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La Lengua Y Sus Hablantes

caleb8628 de Septiembre de 2012

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El signo y los signos

El mundo, ante la interpretación del hombre, está lleno de significa¬ciones. Tan pronto el hombre decide ir más allá de los objetos mismos, encuentra que éstos tienen un valor que los trasciende: una significación. Ante un cacharro prehispánico, yendo más allá de su función específica, un arqueólogo puede dar fácilmente una larga y precisa explicación respecto a lo que ese objeto significa en cuanto a la cultura que lo hizo y su nivel de civilización. Si nos limitamos a los objetos culturales y, a la vez, ampliamos más este campo, con muy poco esfuerzo podremos encon¬trar algo más allá de los objetos mismos. La manera en que viste una persona nos puede indicar su status socioeconómico, su tipo de actividad e, incluso, algunas características de su personalidad. Los muebles que selecciona, digamos, una pareja de recién casados para su departamento, nos pueden decir mucho acerca de ellos: si los escogieron de determinado tipo para impresionar a los amigos; si se los regalaron, pues no corres¬ponden a su estilo de vida; o si los seleccionaron porque no tenían sufi¬ciente dinero para comprar otros. De la misma forma podernos ir más allá de muchos otros objetos e interpretar qué significan. Pensemos en lo que puede significar una casa de cierto estilo en un lugar determinado; un auto pequeño o grande; el uso de corbata frente a la ausencia de ella en nuestros amigos o compañeros de trabajo; el cabello largo en los muchachos jóvenes; o la manera en que uno de nuestros conocidos utiliza los cubiertos.

Cuando vemos en un objeto no su valor per se, sino algo que lo tras¬ciende o, en otras palabras, cuando tomamos un objeto como represen¬tante de otro hecho distinto del objeto mismo, estamos considerándolo como signo. Un signo es, pues, un hecho perceptible que nos da infor¬mación sobre algo distinto de sí mismo.

Los signos de los que hemos hablado anteriormente no son muy obvios; en cambio, es claro el valor del signo cuando damos varios golpes a la puerta para indicar que estamos ahí y que deseamos que la abran:

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CAP. 1. EL SIGNO Y LOS SIGNOS

el hecho perceptible son los golpes y la información es el significado que le atribuimos. También son claramente signos las indicaciones que apa¬recen en las calles o carreteras para normar la circulación de los vehícu¬los, o las palabras que empleamos para comunicarnos cuando hablamos o escribimos.

1.1. SIGNOS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS

¿Cuál es la diferencia entre los signos del primer tipo, como el vestido o el cacharro, y los del segundo, como el golpear en una puerta o las palabras? En los primeros, la finalidad de comunicar algo más allá del objeto mismo no es la función primaria: el vestido sirve fundamental¬mente para .cubrirse el cuerpo y el cacharro para, digamos, cocinar con él. En cambio, en los segundos, su función primaria —en realidad su única función— es la de comunicar: se producen voluntariamente para establecer la comunicación. En los otros, la comunicación —es decir, su uso como signos— es involuntaria.

Pensemos en una persona que cierra un ojo. La acción puede ser involuntaria cuando se trata, por ejemplo, de un tic nervioso; o volunta¬ria cuando esa persona desea comunicar a otra que está de acuerdo con ella, que comparte su secreto o que le gusta. En ambos casos podemos considerar la acción con valor de signo, pero en el primero su signifi¬cado, su interpretación, sólo puede ser descifrado por el especialista: el emisor produjo involuntariamente el signo y no pretendía establecer la comunicación. En cambio, en el segundo, el emisor produjo el signo precisamente para comunicarse con el receptor. Los signos que un emisor produce con la intención de establecer la comunicación son signos pri¬marios, dado que esa es su finalidad esencial. Los otros signos, cuya función básica no es la de servir para comunicar algo, son signos secun-darios.

Hay, además, otra diferencia importante entre los signos primarios y los secundarios. Cuando se produce un signo primario, el receptor sabe que el emisor desea establecer la comunicación, conoce su intención comu¬nicativa. En cambio, ante un signo secundario el receptor no percibe necesariamente la intención comunicativa del emisor.

• Describa algunas de las características socioeconómicas y de perso¬nalidad de los tres personajes que aparecen en los dibujos.

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1.1. SIGNOS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS

1.

2.

3.

• ¿Son primarios o secundarios los signos que le permitieron formarse una opinión de los tres personajes?

¿Qué significan los siguientes signos?

CAP. 1. EL SIGNO Y LOS SIGNOS

1.

