Plateamiento Del Problema

1. Planteamiento del problema

Fomentar los valores en nuestra escuela secundaria

Estimular la sed de conocimiento y, luego, satisfacerla, conforma una tarea que hoy recae casi exclusivamente en el sistema educativo. Cuando en realidad concierne a las distintas partes de la sociedad y, en principio, a la familia. La escuela se encuentra así asfixiada por un bulto enorme al que el resto le hace la vista gorda.

En el contexto histórico mexicano, revisado desde el planteamiento de las políticas educativas, podemos observar que desde la creación de la secretaria de educación pública (SEP), la educación sobre valores se presenta como una preocupación, pero tal parece que se le dejaba como un asunto pendiente, sobretodo en la educación primaria y secundaria, ya que no tenia presencia en los planes de estudios, sin embargo a partir de la década de los noventa del siglo pasado, existe no solo la preocupación por incorporar tal campo temático en los programas de educación básica, si no que es la propia SEP quien establece los lineamientos para ocuparse de la formación valores

En la educación primaria y secundaria, en esta última con la creación del programa de la asignatura de formación cívica y ética. De lo cual podemos concluir que dentro de lo planteamientos vigentes en el campo temático que nos ocupa, prevalece el principio de que una educación sin valores no es educación.

Los valores son una guía para nuestro comportamiento diario. Son parte de nuestra identidad como personas, y nos orientan para actuar en la casa, en el trabajo, o en cualquier otro ámbito de nuestras vidas.

2. Introducción

El crear hábitos en los niños, niñas y adolescentes es complicado, sobre todo si no se les enseñó desde pequeños.

La disciplina y los valores encierran un significado importantísimo en la vida, son herramientas que deben caracterizar a las personas, pero no basta con conocer su significado, sino que deben ser puestas en práctica para ser adquiridas y formen parte de nuestra vida. Hoy en día, la pérdida de valores es evidente. Es difícil mantenerse firme con sólidos principios morales en este mundo cada vez más superficial y sin conciencia. Las buenas costumbres parecen anticuadas y quienes las practican son blancos de burla, por lo que urge volver a los principios socialmente aceptados como validos. Ya no es suficiente enfocarse en la cuestión académica de los niños, niñas y adolescentes. Hay que promover que adquieran conocimientos que puedan aplicar para los retos de la vida, que lleven a una educación integral para el desarrollo del carácter, el liderazgo y el respeto; formar a la niñez y la juventud en valores, poniendo en ellos la esperanza de un mañana mejor, construido con cimientos de justicia, libertad, honestidad, ética y moral.

3. Justificación

Aunque somos seres sociales por naturaleza, necesitamos aprender a convivir, pues con frecuencia encontramos ejemplos de una convivencia humana violenta, discriminatoria, egoísta, abusiva e individualista. Es posible lograr que nuestra sociedad sea justa, igualitaria, democrática, pacífica y respetuosa de la dignidad humana si aprendemos a convivir, es decir: si ponemos en práctica valores y actitudes de respeto a la dignidad humana; si somos tolerantes y respetuosos de la diversidad; si respetamos los acuerdos y las reglas; si cooperamos, participamos, somos solidarios y apoyamos a quienes lo necesitan; si respetamos la dignidad humana, rechazamos y denunciamos las acciones que violen los derechos de las personas y si resolvemos los conflictos de manera no violenta y democrática mediante el dialogo.

Una de las manifestaciones preocupantes en el comportamiento de los niños, la juventud y otros segmentos de la población se configura en el imaginario colectivo como una aguda crisis de valores. Corrupción desenfrenada en las altas esferas políticas (con esto se hace especial alusión a lo ocurrido en la última década del siglo XX), ascenso de la criminalidad, violencia juvenil,

4. Marco teórico

El ser humano es una entidad compleja formada por procesos biológicos, mentales, emocionales, espirituales y sociales.

La familia, la comunidad y la escuela son esenciales en esta etapa de crecimiento acelerado que requiere las condiciones adecuadas para lograr un mejor desarrollo para el aprendizaje, el juego y el descubrimiento, así como para estimular la motricidad y la creatividad. Esta etapa es fundamental también para aprender normas sociales y adquirir valores como la solidaridad y el sentido de justicia.

Por esta razón, nuestro carácter y personalidad se moldea con las actitudes y comportamientos de las personas que nos crían, bien sea los padres u otros familiares. Sus conductas tienen el principal peso de lo que después se convierte en nuestros

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