudiosos en la materia instan a los facilitadores a concretar sus programas y a ser del todo sinceros con sus estudiantes. Ampliándose este campo de la sinceridad a todos los planos del haber, buscando siempre una relación transparente, sincera y confiable.

Capacidad de Escuchar: Es esencialmente un deber el mostrar atención a lo que el otro dice. El facilitador debe estar abierto siempre a los comentarios que los participantes hagan, debe saber escuchar e interpretar lo que le digan y lo que no, en la conciencia o en la inconsciencia, sabiendo leer entre líneas.

Perfil del activador cultural

Para lograr una conciencia social,

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