Discurso Grado Once

Magister Rubio Bravo Ortiz rector Institución educativa nuestra señora de Belén, señor Helder Anacona Alcalde municipal, reverendo cura párroco Jorge Luis Bertrán, comandante Jorge Humberto Cano, coordinadora académica Esp. Yolanda Lasso, coordinador de disciplina Esp. Omar Alberto Bolaños, directores de grupo Esp. Fredy Javier Ortega y Esp. Fernando Ordoñez, profesores, administrativo y demás personas presentes.

Mis queridos compañeros ha llega el día más anhelado por todos nosotros, esperamos tanto para este momento, que olvidamos que este día debíamos decirnos hasta pronto, hoy cada uno vuela con distintos rumbos, en buscas de sus sueños.  

Iniciare principalmente dándole gracias a Dios y a la vida, por permitirme vivir este momento a lado de las personas que más amo; a mi madre por darme la vida, por ayudarme a salir adelante, por cada uno de sus maravillosas concejos que ha dado, por  soportar mi berrinches y satisfacer mis caprichos. Este triunfo se lo debo a ella, que con su esfuerzo logro sacarme adelante; a mis compañero por compartir tantas aventuras a mi lado, y apoyarme en los momentos más difíciles, sin importar las circunstancias.

Y como olvidarme de agradecerle a nuestros profesores, ellos que nos dieron todo su conocimiento, preparaban a diario sus clases, por tomar nuestra mano y enseñarnos a escribir, por aguantar nuestros malos chistes, gracias a aquellos profesores que pasaron de ser maestro a ser un amigo, y a los que fueron duros con nosotros, de ustedes aprendimos mucho. No me queda más que decirles MUCHAS GRACIAS mis queridos maestros. Siempre estarán en nuestros corazones como aquellas personas que nos prepararon para salir a enfrentar al mundo, de cada uno de ustedes aprendimos cosas muy lindas, sus clases, sus concejos y cada bella experiencia que vivimos junto ustedes. De igual forma agradezco a mi institución por acogerme y hacerme parte de la familia INENSEBEL.

Hoy los recuerdos abruman mi mente y mi corazón, parece mentira que todo haya pasado tan rápido, parece que fue ayer cuando todo esto comenzó; aún recuerdo con nostalgia, nuestro primer día de colegio, no queríamos soltarnos del brazo de nuestros padres, todo nos parecía extraño y quizás a algunos el llanto se adueñó de nosotros, sin pensar que en aquel lugar tan extraño encontraríamos a unas personitas que se convertirían en nuestros compañeros de aventuras.

Al llegar a un viejo salón de clases, entramos temerosos, y al rato menos pensado ya habíamos hecho lazos de amistad, todos jugábamos y aquel lugar tan extraños se había convertido en nuestro segundo hogar. Cada mañana nos levantábamos felices y con la ilusión de volver a mirar a nuestros amiguitos como los solíamos llamar. Todo paso en un abrir y cerrar de ojos, mi niñez fue la mejor a su lado.

Luego llego aquello que llaman la adolescencia, donde tuvimos nuestro primer amor. Y como no recordar aquellos que con sus malos chistes nos sacaban una sonrisa; a aquella persona gruñona, que nos encantaba hacerla enojar; a la chica con la risa más delicada que se escuchaba a metros, aquel profesor que se salía del tema de clase y comenzaba a contarnos sobre su vida  y nos daba un par de concejos. Fueron tantos momentos compartidos junto a ustedes que no me alcanzaría el tiempo, para contarlos todos. Aquellos recuerdos y aventuras, las colocare en un cajoncito y las llevare conmigo como lo mejor que de mi vida.

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