Enfermedades Parasitarias Transmitidas Por Alimentos
Enviado por 25914 • 21 de Abril de 2015 • 1.599 Palabras (7 Páginas) • 165 Visitas
Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos
Introducción.
Las Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos (EPTA) son
las que se originan debido a la ingestión de alimentos y/o agua que contengan
agentes parasitarios en cantidades tales como para afectar la salud del
consumidor, tanto a nivel individual como grupal.
Surgen como consecuencia de diversos fenómenos entre los cuales se
incluyen: la urbanización de las poblaciones con saneamiento ambiental
insuficiente, la difusión de culturas particulares en relación con los alimentos, las
migraciones humanas con desplazamiento de comunidades, lo que trae aparejado
nuevas modalidades alimentarias antes consideradas exóticas, la variada oferta
de servicios públicos de venta de alimentos, y esto vinculado con la higiene y el
control de quienes preparan los mismos. Todo esto enmarcado en un determinado
ambiente ecológico, económico, cultural y epidemiológico.
Teniendo en cuenta la totalidad de estos factores es que se podrán
desarrollar medidas de prevención tanto en lo personal (hábitos de higiene y de
alimentación), como en lo colectivo. En este sentido interesan fundamentalmente
la provisión de agua potable para comida, bebida y riego, el control de vectores y
basurales, la disposición adecuada de las excretas y la educación sanitaria, así
como también la normativa para la elaboración, distribución y comercialización de
los alimentos.
La contaminación de los alimentos con parásitos puede ocurrir a diferentes
niveles: tanto a nivel inicial como en todos los eslabones de la cadena de
industrialización y comercialización, o a nivel del consumidor final. La
contaminación inicial significa materias primas contaminadas por ejemplo riego de
verduras con aguas servidas. Durante la cadena de industrialización la fuente de
contaminación es variable pudiendo tratarse del mismo manipulador de alimentos.
La identificación de los organismos involucrados a través de los sistemas de
vigilancia epidemiológica de enfermedades transmitidas por alimentos y la
investigación de brotes de toxi-infecciones alimentarias tiene muchas ventajas,
que están relacionadas no solo con el tratamiento correcto de los enfermos, sino
también con la individualización de los alimentos contaminados para su decomiso.
Los brotes de ETA pueden clasificarse de distintas maneras (1) según la
enfermedad que ocasionan, según el agente etiológico responsable, según los
alimentos relacionados y según el lugar de consumo del alimento.
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La importancia de las EPTA va aumentando día a día en los países de
América Latina, contribuyendo a entorpecer el desarrollo económico de la región.
Nunca se han estudiado los brotes de EPTA en Uruguay. A nivel de la
región pocas veces surgen como problema si bien están descritos en los últimos
años fundamentalmente los casos de amibiasis por E.histolytica denunciados por
Cuba, donde las escuelas rurales han sido los focos y el agua ha sido el elemento
vehiculizador del protozoario. También se destacan casos de triquinosis por
T.spiralis surgidos en Argentina a través de distintos alimentos cárnicos
(chacinados, salamines, carne de cerdo). Otros agentes descritos en países de la
región son G.lamblia y Cryptosporidium sp, así como F.hepatica y A.lumbricoides.
Diversos mecanismos pueden ser generadores de EPTA. El agente
etiológico puede hallarse como contaminante de los alimentos como en los casos
de FECALISMO: directo (con materias fecales o de persona a persona) o indirecto
(por agua o alimentos contaminados y eventualmente vectorizado por insectos:
moscas o cucarachas) y de GEOFAGIA: frutas o verduras mal lavadas que
contengan tierra contaminada. O bien el parásito puede hallarse presente en el
alimento como parte de su ciclo biológico: se trata de infecciones que se
adquieren por CARNIVORISMO: de vacuno (T.saginata, pero también
Toxoplasma) o de cerdo (T.solium, pero también Toxoplasma y Triquina)
Trataremos en el siguiente orden: Toxoplasmosis, Protozoosis entéricas y
Helmintiasis.
Toxoplasmosis.
La infección provocada por Toxoplasma gondii en humanos está muy
difundida, no así la enfermedad que puede alcanzar una gran importancia
fundamentalmente en ciertos grupos. En primer término en las mujeres
embarazadas que adquieran la primoinfección durante el curso de la gravidez
puede provocar gravísimas lesiones orgánicas al feto, o pasar inadvertida y
conducir a secuelas tardías en ocasiones invalidantes con un alto costo
económico y social. En segundo término a los pacientes inmunodeprimidos en
particular con SIDA en quienes provoca lesiones focales del sistema nervioso
central con cuadros de encefalitis grave que puede comprometer la vida del
paciente y en tercer término la localización ocular: corioretinitis agudas de gran
impacto por las secuelas visuales que ocasionan.
Este parásito puede infectar al ser humano por vía digestiva, ingresando
bajo forma de ooquistes (desde el medio ambiente contaminado con heces de
felinos) o de bradizoítos contenidos dentro de quistes parasitarios (alojados
principalmente en músculo estriado y cerebro de ovinos, porcinos y bovinos).
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En Uruguay, la infección toxoplásmica comienza a edades tempranas,
posiblemente debido a ingestión inadvertida de ooquistes toxoplásmicos emitidos
por gatos, así como por ingestión de carne porcina y ovina insuficientemente
cocida. En nuestro país la infección toxoplásmica presenta una prevalencia que
varía entre 30 y 50% en población aparentemente sana (2), dependiendo de los
diferentes estudios realizados. Las estimaciones realizadas para nuestro país
señalan que el riesgo de infección fetal variaría entre 2 y 4 por mil, según el grupo
de edades considerado (3).
Se trata de una zoonosis con amplia difusión entre los animales pudiendo
parasitar a todas las especies de sangre caliente, con capacidad para invadir
cualquier célula del organismo. La prevalencia y títulos de anticuerpos
antitoxoplasma depende de la especie: en suinos es de las más elevadas (70%),
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