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Enviado por RubicelaSekisa • 4 de Agosto de 2011 • 2.511 Palabras (11 Páginas) • 1.032 Visitas
EL ROL DEL PROFESOR
La escuela como institución y el profesor como agente socializador enfrentan el reto de abrir las puertas del siglo XXI introduciendo cambios en su organización, en su quehacer y lograr que estos no se operen sólo en el discurso sino en el accionar cotidiano del profesor.
Asistimos a un período de cambio a nivel mundial, en el que para muchos el futuro se presenta incierto: cambian las demandas de la sociedad y de los individuos, la situación internacional es otra, aparecen nuevas reglas de juego y se modifican los roles de las instituciones, los agentes y surgen nuevos actores sociales. Los sistemas educativos no se mantienen inertes, se han iniciados procesos de reformas y transformaciones, derivadas de la concientización del agotamiento de un modelo tradicional que no ha conciliado el crecimiento cuantitativo con niveles satisfactorios de calidad y equidad, ni de satisfacción de las nuevas demandas sociales. El funcionamiento óptimo de los sistemas educacionales se convierte en una prioridad de los países para garantizar la preparación de ciudadanos para sobrevivir en sociedades complejas.
En este marco, la escuela emerge como una institución abierta a las demandas de su contexto y con grados crecientes de autonomía, manifestación de uno de los cambios más significativos que se sucedieron en los sistemas educativos.
En respuesta a estas transformaciones la reconceptualización del rol del profesor es una exigencia de los procesos de descentralización, de autonomía en la gestión de las escuelas y de los cambios que están ocurriendo en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Así, la profesionalización de la actividad educativa es un concepto central que debe caracterizar las actividades de esta nueva etapa del desarrollo educativo.
Desde el discurso, todos coinciden en considerar que al rol del maestro le son propia la creatividad y la innovación pero, estas características no devienen en el desempeño del quehacer profesional del maestro por arte de magia ya que, al encapsularlo en ámbitos escolares formales y burocráticos el resultado es todo lo opuesto, la actividad se hace monótona, estereotipada y se limita el despliegue de sus potencialidades.
En las conceptualizaciones del rol profesional se observan diferentes posiciones que transitan desde definirlo por las acciones observables del maestro en la consecución de los fines esperables de los procesos de enseñanza que se refiere a las "competencias" del maestro para lograr un aprendizaje efectivo en los alumnos hasta otra en que el acento se pone en la profesionalización del rol
Evidentemente, prevalece la tendencia en los profesores de asumir un rol directo, "los profesores emplean buena parte del tiempo de clases hablándole a los alumnos, hablando con ellos y supervisándolos cuando trabajan individualmente en sus puestos...estas son formas de "recitación-trabajo" (Dunkin y Bidalle, 1974, citado por Avalos B. 1994). Los profesores también controlan sus clases toman las mayorías de las decisiones y organizan las actividades.
La posición de poder que ocupa el maestro en el salón de clase, le genera seguridad, al desempeñar el rol como poseedor de todo el saber, ignorando que los estudiantes también tienen saberes individuales y que la conjugación de todos facilita la "construcción del conocimiento".
Por lo tanto es preciso re-conceptualizar el rol del maestro en el sentido de ser un sujeto con posibilidad de poner en juego la información que tiene sobre sus alumnos de manera individual y grupal a partir de un diagnóstico que promueva el crecimiento personal de estos; poder incorporar al quehacer profesional el caudal de trabajo teórico y empírico alcanzado en la investigación educativa; lo que implicaría la toma de decisiones, elaborar propuestas y reflexionar acerca de lo que acontece en el salón de clase.
El rol del maestro está dibujado como una persona autoritaria, no crea el espacio para el intercambio entre los alumnos o lo que es lo mismo impide los vínculos horizontales y solo a través de él, como centro del proceso de enseñanza, se producirán los contactos en el salón de clase.
Los maestros que convocan sus alumnos a la construcción del conocimiento tienen mayores probabilidades de establecer relaciones basadas en una red de conversaciones "ruido productivo" que se genera en la sala de clases. El aula es un espacio de interacción social donde se generan conversaciones entre maestros y alumnos y entre los propios estudiantes.
La enseñanza entre pares es significativa aunque, poco empleada como procedimiento pedagógico. Refuerza los vínculos interpersonales, propicia una relación más flexible y dinámica entre los alumnos y con el profesor. Además estimula a este a la búsqueda de nuevos estilos de comunicación con los alumnos.
En tiempos de cambio la figura del profesor alcanza mayor relieve que en otras épocas. Se le reconoce como artífice y protagonista en la introducción de transformaciones en la educación. En consecuencia con ello, se le otorga más importancia a su capacidad creativa y de enfrentarse a situaciones inesperadas con soluciones de efectividad para el proceso. Sin embargo, sería utópico pensar en el profesor al margen del contexto social y escolar en que está inmerso, ya que este último facilitará u obstaculizará los movimientos del profesional de la educación.
El deseo de perfeccionar el proceso podría conducirnos una vez más a propuesta sobre el "deber ser" de los maestros. Estas reflexiones críticas no pueden oscurecer ni descalificar la inmensa población que integra esta comunidad de profesionales de la educación que se destacan por su quehacer casi anónimo formando generaciones tras generaciones a los hombres que se incorporan a la producción, los servicios, la ciencia y técnica en la sociedad. No obstante, siguen existiendo profesores que no responden a las demandas sociales y oscurecen la imagen profesional.
La escuela tiene una imagen difusa como institución que alcanza resultados efectivos. Expresión de ello son los niveles de aprendizajes alcanzados por los estudiantes y las dificultades para adquirir las habilidades necesarias para insertarse en un mundo cada vez más cambiante.
Mas redimensionar el rol del profesor supone comprender el ámbito escolar y las exigencias que se derivan de su ejercicio profesional.
En investigaciones realizadas hemos observado que empleando diferentes técnicas abiertas, cerradas, individuales y grupales los resultados arrojan que el desinterés y aburrimiento en los alumnos es un problema de la práctica cotidiana en las aulas. En una sesión grupal con adolescentes al solicitarles que cada uno de ellos imaginaran ser la ventana de una escuela
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