Estrategia Didáctica Y Comprensión De Textos
Enviado por dorey • 31 de Marzo de 2015 • 1.930 Palabras (8 Páginas) • 309 Visitas
De una forma implícita, también se nos ha hecho entender lo que supuestamente es la buena lectura: leer libros, sobre todo de literatura, de cabo a rabo, a un ritmo tranquilo, sentados, adelantando paso a paso, entendiéndolo todo. .. Y lo que se cree que no lo es: leer notas, publicidad, informes, redacciones de alumnos, cartas que estás escribiendo. Además, al finalizar la Primaria se considera, como mínimo en quirida y no se vuelve a insistir en ella. Además, la metodología básica que se utiliza para enseñar a leer, tanto si es analítica como global (consultar el esquema de la página 44), tiene como objetivo básico el dominio mecánico del código escrito: deletrear, silabear, comprender palabras y frases aisladas, etc. Niños y niñas pasan la mayor parte del tiempo oralizando fragmentos escritos con el seguimiento del metro.
Solé (1992), y Colomer y Camps (1991) exponen que, con pocas variaciones, la secuencia didáctica típica y tópica de enseñanza de la lectura es la siguiente: l. El maestro escoge una lectura del libro de texto. 2. Un alumno lee un fragmento, mientras el resto sigue la lectura en su libro. 3. Si comete algún error de oralización, el maestro lo corrige directamente o delega en otro alumno. 4. Una vez oralizado el texto, el maestro formula preguntas sobre la lectura, que los alumnos contestan individualmente. Ejercicios de gramática a partir del texto.
Tipos de lectura Una primera aproximación a la lectura debe notar que, como ocurre también con el resto de habilidades lingüísticas, no se trata de una capacidad homogénea y única, sino de un conjunto de destrezas que utilizamos de una manera o de otra según la situación. Leemos diferente según si nos encontramos delante de un periódico, una novela, una redacción de un alumno, una carta que escribimos nosotros mismos, una nota, un anuncio, etc. Sin duda, realizamos la misma operación de captar el sentido de un texto, pero se presentan numerosas variables: los tipos de texto, los objetivos de la comprensión, la situación, la prisa que tengamos, etc. Ronald V. White (1983) efectúa una primera distinción de tipos de lectura según los objetivos de la comprensión y la velocidad (criterios que aparecerán en otras clasificaciones):
LECTURA SILENCIOSA.- extensiva intensiva rápida e involuntaria superficial por placer para obtener para obtener p. ej.: noticias, o por interés información anuncios, de un texto sobre un texto carteles, etc. Por ejemplo, leemos extensivamente una novela o un ensayo; de forma intensiva, un informe sobre un alumno, una carta que ha llegado a la escuela; 1a lectura rápida sería el acto de hojear un libro o dar un vistazo al periódico; y una buena situación de lectura involuntaria sería la de la publicidad que nos asalta inevitablemente por las calles de cualquier ciudad. Los grupos no son excluyentes, de manera que, por ejemplo, se puede leer por placer con rapidez y superficialmente.
De entre las lecturas integrales, es decir, las que leen todo el texto, la reflexiva es más lenta, porque implica una comprensión exhaustiva y un análisis minucioso del texto. Tiene una velocidad inferior a 2508 ppm (palabras por minuto) y alcanza más del 80% de comprensión (80% de la información del texto). Leemos reflexivamente cuando estudiamos o nos examinamos (apuntes, libros de texto, preguntas, instrucciones), cuando escribimos (leemos lo que ya hemos escrito) y, en general, cuando nos interesa entender todos los detalles de un texto, sea cual sea. La lectura mediana es la más habitual, y alcanza una comprensión del 50-70% del texto y una velocidad de 250-300 ppm. Leemos así por ocio (literatura, ensayo), en el trabajo (informes, cartas, normativa, etc. ) o en casa y en la calle (publicidad, programas de mano, carteles, etc. ). Las lecturas selectivas escogen solamente las partes del texto que contienen información interesante según los objetivos del lector. Utilizan estrategias complementarias de comprensión global y búsqueda de información específica. El ejemplo clásico es el periódico: primero lo hojeamos de arriba a abajo, dando un vistazo ágil y rápido, y después atacamos las noticias que nos motivan más, con una lectura más atenta y exhaustiva de estos fragmentos.
EXPRESIÓN ESCRITA
¿Qué es escribir?
En la sociedad actual, podemos decir que alguien sabe escribir cuando sabe comunicarse de forma efectiva por escrito, dicho de otro modo, cuando es capaz de producir un texto escrito adaptado a una situación comunicativa concreta. Por lo tanto, saber escribir incluye:
a) Por una parte, dominar una serie de procedimientos psicomotrices (trazo de las letras, caligrafía) y cognitivos (planificar el escrito – generar ideas, seleccionar y ordenar la información–, revisarlo, reformularlo).
b) Por otra parte, también implica poseer ciertos conocimientos lingüísticos: sobre gramática –ortografía, sintaxis, léxico–, sobre qué es un texto –cómo se ordenan los párrafos, cómo se logra la cohesión textual, etc.–, sobre estilo, e incluso sobre retórica, etc.
c) Además, saber escribir implica poseer cierta actitud hacia la cultura impresa y hacia la figura de uno mismo como escritor (en sentido amplio).
Este último aspecto, el de las actitudes, incluye varios aspectos importantes. El primero tiene que ver con el interés y la motivación por escribir: ¿Qué siente el niño o adolescente al escribir? ¿le gusta? ¿se lo pasa bien? ¿se siente escritor o redactor? ¿se imagina a él mismo escribiendo? ¿tiene algo que decir a través de la escritura? Si la respuesta a estas preguntas es negativa, las propuestas didácticas del maestro deberán ir encaminadas a vencer el desinterés y la desmotivación como primer paso necesario para poder adquirir el código escrito. El niño debe descubrir sus propios intereses hacia la escritura (¿para qué me gustaría escribir? ¿para qué lo podría utilizar?: para plasmar lo que guarda mi imaginación, para comunicarme con amigos, para crear cómics, para narrar en el periódico de la escuela el último partido que he visto…). Es interesante plantearse cómo vive el alumno los ejercicios de redacción que le encargan en el colegio: ¿Son propuestas para expresar sus pensamientos, sentimientos u opiniones, o para proyectar su imaginación? ¿o son simples instrucciones desvinculadas de sus
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