LA GESTIÓN DEL CAMBIO: CULTURA Y METODOLOGÍA DE MANAGEMENT EN LA BIBLIOTECA DE GIOVANNI SOLIMINE
Enviado por Amparo Poch • 24 de Septiembre de 2020 • Tarea • 2.007 Palabras (9 Páginas) • 352 Visitas
RESÚMENES
CAPÍTULO 1: LA GESTIÓN DEL CAMBIO: CULTURA Y METODOLOGÍA DE MANAGEMENT EN LA BIBLIOTECA DE GIOVANNI SOLIMINE
La esencia del servicio bibliotecario
La biblioteca es una institución que tiene como objetivo ofrecer servicios de información, de consultas y de lectura, a partir de una colección, física o virtual, de documentos. Es decir, que lo que caracteriza y distingue a una biblioteca de cualquier colección es propiamente su condición de ser un servicio. Debido al efecto de la innovación tecnológica, uno que nace y viene confeccionado en el momento que se manifiesta la demanda. Tal como puede apreciarse, por ejemplo, al pensar en el catálogo online que viene organizado prácticamente por el mismo usuario a través de las demandas que él formula.
No obstante, la más profunda novedad que las tecnologías están introduciendo en las bibliotecas consiste en erradicar la distinción entre documentos e información sobre los documentos. Se crea una relación transparente entre las descripciones y los documentos a los que ellas se refieren. De hecho, se puede hablar de «biblioteconomía digital», refiriéndonos a una disciplina que no se ocupa solamente de la descripción y del tratamiento de los documentos, sino que entra en el documento y se propone ofrecer a los usuarios los contenidos y no sólo un sistema de búsqueda sobre los contenidos.
De esta nueva necesidad de preparar la colección y proyectar los servicios para servir a una comunidad específica de usuarios, se deduce la necesidad de prestar gran atención, por una parte, a la individualización y al control de sus objetivos, y por otra, a la implementación de un estilo consciente de gestión, con el fin de proyectar, asistir, valorar y mejorar el servicio. La adopción de metodologías de management no nace, por consiguiente, de decisiones de esencia cultural e ideológica - aun cuando no va descuidada la exigencia de una renovación cultural de la biblioteconomía – sino que es la congénita a las exigencias íntimas de una gestión eficaz de la biblioteca, capaz de optimizar los resultados y de llevar a cabo de esta forma los verdaderos y constantes objetivos públicos del servicio.
La biblioteconomía y el management
La evolución que las bibliotecas han tenido con el tiempo, y en particular, la creciente demanda de servicios que hacia ellas se ha dirigido, ha inducido a expertos de biblioteconomía y bibliotecarios a concentrar frecuentemente su atención en aquellas actividades de mediación informativa que constituyen la esencia de los servicios. Esto se debe a que, sin una claridad en los objetivos, toda la actividad biblioteconómica tiende a empobrecerse y a perder los requisitos de cientificidad y de práctica profesional consciente. Confina todo el dominio disciplinario en una dimensión puramente tecnicista.
Este riesgo resulta más evidente en las fases de cambio, durante las cuales las técnicas muestran sus límites y se nota la exigencia de hacerlas evolucionar o de sustituirlas del todo. Pero, sin tener una sólida certeza en los principios base ni la capacidad de traducirlos en objetivos claros, no sería ni siquiera posible elaborar nuevas técnicas y poner a punto nuevas metodologías de intervención.
De igual modo, se puede decir que la biblioteconomía debe ser capaz de proponer sus contenidos disciplinares en un horizonte más amplio. La biblioteca está destinada hoy a actuar junto a una pluralidad de estructuras y servicios que se ocupan de organizar la información y los documentos. Con todos estos otros institutos, debe saber «hacer sistema», y para mantener la posición debe, esencialmente, hacer dos cosas: priorizar el trabajo con el servicio público y la eficacia, logrando de esta manera acrecentar el distrito de usuarios al cual se dirige. Por ende, lograr una mayor productividad.
Está claro que una biblioteca que se deje modelar por los propios usuarios, por todos, potenciales y reales, dispone de un instrumento más de trabajo, de una guía segura hacia las metas a alcanzar, de un metro infalible con el cual medir el nivel de alcance de los objetivos. De este modo, se crea el equilibrio dinámico entre la demanda y la oferta; la base del criterio con el cual se enfrentan los problemas de la gestión en el cual el aprendizaje orgánico adquiere un peso notable. Esta manera de concebir y administrar una biblioteca se basa en una cultura biblioteconómica y organizativa inspirada en las metodologías de management. Estas metodologías se sintetizan en la actividad de obrar con recursos para alcanzar los objetivos de la organización desarrollando las funciones de planificación, organización, guía y control.
La biblioteconomía y el management se han abierto el paso contemporáneamente y se han ayudado recíprocamente. Sin embargo, este acercamiento progresivo no podrá considerarse cumplido totalmente hasta cuando los aspectos organizativos y administrativos no sean acogidos incluso dentro de los itinerarios formativos a través de los cuales nos orientamos a la profesión bibliotecaria.
El bibliotecario organizador y gerente de servicios
Aun cuando la biblioteconomía no se identifica solamente en la «profesión», es preciso sostener que no existe biblioteconomía sin bibliotecario. La actividad de mediación e interacción constante sobre la cual se basa el funcionamiento de una biblioteca centrada en la relación con el usuario no está dejada en manos sólo de los instrumentos que se predisponen para este objetivo, sino que viene a tener connotación principalmente por el bibliotecario. La orientación al usuario tiene correspondencia con la deontología y a la cultura profesional y va a relacionarse coherentemente con el modelo gestional y con el estilo de servicio que distingue la conducción de la biblioteca.
La atención que el bibliotecario pone en contextualizar el servicio dentro de los procesos de transferencia de los conocimientos, en la identificación de las necesidades a satisfacer, en el análisis y en la selección de los documentos que contienen las respuestas a dichas necesidades, y otras cosas, deriva del grado de conocimiento de los objetivos y de la capacidad de orientar todas las decisiones y todas las actividades a las estrategias de servicio que la biblioteca se ha dado. Es por esto que es de vital importancia la atención que se dedica al capital humano y profesional, a la implementación de un modelo de gestión que preste atención a la máxima participación, a la motivación y a la valoración de los recursos humanos.
Además, es importante conocer a fondo los instrumentos de gestión a través de los cuales administrar la biblioteca de forma ordenada y eficiente. Este es, en especial, el caso del bibliotecario-director que debe ser portador de una profesionalidad específica que nace de la combinación armónica de conocimientos técnico-biblioteconómicos, capacidades de proyección y de gestión del conocimiento en el contexto, capacidad para relacionarse con los stakeholders y con los usuarios, interpretando y representando las expectativas y las exigencias. Asimismo, esta interacción con los usuarios permite el feedback que deriva de la experiencia del servicio. De aquí la importancia que sea el bibliotecario quien cumpla con los servicios al público.
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