2.

3.

¿Son primarios o secundarios los signos anteriores?

Dé dos ejemplos de signos primarios:

2.

• Dé dos ejemplos de signos secundarios;

1.

2.

1.2. SEMIOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA

La semiología se ocupa del estudio de los signos producidos por el hombre. En este sentido, en el campo de la semiología caben todos los signos de los que hemos hablado antes; sin embargo, hay dos plantea¬mientos del campo semiológico: el extenso, que abarca tanto los signos primarios como los secundarios, y el limitado, que incluye únicamente el estudio de los signos primarios. Ambos planteamientos pueden funda¬mentarse teóricamente y tienen, a la vez, ventajas y desventajas. La semiología, tomada en su planteamiento amplio, se enriquece, pero a la vez se vuelve metodológicamente imprecisa, por la imposibilidad de lograr una sistematización de toda clase de signos. En su enfoque restringido, la semiología limita su campo, pero al mismo tiempo adquiere mayor rigor. A la primera se le ha llamado semiología de la significación, y a la segunda semiología de la comunicación.

Dentro del campo de la semiología de la comunicación hay una clase de signos muy conocidos: los que utilizamos todos los días al hablar y al escribir. Estos signos, que forman un sistema, son los lingüísticos, como todas las palabras que hasta ahora han aparecido escritas y separa-

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1.2. SEMIOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA

Das por blancos. La lengua es, pues, un sistema de signos y, como tal,

contituye uno de los objetos de estudio de la semiología. Sin embargo,

dada la complejidad y riqueza de la lengua, y dadas sus características

distintivas, hay una disciplina que, dentro de la semiología, se ocupa de

su estudio: la lingüística.

Entre la lengua y otras formas no lingüísticas de comunicación existen varias diferencias. De todas ellas, la que se considera fundamental es la que la lengua está doblemente articulada. Un semáforo, por ejemplo, tiene tres signos: la luz verde, que indica adelante; la luz ámbar, que señala que debemos prepararnos para detenernos; y la luz roja, mediante la. cual sabemos que debemos detener el vehículo. Sin embargo, esos tres signos no pueden segmentarse en componentes sin significado: cada uno tiene valor de signo; en cambio, si tomamos una palabra cualquie¬ra, como árbol, podemos segmentarla en elementos sin significado: á +/r/ + /b/ + /o/ + /l/. Estos elementos sin significado, que en la lengua hablada son una clase de sonidos llamados fonemas y en la lengua escrita se representan con letras, no tienen valor de signos, pero sirven para formarlos y diferenciarlos. De esto se desprende que la lengua, frente a otros sistemas de comunicación, es un sistema de signos para trasmitir mensajes y un sistema de fonemas para formar signos. Esa es, pues, la doble articulación: la primera está formada por los signos, elementos con significado que se articulan con otros signos en la cadena hablada; y la segunda, por los fonemas, elementos sin significado que se articulan entre sí para formar signos.

Pensemos en otro mensaje trasmitido con signos no lingüísticos y con signos lingüísticos. Para decir a alguien "Yo quiero que vengas", se puede utilizar un movimiento con el brazo y la mano. Este signo de tipo mímico no se puede segmentar en dos articulaciones: sólo tiene una, la primera. En cambio, la expresión lingüística correspondiente puede dividirse en signos, por ejemplo en palabras, que forman la primera articulación:

yo + quiero + que + vengas

y éstas, a su vez, en elementos de la segunda articulación o fonemas, como se muestra en el siguiente ejemplo, en el cual se utiliza la represen¬tación fonológica:

/y/ + /o/ /k/ + /i/ + /e/ + /r/ + /o/ /k/ + /e/

/b/+/e/+/n/+/g/+/a/+/s/

La doble articulación da a la lengua gran economía y eficacia. La hace económica porque con pocas sonidos o fonemas podemos formar un

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CAP. 1. EL SIGNO Y LOS SIGNOS

número infinito de signos. Pensemos que, teóricamente, con los veintidós fonemas que se utilizan en el español de México se pueden formar tantas palabras distintas como el número de combinaciones diferentes que pue¬den hacerse con esos elementos. Si, en cambio, cada uno de esos fonemas fuera signo, si cada uno tuviera un significado, nuestro vocabulario que¬daría reducido a sólo veintidós palabras.

La lengua es eficaz porque, con los signos, podemos trasmitir un número infinito de mensajes, de acuerdo con la manera en que decida¬mos combinarlos y con la complejidad

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