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La autoridad docente. En un tiempo de desinstitucionalización

stellaperessin81Monografía21 de Abril de 2017

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INTRODUCCIÓN

Realizar el presente trabajo de investigación representa un gran desafío, pues se intentará construir un conocimiento sobre el tema Autoridad Docente en la “escuela secundaria”, a partir de las representaciones que, sobre dicho tema, manifiestan los estudiantes.

En un tiempo de desinstitucionalización, es un paso obligado en quienes nos desempeñaremos en las instituciones educativas, detenernos a pensar y reflexionar sobre esta temática que se materializa en los vínculos que se establecen cotidianamente en el espacio escolar.

Nuestro sistema educativo moderno, surge en el marco de un “proyecto político cultural homogeneizador” donde había que formar al futuro ciudadano. La autoridad del docente se sostenía en un vínculo legitimado desde las distintas instituciones sociales, lo que favorecía la transmisión intergeneracional, para consolidar nuestra identidad nacional. La autoridad pedagógica, necesaria para la estabilidad política, tenía el prestigio fundado en su momento de origen, el docente era el representante cultural de ese nuevo orden. A través de él se hacia posible y se daba continuidad a un proyecto homogeneizador y civilizador, pensado y activado por un gobierno oligárquico. En este sentido, si bien la autoridad, no fue construida en relaciones democráticas, si era considerada legítima por sus ciudadanos porque prometía una vida mejor y de progreso.

En las últimas décadas, en un contexto de cambios y declive de las instituciones modernas, en este sentido la representación moderna de autoridad, esta sufriendo (y junto a ella nuestra sociedad) cierta mutación.  El vínculo entre los distintos actores educativos está en tensión, producto quizás de la consolidación y reagudización de la relación pedagógica fundadora, lo que no permite ver procesos de autoridades emergentes, o nuevas significaciones sobre autoridad que irrumpen en el escenario escolar.

El malestar que se vive en nuestras instituciones educativas, suele llamarse “crisis de autoridad”, que cobra evidencia en alumnos, entre otras manifestaciones, a través de conductas de apatía e impulsividad, y en los docentes, en el agobio, licencias por enfermedad, falta de entusiasmo por la tarea, que aluden a sentimientos de impotencia que generan las dificultades para producir una escena educativa, que requiere de nuevas regulaciones para poder funcionar. Frecuentemente se denuncia que los docentes no tienen autoridad, y los alumnos no tienen límites, faltan el respeto a maestros, profesores y adultos en general. El sentimiento de nostalgia de una autoridad fuerte o posible, se hace presente.

A partir de lo planteado, a través de este trabajo se intentará considerar las distintas representaciones que circulan en el espacio escolar, tratando de dilucidar las formas de autoridad que están en crisis y cuáles están emergiendo, teniendo en cuenta sus rasgos, características y prácticas en que se manifiestan.

Interrogarnos, reflexionar y comprender qué es lo que está pasando en las escuelas, para qué  se educa hoy, realizar una mirada critica de autoridad, no es más que una de las tantas formas de preguntarnos por cuáles son las protecciones necesarias para vivir una vida “en común”, en este caso desde el espacio escolar. Ante esto el problema de investigación que nos planteamos pregunta sobre:

¿Qué significado le otorgan los jóvenes de la escuela secundaria al concepto de “autoridad”? ¿Por qué los jóvenes reclaman mayor “autoridad”? ¿A qué rasgos del docente, los alumnos, le asignan características de “autoridad”?

Los objetivos apuntan a: Conocer los motivos causales de la demanda de “autoridad” y analizar el significado que los estudiantes le otorgan al concepto de autoridad.

El trabajo se enmarca en una perspectiva cualitativa. Utilicé una muestra que se conformó a partir del “muestreo teórico”, es decir, dejé de entrevistar cuando se saturaron las categorías de análisis y los nuevos entrevistados ya no aportaban más información.

Los datos los recolecté a partir de entrevistas semi estructuradas y los analicé a partir del método de comparaciones constantes de Glasser y Strauss.

En la primera parte del trabajo expongo algunos conceptos en un marco teórico. En la segunda parte relato los datos obtenidos en las entrevistas realizadas a los alumnos y a los docentes, comparo las respuestas obtenidas y también realizo comparaciones de las entrevistas con el marco teórico. Finalmente formulo algunas conclusiones.


