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Sexualidad Y Discapacidad


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  2.997 Palabras (12 Páginas)  •  267 Visitas

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¿Qué es la sexualidad?

La sexualidad es una manera de comportarnos, de sentir, de hacer y tiene que ver con factores biológicos (el sexo), psicológicos (sentir y pensar como hombre o mujer) y sociales (comportamiento que establece la sociedad para cada sexo). La sexualidad es una parte más de la vida de las personas, y vivirla como algo sano y normalizado favorece el desarrollo tanto afectivo como físico del ser humano.

La sexualidad es la forma que tenemos de vivir y experimentar nuestro sexo. Pero no debemos confundir la palabra “sexo” con sexualidad, ya que la primera tiene dos connotaciones: una es el sexo de genero (la diferenciación biológica entre el hombre y la mujer, de cómo está compuesto cada uno de sus cuerpos) y la otra es la actividad sexual explícita (el contacto genital coital). Este término tiene que ver con sexualidad pero no es sexualidad. La sexualidad se refiere a la forma de sentir, vivenciar y actuar que tenemos hombres y mujeres. Tiene que ver con nuestro cuerpo y las sensaciones que él nos genera desde que nacemos hasta la muerte.

Al igual que con la palabra sexo, en muchas ocasiones el término sexualidad se ha usado para referirse sólo a las actividades que tienen que ver con el placer sexual; sin embargo, como ya se mencionó, la sexualidad forma parte de cualquier expresión humana, ya sea con búsqueda de placer sexual o sin ella.

Discapacidad y sexualidad

Las necesidades sexuales de las personas con cualquier tipo de discapacidad son las mismas que las de otras personas. Las necesidades de afecto y de intimidad son inherentes a la naturaleza humana y la satisfacción de esas necesidades contribuye a mantener el equilibrio psicológico y emocional de la persona.

Sin embargo, debido a sus circunstancias, el reto al que se enfrentan las personas discapacitadas en general es mucho mayor que el del resto de la población, ya que, en muchos casos, las personas con discapacidad son un claro ejemplo de necesidades sexuales frustradas. Esto se debe, en gran parte, a que las personas de su entorno no logran reconocer, identificar y resolver las necesidades sexuales de estas personas, ya que existen ideas preconcebidas y mitos acerca de la sexualidad en las personas con discapacidad; falsas creencias que conviene desmontar para dar un paso más adelante en el reconocimiento de estas necesidades.

Casi por tradición se ha intentado relegar a un segundo plano la sexualidad de la persona, y aún más tratándose de personas discapacitadas, a quienes con demasiada frecuencia se les considera, erróneamente, personas asexuadas.

Afortunadamente, se está comprendiendo de forma cada vez más clara que la educación sexual es un derecho para todas las personas y, por tanto, también para aquellas que sufren alguna discapacidad porque la educación y la información son más importantes debido a que sus circunstancias suelen requerir de mayores cuidados y precauciones.

Para facilitar el tratamiento de este tema vamos a establecer algunas ideas o pautas de actuación que faciliten el afrontamiento de las situaciones que se generan de manera más habitual.

Falsas creencias acerca de la sexualidad en personas con discapacidad

Acerca del sexo existen en general muchos tabúes, pero si además lo relacionamos con las personas con discapacidad surgen un millón de mitos que no son para nada ciertos. Nos referimos a falsas creencias como:

1. Las personas con discapacidad no tienen deseos sexuales.

2. Las dificultades físicas impiden la practica de sexo.

3. Las personas con discapacidad no resultan atractivas sexualmente.

4. Es mejor no despertar el interés sexual en las personas con discapacidad porque son inocentes.

5. Realizar el coito es la actividad sexual más importante.

Es evidente que las características particulares de cada persona condicionan la manera en que pueden desarrollar cualquier tipo de actividad. El sexo es una de ellas. Pero eso sólo significa que cada uno de nosotros tendrá su particular modo de disfrutar y vivir sus relaciones sexuales.

Todos tenemos derecho explorar y conocer nuestro cuerpo, a mantener relaciones sexuales de la manera que nos resulte más adecuada, a tener pareja si lo deseamos, a disfrutar de nuestra intimidad y a recibir información sobre ello si lo precisamos.

Todos y todas tenemos deseos sexuales porque es algo inherente al ser humano, da igual nuestra condición. Nosotros somos los que debemos decidir dónde están los límites y las alternativas. Quizás el secreto está en no ceñirnos siempre a lo convencional y crear nuestra manera particular de funcionar.

Las personas con discapacidad tienen las mismas posibilidades y el derecho a vivir una parte más de su desarrollo como persona, la misma capacidad de seducir y ser atractiva. Y por supuesto no necesitan que nadie les despierte el interés sexual, porque su cuerpo y su mente ya se encargarán de hacerlo si ayuda.

Factores condicionantes

Desde el punto de vista fisiológico la sexualidad de un persona con discapacidad no es diferente a la de cualquier otra persona, es simplemente que sus características individuales, su historia y su forma de comportamiento condiciona de un modo u otro su sexualidad. En definitiva a cada uno nos condicionan nuestras circunstancias.

Los factores que a continuación vamos a desarrollar son algunos de los que dificultan el desarrollo pleno de la sexualidad en algunas personas con discapacidad.

Es evidente que no todas las personas se pueden sentir identificadas con lo que aquí se describe; la gran diversidad de casos y de circunstancias personales y sociales hace imposible enumerar cada particularidad. Sólo pretendemos indicar algunas pinceladas acerca de lo que se puede hacer para ayudar a las personas discapacitadas.

• Dificultad para socializar

Es bastante habitual que las personas con discapacidad tengan más dificultad de acceso a una vida totalmente normalizada en la que se pueda socializar fácilmente.

Si hay más problema para la relación con iguales, hay más problemas para poder tener vida sexual.

Además se da la circunstancia que en determinados casos es más que complicado que la persona tenga su propio espacio, sus momentos de intimidad. Hay personas que permanentemente están acompañadas por familiares, cuidadores o personal profesional. Es obvio que eso impide en gran medida satisfacer las necesidades sexuales de la persona.

• Un entorno familiar sobreprotector

En ocasiones es difícil que la familia entienda que las necesidades son para todos iguales. El intento bienintencionado de cuidar de la persona se convierte en un inconveniente. Limita las posibilidades

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