Discurso de grados.

Buenas tardes a toda la mesa principal, a todos los miembros de la Escuela de Idiomas, a las familias orgullosas que nos acompañan hoy, y especialmente a los graduandos, colegas, compañeros y amigos.

Durante toda mi vida he vivido entre dos mundos, el de los libros y la realidad, la literatura, ese mundo que mis padres me mostraron desde niña y que afortunadamente alcahuetearon siempre, me ha brindado dos cosas que me han hecho ser la persona que hoy soy, los libros me permitieron conocer y viajar por el mundo como lo hizo Tomás Carrasquilla, ir por ejemplo al París del siglo XIX de Victor Hugo o transportarme a las Cumbres Borrascosas de Emily Bronte, y además me mostraron el camino que quería tomar en mi vida profesional, ser traductora, estudiar lenguas y culturas, y escribir, escribir mucho, desde los poemas más tristes, hasta las más locas canciones de rap.

Hoy quiero hablarles de la autora de una de las obras que más ha marcado mi vida, Joanne Rowling, y no precisamente por su mundo mágico de Harry Potter, sino por una lección que me dio y que quiero compartir con ustedes en esta tarde queridos colegas, y se trata de los beneficios del fracaso y de la importancia de la imaginación, quiero hablarles de esto, porque estamos en un país en el que triunfar profesionalmente solo lo consiguen los más arriesgados, osados, innovadores y creativos, porque he escuchado colegas que se han graduado antes que nosotros y que se sienten frustrados y renuncian a luchar por esta profesión y terminan haciendo otras cosas por la necesidad, pero que hacen que sus vidas sean miserables.

Rowling dice que fracasar, tiene sus beneficios, porque solo cuando te encuentras en lo más profundo del abismo, solo cuando se ha fracasado de forma épica te das cuenta de que lo único que queda es levantarse y tomar la determinación de triunfar, solo se necesitan ideas brillantes, así que tocar fondo solo puede convertirse en la base sólida sobre la cual pueden reconstruir sus caminos y sus vidas, es imposible no fracasar, a menos de que vivan con tanta cautela y precaución que en realidad no vivan del todo, el fracaso enseña cosas que no se aprenden de otra manera, como el tamaño de su fuerza de voluntad y qué tan disciplinados pueden ser en la vida, y también descubrirán cuáles son sus verdaderos amigos, esos que realmente valen más que todo lo material. Nunca se podrán conocer a ustedes mismos, o a la fuerza de sus relaciones hasta que no hayan sido probados ante las adversidades. ¡Así que no teman fracasar, teman vivir sin arriesgarse!

La segunda parte de la lección que ha dejado Rowling para mi vida es sobre la importancia de la imaginación, no sólo entendida como la capacidad única de los humanos de visionar lo que no es realidad, y por lo tanto, la fuente de todas las invenciones e innovaciones, es, además, la capacidad que nos permite sentir empatía con otros humanos cuyas experiencias nunca hemos compartido. A diferencia de cualquier otra criatura de éste planeta, los humanos podemos aprender y comprender, sin tener que experimentar. Podemos proyectarnos en las mentes de otras personas, e imaginarnos a nosotros mismos en los lugares de otros. Por supuesto este es un poder que se puede usar para manipular, o controlar, tanto como para comprender o simpatizar. Y muchos prefieren no ejercitar su imaginación en absoluto, ellos escogen permanecer cómodamente dentro de los límites de su propia experiencia, sin preocuparse por pensar cómo se siente haber nacido siendo otro, se rehúsan a escuchar gritos o a mirar dentro de jaulas, pueden cerrar sus mentes y corazones ante cualquier sufrimiento que no los toque personalmente, pueden rehusarse a conocer.

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