Un modelo de educación colaborativa para las nuevas generaciones
Enviado por Andrw1994 • 19 de Mayo de 2020 • Ensayo • 1.716 Palabras (7 Páginas) • 124 Visitas
Un nuevo modelo de educación fundado en la colaboración colectiva y los valores cristianos para las nuevas generaciones
“Dedico este ensayo a cada joven que tiene el anhelo inefable de cambiar el mundo desde la educación, a cada joven que lleva la esperanza en el corazón en la juventud para construir nuestra Latinoamérica, la Patria Grande”.
Andrés David Castillo Cevallos
Ecuador
Me resuena en mis adentros las palabras del Papa Francisco en la bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro “Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”. (2020, p. 2) Un mundo que parece seguir esclavo como el pueblo de Israel en el exilio. Un mundo que necesita una sacudida, llámese así Covid-19, para despertar y abrir los ojos de la verdad. Un mundo que necesita volverse a su Dios, que necesita reeducar el corazón. Es primerear una nueva educación desde adentro, desde abajo y desde la cercanía, desde la realidad que nos confronta. Esta misma educación que nos vuelva a los principios y valores olvidados que son la esencia de nuestros pueblos.
Ya decía el filósofo Antonio Escohotado, refiriéndose a los valores, que la educación es lo que hace a un país rico y próspero (2004)[1]. Aquella riqueza que engrandece a los jóvenes a soñar por un mundo mejor, a ser creadores de humanidad. Es necesario un liderazgo juvenil en salida que tome las riendas de su vocación y decida ser protagonista de la historia en esta nueva educación. Actualmente, suena un tanto utópico imaginar una nueva generación de jóvenes que cambie el rumbo de nuestra Latinoamérica. La prole es consciente de que el problema radica en la pérdida de valores y de los principios morales absolutos “modelo de valores tradicional”, los mismo que se han ido relativizando llevando a los jóvenes a sostenerse de ideologías subjetivas y destructivas polarizando su verdadero llamado, añadiendo también a esto su pérdida de fe en la democracia y en las instituciones y una mirada decepcionante sobre humanidad. Un cúmulo de cuestiones desafiantes inmersas en un cambio de época[2].
Un modelo que nos incorpore a todos. Hasta ahora la educación se ha configurado alrededor de un modelo neocapitalista que arraiga una mentalidad individualista con ideologías hedonistas. Es en este contexto en el que hay que actuar dejando atrás los pensamientos egoístas y escuchar la voz de nuestra consciencia, comprendiendo que los jóvenes necesitan una purificación en su base pedagógica. Es así que, reinventando la educación y volviendo a los valores y principios humanos que configuran al hombre en su ontología, se podrán salvar a las nuevas generaciones, siendo la educación colaborativa el arma más poderosa para sacar adelante a la sociedad.
Cuando hablamos de “Educación colaborativa” nos referimos a dejar la ideología “sálvese quien pueda”, la misma que se levanta hegemónicamente sustentada en la competencia individualista. La educación debe estar redireccionada a un modelo colaborativo en el que se prime el bien común desde el trabajo en equipo. Casos como Finlandia, en el que la educación se enfoca más en el trabajo comunitario para llegar a una meta que en la competencia separada, le han dado el éxito en la prueba PISA colocándolo en el mejor sistema educativo del mundo[3], Si bien es cierto, no se podría aplicar apresuradamente este sistema, ya que el estilo de vida y cultura de Latinoamérica son divergentes. Tendríamos que comenzar por un cambio de mentalidad que nos conlleve a un nuevo estilo de vida esencial, el mismo que desde un punto de vista esperanzador ya ha comenzado en el marco de la crisis mundial vigente.
La respuesta es educar a la sociedad en los valores bases para sostener a las nuevas generaciones en la transición de este cambio de época. Este modelo sigue siendo un reto debido al contexto centrado en el beneficio de las oligarquías. Es necesario reformular todo el sistema educativo cambiando su visión sobre el fin de la educación y los objetivos que se quieren alcanzar, sobre todo su enfoque de “éxito solitario y no comunitario”, pero a la par con el cambio contextual disolviendo imperialismo neocapitalista optando por una economía de la vida, para que así tenga un beneficio mayor. Sin todos estos cambios previos o a la par se convierte en una utopía el nuevo modelo de educación colaborativa. En este marco, es importante comenzar desde lo esencial.
La integridad es la clave. El reto exige primero comience un cambio desde uno, que los líderes comprometidos se coloquen la camiseta del servicio, del pueblo siendo protagonista del cambio y viviendo la coherencia, educado desde su integridad. Se enseña desde un testimonio de vida sólido, desde la entereza firme, dinámica y viva. Como lo dirían los jóvenes en el Sínodo de la Juventud, “Necesitamos encontrar modelos atractivos, coherentes y auténticos”[4]. Se debe educar desde la alegría que nos conlleva a la admiración de los jóvenes sobre el maestro, esa misma admiración que se ha ido perdiendo por una doble moral. En consecuencia este estilo nuevo, el ejemplo coherente, se emulará formando personas de calidad, haciendo que los nuevos líderes políticos, sociales y económicos tengan consciencia íntegra en defensa de los más necesitados, los pobres, los abandonados y aislados por la cultura de descarte, porque habrán conocido esa realidad desde la cercanía y el voluntariado. Este voluntariado que debe ser motivado desde la compasión, no como una actividad aislada sino como un modus vivendi. Nada puede llevarse a cabo sin una mirada de misericordia que valore la vida y la dignidad del hombre amando la naturaleza y cuidando de ella. Debido al resentimiento global de la sociedad hacia el hombre por todo el daño causado a la naturaleza, es esencial educar en el amor a la humanidad, vernos a través de los ojos de Dios, con misericordia y volver a confiar.
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