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COVID-19 EN LA EDUCACIÓN


Enviado por   •  14 de Agosto de 2021  •  Documentos de Investigación  •  3.909 Palabras (16 Páginas)  •  92 Visitas

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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Administración

Licenciatura en Administración de Empresas

        Maestro: Gabriel Vázquez Espinosa

Juan García Morales

 de Agosto2021

                               Otoño2021


El COVID-19 

Es una enfermedad infecciosa causada por un nuevo coronavirus identificado por primera vez en diciembre de 2019. Los coronavirus son una familia de virus conocida por causar infecciones respiratorias. A mediados de marzo de 2020, más de 150 países habían reportado casos de COVID-19, y la OMS informó que había más de 200.000 infectados en todo el mundo. Más de 7.000 personas habían muerto y las cifras seguían aumentando a un ritmo alarmante.

El 16 de marzo de 2020, un grupo de expertos en derechos humanos de la ONU dijo que “las declaraciones de emergencia basadas en el brote de COVID-19, No deberían utilizarse como una tapadera para acciones represivas con el pretexto de proteger la salud”.

Cumplir el derecho a la educación, incluso si las escuelas están temporalmente cerradas

Muchos países han cerrado escuelas desde el brote de COVID-19, interrumpiendo el aprendizaje y la educación de cientos de millones de estudiantes. En tiempos de crisis, las escuelas brindan a los niños y jóvenes una sensación de tranquilidad y normalidad y aseguran que tengan una rutina y un apoyo emocional. Las escuelas también brindan espacios importantes para que los niños y sus familias aprendan sobre higiene, técnicas apropiadas para lavarse las manos y sobrellevar situaciones que rompen las rutinas. Sin acceso a las escuelas, esta responsabilidad principal recae en los padres, tutores y cuidadores. Cuando las escuelas están cerradas, las agencias gubernamentales deberían intervenir para proporcionar información de salud pública clara y precisa a través de los medios apropiados.

En muchos países, los docentes ya usan plataformas de aprendizaje en línea para complementar las horas normales presenciales en las aulas para llevar a cabo tareas, ejercicios de clase e investigaciones, y muchos estudiantes tienen acceso a equipos tecnológicos en el hogar. Sin embargo, no todas las tienen un acceso adecuado a Internet, y muchos menores viven en lugares con frecuentes cierres de Internet liderados por el gobierno

Asegurar que las poblaciones marginadas puedan acceder a la atención médica sin discriminación

La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, pediatra de formación, ha dicho que “para combatir eficazmente la epidemia, es preciso velar por que todos tengan acceso al tratamiento y que no se niegue a nadie la atención sanitaria”.

En muchos países, las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero enfrentan discriminación a la hora de acceder a la atención médica y están particularmente en riesgo de sufrir enfermedades graves o la muerte como resultado de COVID-19. Los gobiernos deberían garantizar y dejar en claro a través de campañas de información pública que todas las personas tienen derecho a acceder a la atención médica, evitar la atención médica no solo perjudica a las personas con la enfermedad, sino que también puede conducir a una mayor propagación del coronavirus.

Promover los derechos al agua y el saneamiento

Combatir la propagación del COVID-19 requiere que las instalaciones de salud tengan agua, saneamiento, higiene, gestión de residuos sanitarios y limpieza adecuados. Un informe de referencia de 2019 de la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) descubrió que “se estima que 896 millones de personas usan instalaciones de atención médica sin servicio de agua y 1.500 millones usan instalaciones que carece de servicio de saneamiento”.

Los derechos al agua y el saneamiento son parte del derecho a un nivel de vida adecuado. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU ha reafirmado que los derechos al agua y el saneamiento son un componente esencial del derecho a un nivel de vida adecuado y “relacionados integralmente, entre otros derechos del Pacto, con el derecho a la salud”.

Miles de millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable. Ha señalado la OMS, La prevención de la transmisión de persona a persona del coronavirus puede respaldarse garantizando la aplicación de agua, saneamiento e higiene de manera consistente y correcta en comunidades, hogares, escuelas, mercados e instalaciones sanitarias estén capacitadas para momentos e crisis.

https://www.hrw.org/es/news/2020/03/31/dimensiones-de-derechos-humanos-en-la-respuesta-al-covid-19

El programa de la SEP conocido como Aprender-en-casa, que tuvo el propósito de compensar la pérdida de una tercera parte del ciclo escolar, causado por el confinamiento de los estudiantes para evitar el contagio del COVID-19. Este programa contempló el uso de programas de televisión, Internet y la plataforma Google/Classroom. SEP tuvo que hacer uso de todos los recursos digitales disponibles, entre ellos los propios. La estrategia suponía el regreso a clases el 1º de junio y el reforzamiento escolar durante mes y medio. Desgraciadamente esto no ocurrió, pues la curva de infectados no solo no se aplanó, sino que se aceleró.

Sabemos que 10% no tienen televisión (cerca de 2.5 millones de escolares), que 50% no tienen una computadora conectada a Internet (cerca de 12.5 millones de estudiantes). También conocemos de la gran limitación que tienen los docentes para utilizar las computadoras con fines pedagógicos, así como de la carencia de “objetos de aprendizaje” y de materiales didácticos disponibles para estudiantes y docentes, en diversas asignaturas y grados escolares.

Si juntamos los factores que favorecen el aprendizaje en casa y los ponemos en una ecuación, veremos que los estudiantes que podrán aprender durante su confinamiento son aquellos que reúnen las tres siguientes condiciones: disponer de una computadora con Internet para su uso personal (en una buena parte del día); tener un docente que sepa utilizar la tecnología digital y que disponga de los recursos pedagógicos correspondientes; y, tener familiares con el nivel educativo y tiempo necesarios para ayudarles en su aprendizaje digital. Sería difícil calcular la proporción de estudiantes que cuentan con estos tres elementos, pero es fácil saber que serán muy pocos y que se concentrarán en aquellos que gozan de condiciones privilegiadas. Aunque no es una regla directa e infalible, puedo decir que entre mayores sean las condiciones favorables para el aprendizaje en casa, mayor es la probabilidad de que los estudiantes aprendan.

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