MARCO TEÓRICO

Las representaciones son elaboraciones subjetivas que se hacen los sujetos individuales o colectivos, a propósito de determinados objetos y situaciones, bien sean estos ideales o materiales. Dichas representaciones son relacionales, pues, si bien se ubican en los individuos, se hallan en permanente intercambio entre los sujetos, en sus relaciones e interacciones, pues es con y a partir de las mismas que conocen, explican, comprenden, comunican los asuntos y temas de la vida cotidiana[1].                      

Es decir que las significaciones elaboradas por los sujetos, son respuestas a un juego de pulsiones propio de cada sujeto como respuesta a exigencias de significación planteadas por lo histórico social.

Indagar las “representaciones en torno a la idea de Autoridad Docente”, es un enfoque difícil, por la complejidad de dicho objeto, donde se ponen en juego numerosas dimensiones que es necesario tener en cuenta para su comprensión, y que exceden este trabajo. Pero a la vez, es una tarea estimulante, porque las maneras en que los sujetos ven, piensan, conocen sienten e interpretan su mundo, desempeña un papel indiscutible a tener en cuenta, en la orientación y reorientación de las prácticas pedagógicas, en relación al problema que nos convoca. Tarea estimulante también para los actores, porque a partir de la reflexión de determinados temas y en las representaciones que se elaboran, se manifiestan e implican procesos subjetivos, en una actividad de revisión, construcción y reorientación de las propias significaciones[2].

Las significaciones producidas por los estudiantes, si bien están articuladas a su sensibilidad, sus intereses, sus deseos, emociones y cogniciones, se evidencia una idea de autoridad como un proceso que se construye, en el cual el docente cumple un rol clave. En dicho proceso se revalorizan, se agregan, se enfatizan aspectos, componentes, que consideran necesarios para la transmisión[3].

El Adolescente en la Escuela Secundaria

El trabajar con adolescentes, puede llegar a ser una tarea desgastante, la relación maestro-alumno durante esta etapa se caracteriza por ser un constante estira y afloja. Es el docente quien imprime la diferencia al momento de tratar con sus alumnos, él decide si solo transmite los conocimientos que le marca el programa, o si crea una verdadera relación de enseñanza-aprendizaje, para dar paso también a otros aspectos formativos que serán determinantes en la vida futura de los jóvenes. El papel que juega el docente para llevar a buen término la educación secundaria es determinante. Esto nos lleva a reflexionar sobre lo importante que es generar en los estudiantes de secundaria la experiencia de nuevos procesos más que de nuevos contenidos, preparándolos realmente para enfrentar los retos futuros que puedan presentarse a lo largo de sus vidas[4].

Otro aspecto que debemos entender es que la adolescencia es una etapa de cambios constantes, tanto físicos como emocionales. Lo que sí es una constante es el hecho de lo difícil que le resulta al adolescente asumirse como una persona que dejó de ser niño, pero que aún no es lo suficientemente maduro para ser considerado un adulto; por lo tanto requiere ser orientado en la toma de decisiones; esto explica, en parte, la problemática que parece caracterizar la relación de los adolescentes con las figuras de autoridad. Comprender a los jóvenes no significa dejarlos hacer lo que ellos quieran, la conducta del adolescente debe ser normada, sobre todo dentro de una escuela; marcando los parámetros que le indiquen claramente que procesos serán los que juzguen determinada conducta o bien bajo que parámetros será evaluado un trabajo escolar[5].

Por último, el adolescente toma como marco referencial al docente, por ello debemos cuidar nuestras acciones, para que ellas tengan una influencia positiva en su vida futura. El profesor estricto en extremo, no logra establecer una comunicación adecuada entre alumno y docente. En el extremo opuesto, se encuentra el profesor paternalista, permisivo, asume esta actitud no para proteger a los alumnos, sino para protegerse él mismo. Otro tipo de profesor es el que se baja totalmente al nivel del adolescente, hasta el punto que los alumnos realmente lo tratan como uno más de ellos, perdiendo el sentido de autoridad, creando un caos en sus clases. Lo mejor es ofrecer al alumno un docente que haga valer su autoridad, pero que al mismo tiempo los haga sentirse cómodos, con la confianza de acercarse a él para que les resuelva cualquier tipo de duda, ayudándoles de esta manera a encontrarse consigo mismo y superar de la mejor manera posible tan difícil etapa[6].

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