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El Juego Como Recurso Didáctico


Enviado por   •  28 de Junio de 2011  •  5.969 Palabras (24 Páginas)  •  2.006 Visitas

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A diferencia de lo que se pensó por décadas, el juego es la fuente del desarrollo cognitivo en los niños y no su consecuencia, por ello no es trivial la elección del juguete que se regalará en esta Navidad.

Introducción

Patinetas, robots que caminan y lanzan misiles, autos a pilas, helicópteros que vuelan solos... un arsenal de los más variados y sofisticados juguetes van emergiendo de entre los papeles de regalo, mientras el fascinado niño no logra aún decidirse por cuál comenzar. Al cabo de un rato, los ha probado todos y es muy probable que, después de un par de semanas, el robot ya no funcione y el auto haya sucumbido ante la curiosidad del pequeño por saber qué tenía adentro.

Una situación, por cierto, bastante más usual de lo que muchos padres desearían. Incluso, no faltan quienes prefieren "guardarlos" y no permitir que el chico los destroce utilizándolos en tareas para las que no fueron fabricados. El asunto es que no importa qué tan caro o atractivo pueda aparecer ante los ojos de un padre un determinado juguete, para el niño sólo será llamativo en la medida que le permita jugar.

Este concepto está muy lejos de representar en los niños una acción meramente recreativa. Aún más, por muchos años la sicología (amparada en las teorías de Piagget) sostuvo que el tipo de juego que era capaz de emprender un infante dependía del nivel de desarrollo cognitivo en que se encontrara. Es decir, sería una consecuencia de éste.

Pero durante las últimas dos décadas, la corriente liderada por Vygotsky (1976) le entregó un papel bastante más preponderante de lo pensado hasta ese minuto: "El juego no es la consecuencia, sino la fuente del desarrollo cognitivo en los niños". No por nada, hasta los 7 años jugar constituye la actividad natural de los pequeños.

Tal como lo explican los sicólogos, cada vez que un niño juega, construye un espacio imaginario en el cual ensaya destrezas y capacidades que no están dentro de sus posibilidades inmediatas, pero que utilizará a futuro. Un ejemplo: cuando a eso de los tres años, el niño se encuentra en la etapa de la adquisición de roles y de la simulación (o "el jugar a ser") e inventa que es papá, no sólo está ensayando ese rol sino también ampliando su comprensión de éste. Es lo que los especialistas denominan Zona de Desarrollo Próximo (ZDP); es decir, practicar las habilidades que conformarán el siguiente paso dentro de su desarrollo.

Es precisamente este hecho (que el juego determine el desarrollo cognitivo) lo que hace que el tipo de juguete que se le regale no sea algo trivial. Cada edad tiene su ZDP y los juguetes deben estar destinados a satisfacerlas. Si corresponden a una destreza ya dominada por el niño, lo aburrirá. En cambio, si apuntan a una capacidad que está más allá de su ZDP, se frustrará.

Así, desde que nace y hasta los dos años el pequeño vive un proceso de distinción del entorno. Según explican los sicólogos, el lactante requiere saber cuál es el límite entre su cuerpo y el mundo que lo rodea, qué pasa si hace un determinado movimiento con la mano o cuánta fuerza necesita para llevarse un objeto a la boca. A través de ejercicios como pequeños abdominales, ensaya las posturas que después utilizará para sentarse o caminar.

También, tirando objetos al suelo o riéndose cuando algo desaparece y vuelve a aparecer, comprenderá que el objeto no deja de existir por el solo hecho de no estar dentro de su campo visual. Y la manipulación de éstos, le permitirá diferenciar un objeto de otro, así como tener las primeras nociones de tamaño y cantidad. Tanto a esta edad como en las etapas posteriores, es importante que el tamaño del juguete se adapte al del niño: una muñeca, por ejemplo, debe ser igual al antebrazo de la pequeña.

Es habitual también en hasta los dos años, los juegos de imitación de sonidos: los niños se dan cuenta que los sonidos que emiten -en un primer instante en forma casual o espontánea- pueden ser controlados por ellos y juegan a imitarse a sí mismos.

Entre los dos y cinco años, el asunto cambia. La fantasía y el juego simbólico están presentes en toda actividad que el chico realiza, pues son la forma con la que ensaya su incorporación a la vida adulta y comienza el desarrollo de su parte afectiva y social. Al principio aún no está listo para interactuar con otros niños, quiere hacerlo todo solo e imita a sus hermanos mayores. Le gusta la compañía siempre y cuando no interfiera en su juego, pero a los tres años comenzará a mirar cómo juega el de al lado.

La actividad lúdica, además, le servirá para manejar sus sentimientos: generalmente tiene un peluche, muñeco o incluso un pañal preferido, que representa para el pequeño un sustituto de las figuras parentales de las cuales se está independizando afectivamente.

Son comunes los juegos de roles (de imitación de la realidad como las tacitas o los maletines de doctor) y es el momento en que practica el "cuidar de otro" y por eso, también, son frecuentes los juegos del papá y la mamá. Un proceso, por cierto, muy importante para lo que será su vida de adulto y es por eso, también, que los especialistas no recomiendan que se les compre o regale Barbies en esta edad. En opinión de sociólogos, las famosas muñecas sólo distorsionan el concepto de "cuidado", pues con ellas las niñas aprenden que "cuidar" significa vestir con trajes de última moda o ir al gimnasio.

Lo que no está contraindicado, como suele pensarse, son los juegos para el computador o los de consola. "En ningún caso se trata de juegos alienantes. No hay que olvidar que la imaginación la coloca el que juega y no el juguete. Más aún, ayuda a los niños a desarrollar su coordinación viso-espacial. Sólo son malos si pasa todo el día frente a la pantalla o si se utilizan juegos violentos", dicen sicólogos.

A partir de los seis años y hasta los 10 años, el juego de reglas alcanza su máximo apogeo. Allí el niño es capaz de seguir normas arbitrarias (impuestas por ellos mismos) y respetarlas en forma absoluta. Al mismo tiempo necesita ejercitar su cuerpo, probarse que es capaz de hacer las cosas. Es la etapa de los juegos que inician a los niños en los deportes.

Después de cumplida la primera década de vida, los intereses y gustos de los chicos están más definidos, por lo que el tipo de juguete responderá a éstos. En todo caso, se trata de juegos más complejos o laboriosos, que requieren de mayor concentración y se van pareciendo cada vez más a una profesión u oficio.

"No hay que olvidar que hasta cierta edad, sobre todo a eso de los 5 años, el precio y sofisticación de los juguetes que ofrece el mercado no guarda ninguna relación con el

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