Discurso De Grado
Enviado por wilian_delgado • 11 de Mayo de 2015 • 1.077 Palabras (5 Páginas) • 215 Visitas
DISCURSO DE GRADUACIÓN
“…las cosas para hacerlas bien, es precioso hacerlas dos veces: es decir, que la primera enseña a la segunda.”
Estimados amigos: estudiantes, profesores, Directores o mejor dicho, familia. El momento ha llegado, el objetivo se ha alcanzado y hasta podemos decir, la meta se ha sobrepasado. Hoy, nos graduamos todos, hoy todos somos bachilleres, hoy estamos la familia completa que por un largo tiempo luchó para llegar hasta aquí.
En esta hermosa mañana, démosle muchísimas gracias a Dios por su inmensa misericordia y su amor. Elevemos palabras de gratitud hacia Él, fundamentalmente por ser el Hacedor y Sustentador de todo el universo, el Dador y Proveedor de nuestras vidas y quien en su infinito amor dio a su único Hijo, el Señor Jesucristo, para que creamos en Él y seamos salvos de nuestros pecados. Le alabamos, por ser Él quién nos permitió llegar hasta aquí y le exaltamos, porque es debido a su voluntad que hemos alcanzado el gran privilegio de ser bachilleres
Además, hoy es un momento para que cada uno de los que estamos en este lugar, allí desde nuestros asientos, nos tomemos algunos minutos para meditar, lo que fue nuestro pasado, un pasado que vayamos donde vayamos nunca olvidaremos, pero que gracias a “nuestros esfuerzos” salimos victoriosos de él, sí. Recordemos el tiempo que para nosotros es bien conocido como el período del caos, aquel en el cual todo era un desorden, cuando las cosas no estaban en su lugar y los estudiantes vivían sin un rumbo fijo, probablemente en aquel entonces algunos hubiesen pensado que todo era divertido por el hecho de que podían hacer lo que quisieran; mas, todos sabemos que esta situación nos estaba afectando demasiado, que si alguien no ponía un alto a todo esto, sabrá Dios lo que nos fuera sucedido.
No olvidemos lo triste y doloroso que era escuchar a muchas personas hablar mal de lo que era nuestra institución, aquellos en los que individuos irracionales nos calificaban con términos difamadores y nos señalaban para únicamente criticarnos y hacer resaltar lo negativo que había en nosotros. Nos hicimos famosos, no porque éramos óptimos, hablando de manera general; más bien, fue por el tipo de educación que se nos daba.
Muchos optaron por cambiarse de colegio, mientras que otros, esperanzados en que algún día todo iba a ser resuelto, perseveramos allí, arriesgándonos incluso a ser formados malamente. Hubo algunos que se dejaron arrastrar por los problemas, cometieron sus errores y terminaron por abandonar los estudios para dedicarse a cosas y vacías e infructíferas. Todos tenemos una valiosa experiencia que nos aportó numerosas enseñanzas.
En cuanto a los profesores, también protagonistas de esta anécdota, podemos decir que fueron valientes pues la mayoría permaneció allí hasta el momento en que todo resurgió. Indudablemente se vieron contaminados por el caos, afectados y enseñados a la vez. Se esforzaron por dar lo mejor de sí, pero sus intentos de mejorar el sistema fueron inútiles; debido a que, la mayor influencia emanaba radicalmente de aquel que nos dirigía. Gracias, queridos profesores, por soportar muchas veces nuestras malas actitudes, por corregirnos cuando fue necesario, por alentarnos cuando estábamos decaídos, por compartir con nosotros esa sabiduría tan preciada que los hace tan valiosos para la humanidad, gracias, muchas gracias por enseñarnos con
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