El Poder Constituyente.

EL PODER CONSTITUYENTE

Con la Revolución Francesa finalizó el absolutismo y los privilegios de la clase social burguesa, siendo el fin del ordenamiento jurídico único y la pérdida del poder autoritario, naciendo las primeras manifestaciones de la evolución jurídica en las que el poder es ejercido por el pueblo.

Este ejercicio del poder de la ciudadanía es realizado a través de la constitución, la cual es definida por Trajano Potentini como “la norma fundamental, escrita o no, de un Estado soberano, establecida y aceptada para regirlo”; y es el constitucionalismo el que desarrolla instrumentos y mecanismos que garantizan la protección de los derechos reconocidos de los ciudadanos.

Después del nacimiento del constitucionalismo es el pueblo quien tiene la facultad de constituir y organizar el Estado, lo cual realiza por medio de sus representantes. Esta facultad es lo que se denomina como el Poder Constituyente, pero qué es realmente este poder y cuáles límites tiene. Entendemos que es preciso examinar conceptualizaciones y teorías dadas por diferentes autores para poder tener una buena comprensión de este concepto.

Para Carl Schmitt el Poder Constituyente es “la voluntad pública cuya fuerza y autoridad es capaz de adoptar la concreta decisión de conjunto sobre modo y forma de la propia existencia política, determinando así la existencia de la unidad política como un todo”. En esta definición se observa que el autor se refiere a la voluntad pública, es decir, la voluntad de todos los ciudadanos que conforman el Estado, que son los que tienen la autoridad o el poder para elegir a sus gobernantes y que a través de sus representantes, establecen las reglas que rigen dicho Estado.

Otra definición interesante es que el Poder Constituyente es “la capacidad de crear o de modificar una Constitución, que es el documento que se constituye como la base de la organización social”. Como ha sido expresado con anterioridad, esta capacidad de creación y modificación reside en el pueblo, y sus representantes se encargan de establecer las normas que regulan el funcionamiento del Estado.

Estos conceptos señalan y dejan bien claro que el titular del Poder Constituyente es el pueblo, aunque en la división clásica de la titularidad, hay concepciones diferentes que establecen que la titularidad del Poder Constituyente puede estar una persona (Dios o el rey), puede estar en un estamento, o puede estar compartido entre el rey y el parlamento; pero estas concepciones obedecen a criterios antiguos o a una realidad jurídica o de organización estatal diferente a la de nuestro país.

Por otra parte, vemos que el Poder Constituyente ha sido clasificado, o más bien, se han establecido dos distinciones que son: el Poder Constituyente originario y el Poder Constituyente derivado.

El Poder Constituyente es originario cuando el titular directo de la soberanía (el pueblo) es quien elabora las normas constitucionales mediante los mecanismos jurídicos que le permiten dar manifestaciones de su voluntad. Este se ejerce en la etapa de fundación del Estado, para darle nacimiento y estructura. Es un poder permanente, pero su uso no es continuo porque luego de realizar su labor entra en un letargo y se reactiva cuando existe la necesidad de realizar algún tipo de cambio jurídico o político en la nación.

Este Poder Constituyente es originario porque quien lo ejerce (el pueblo) es quien tiene la soberanía constituyente, es permanente porque puede ser ejercido indefinidamente, es extraordinario e indivisible porque de él proceden los otros poderes, y es incondicionado porque no tiene restricciones, ya que la Constitución no puede ponerle límites al poder soberano del pueblo para crear nuevas normas o realizar cambios esenciales; aunque hay autores que sostienen que sí existen restricciones porque la voluntad humana está condicionada y que sólo la voluntad divina es ilimitada.

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