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Practica Docente


Enviado por   •  13 de Julio de 2014  •  4.042 Palabras (17 Páginas)  •  155 Visitas

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LA PRÁCTICA DEL DOCENTE

La experiencia educativa que se establece a partir de las interacciones dentro del proceso E-A tiene diferentes alcances, sin duda alguna. Lo cierto es que la manera en que los Docentes trastocan a los estudiantes mediante su práctica permite o no la trascendencia de los conocimientos y su reflejo en la realidad.

Por ello, es pertinente llevar a cabo los procesos necesarios para adquirir las habilidades y conocimientos, que permitan un desarrollo acorde a la realidad educativa que se vive en los diferentes contextos donde se desenvuelve el docente y el alumno.

Dentro de los múltiples factores que intervienen dentro del proceso E-A se encuentra el espacio áulico en conjunto con las relaciones que se viven dentro de él. Este es un factor que determina en mayor o en menor medida el cómo se da la asimilación de los conocimientos, por lo cual es importante tener en cuenta los alcances que se tienen dentro de él, y más en una materia como lo es la Educación Artística, donde se espera que el alumno se tenga total libertad para expresar movimientos, voz, creatividad, etc. Aunado a ello, se encuentra el discurso que el docente presenta mediante su práctica a los alumnos.

Si bien es cierto que dentro de las instituciones existe el curriculum para guiar la práctica docente, en ocasiones se cae en una simple reproducción de los conocimientos sin pasar por la parte formativa del docente, sobre todo en una realidad como la que se vive ahora dentro de la educación, donde se privilegian los conocimientos y habilidades por encima de la razón y el pensamiento transformador y creativo.

Ahora bien, el responder a las necesidades del mundo en que nos desenvolvemos es necesario, más no debe ser una justificación para encasillar y centralizar los conocimientos en simples y llanas habilidades.

Recordemos que en la actualidad, el docente se halla en el epicentro de la reforma educativa y se espera sea capaz de establecer una nueva relación con el alumno, pasar de la función de solista a acompañante, convirtiéndose así, ya no sólo en el que imparte los conocimientos sino en alguien que ayude a los alumnos a encontrar, organizar y manejar esos conocimientos encaminando con ello la asimilación de los mismos.

Lo anterior nos obliga a reflexionar entonces al docente como un sujeto cargado de individualidad cuya práctica profesional le pone cara a cara frente a un grupo de sujetos-estudiantes quienes a su vez tienen una historicidad que reflejan rasgos y que los caracterizan como seres únicos dando cuenta del contexto actual, de la realidad educativa.

Dentro de esta interacción tanto el docente como los alumnos se vinculan estableciendo un dialogo, que esta permeado de ideologías, pensamientos, cultura, valores, problemas sociales, económicos e incluso familiares concepciones que reflejan un mundo y un ahora (espacio-tiempo). Dentro de este dialogo que se gesta en el proceso E-A se ponen en juego tanto las características de los sujetos pero también se encuentran flotando alrededor los conocimientos determinados que se quieren transmitir.

“Dialogo” es una palabra muy utilizada, pero pocas veces llevada a la práctica; mucho más que una conversación o un mero intercambio de ideas, implica la explicitación y la confrontación de pensamientos distintos en torno a un interés común, el respeto por las ideas expresadas, la libertad de manifestar dudas o desconocimiento y la intención de conocer, de entender y de avanzar en la búsqueda de la verdad.1

La apropiación de los conocimientos por parte del alumno está determinada por la forma en que el docente los transmite, y es en esta medida que se logra una experiencia educativa cuya finalidad no es más que el transformar la realidad a partir de él “estar” en el mundo determinación activa o pasiva.

En medida que el dialogo educativo es transformador y tiene verdaderos alcances dentro de la formación de los sujetos entonces trasciende de tal manera que permea las subjetividad de las personas. No es unilateral, es decir que solo se manifiesta en dirección Docente-Alumno es más bien un contexto multilateral que también se transforma día a día. El docente comprometido a su trabajo debe darse cuenta de la necesidad que se tiene frente a la realidad cambiante, y por ello ver la manera de buscar nuevos saberes que complementen su quehacer cotidiano.

Transcender de una docencia pasiva a una metodología inclusiva y activa que promueva los conocimientos, establecer los propósitos y las acciones que permiten la asimilación de los contenidos. Que desde final del siglo pasado se han implementado diferentes directrices que promuevan este ámbito. Incluso las organizaciones mundiales como la Organización de Estados Iberoamericanos preocupados por las nuevas necesidades se preocupan y ponen en marcha deferentes planes y programas.

Así, en los noventa detectamos el empeño puesto en que los docentes se “perfeccionen”, “reconviertan”, “actualicen”, según las distintas miradas que se hicieron del problema. No fue una cuestión menor para los espíritus reformistas normalizar las habilidades, “competencias”, de los docentes para una nueva escuela, es decir, que se apropiaran de nuevos saberes útiles para la escuela del siglo XXI.2

2 XIII Conferencia Iberoamericana de Educación

Tarija, Bolivia, 4 y 5 de septiembre de 2003

http://www.oei.es/xiiicie_doc03.htm

Es por ello que la práctica docente en primer lugar responde a necesidades del curso en el que se encuentra posteriormente se elevará la necesidad que los conocimientos trasciendan y se vayan construyendo nuevos ya que no será el único curso que el docente dará. Habrá otros que requerirán de nuevas percepciones y conocimientos. Y aunque fuese a dar el mismo curso no hay 2 cursos iguales porqué los alumnos no son los mismos. Otro factor que se debe de tomar en cuenta es la necesidad que en los diferentes niveles educativos se establece, ya que no es lo mismo la práctica docente que se da a nivel primaria que la que se presenta en nivel superior. Por esa misma razón las necesidades educativas y las de los docentes son totalmente diferentes aunque presentan líneas ejes que son directrices de las Educación en general.

Y es precisamente el tema y la situación que nos interesa, ya que el proceso de la práctica docente se ve permeada de los diferentes contextos que dan vida al proceso de E-A a nivel Superior y concretamente en la materia de Educación Artística.

Desde esta perspectiva, es necesario considerar que la trayectoria curricular de los profesores-alumnos de la Licenciatura en Educación confluyen numerosos discursos. 3

3 Cerdá Michel Alma Dea Nosotros

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