Las escuelas matan la creatividad según Ken Robinson – Rafael Midence Ávila

Las escuelas matan la creatividad según Ken Robinson – Rafael Midence Ávila

Así como el cambio climático está acabando con nuestros recursos naturales, el obsoleto modelo educativo está matando la creatividad y con ello; lo más valioso que poseemos, nuestros recursos humanos. De esa comparación de realidades parte la disertación de Ken Robinson en la TED de 2006, donde nos encontramos con un entretenido y acertado planteamiento sobre la urgente necesidad de crear un sistema educativo innovador y revolucionario que sea capaz de nutrir, enriquecer y fortalecer la creatividad en los educandos en vez de socavarla o coartarla. Resulta evidente que el sistema educativo utilizado, es un modelo obsoleto y desfasado. Ya que en este, se prioriza demasiado las dificultades que la sociedad nos impone para desarrollar nuestra creatividad y se estigmatizan o se condenan en cierto modo los fallos y errores en nuestras actividades y decisiones.

Nos resulta necesario y obligatorio formularnos la siguiente interrogante: ¿Cómo evitar que las escuelas sigan matando la educación? A ello, respondemos que es necesario que se potencialicen otros métodos de aprendizaje y enseñanza, que sean capaces de ayudarnos en la resolución de problemas, en la investigación como método facultativo para respaldar nuestra creatividad a través del pensamiento visual y el aprender haciendo kinestésico.

Desde siempre se ha demostrado que la creatividad humana es extraordinaria y vemos toda esa gran evidencia en el arte con el paso de los siglos. Si bien, el modelo educativo creado de acuerdo a las necesidades de la industrialización cuenta dentro de su maya curricular con asignaturas de arte, éstas están en el peldaño menos privilegiado de los planes de clases. Porque la globalización académica tiene un enfoque primordial en la internacionalización de la habilidad académica, lograr un titulo para poder competir en el ámbito laboral. Sin tomar muy en cuenta la creatividad innata de los individuos, priorizando en el presente lo que deberían ser a futuro para un futuro tan incierto que está en constante cambio y movimiento.

En los primeros años de la vida de un niño, podemos observar como tienen la inmensa capacidad de arriesgarse cuando no saben algo o no pueden hacer algo, hacen el intento sin temor a equivocarse, es ahí precisamente donde se demuestra la creatividad innata. Al llegar a la adultez, esa capacidad aparentemente se ha perdido y padecen mucho temor a equivocarse. En realidad no adquirimos creatividad, crecemos perdiéndola o somos educados para perderla. Los niños demuestran ese gran potencial de innovación cuando encuentran su talento y se vuelven extraordinarios. El famoso artista español Pablo Picasso expresó que “todos los niños nacen siendo artistas y pierden la creatividad en el proceso de crecimiento” Hoy en día, para ser creativos no debemos tener temor a equivocarnos y tampoco debemos buscar el error para potenciar la creatividad. Hemos estado educando a nuestras futuras generaciones erróneamente formándolos en base a experiencias y necesidades actuales que en pocos años, casi en seguida estarán desfasadas. Resulta necesario como motor vital de la educación empezar o seguir dando protagonismo y fomento a la creatividad, considerándola tan básica e importante como la alfabetización. Como ya se expresó antes; la educación castiga el error, matando así la creatividad. La creatividad surge precisamente, en la forma de cómo actuamos partiendo del error. Como regla general se lo considera negativo, de poco mérito y esto conlleva a una pérdida de la creatividad, por el contrario debe tenerse en cuenta como un motivador que nos empuje a intentarlo nuevamente, potenciando así nuestra creatividad para resolver problemas. Que no es otra cosa que mantenerla, pues la creatividad es una capacidad y una cualidad que no aprendemos, está en nuestra naturaleza desde nuestro origen cuando venimos al mundo.

El sistema educativo mundial obsoleto mata la creatividad porque en general el esquema no cambia, a diario se imparten materias como matemáticas y lenguaje, y de modo testimonial y superficial el arte o la música, dejando en el olvido el drama o la danza. No se potencia las habilidades corporales y sólo se centra en potenciar el cerebro como máquina para producir dinero. Este mismo sistema solo promueve su valor en la habilidad académica. Haremos hincapié en que esto es una es una visión errónea de la inteligencia, porque descarta gente brillante con otros potenciales. La escuela y las materias que allí se potencian son aquellas que sirven para lo que en el siglo XIX se consideraba útil, de cara a trabajar en lo que fue el periodo de la industrialización. En esa época ello significaba trabajo, dinero y futuro. En contrapartida el resto de materias no tenía sentido de potenciación, ya no tenía futuro ser músico o artista, ya que eso no presuponía un futuro económico.

Finalmente, apuntaremos que en la actualidad tener un título no asegura un trabajo, ya que nos encontramos ante una obligada y competitiva burbuja de inflación académica. La solución sería reestructurar el sistema educativo y potenciar la creatividad, considerando una visión más amplia de la inteligencia.

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