VIGESIMA SEXTA CLASE. RESPONSABILIDAD CIVIL POR EL HECHO DE LAS COSAS
Enviado por King A 55 • 22 de Febrero de 2019 • Ensayo • 3.000 Palabras (12 Páginas) • 106 Visitas
VIGESIMA SEXTA CLASE. RESPONSABILIDAD CIVIL POR EL HECHO DE LAS COSAS
Lectura: Santos Ballesteros, Jorge. Responsabilidad Civil. Tomo I. Parte General
- CLASIFICACIÓN
La necesidad de que todo daño sea indemnizado exige y obliga no solo a jueces e intérpretes, sino también al legislador, a buscar el verdadero sentido de aquella obligación, aun a riesgo de abandonar viejos principios ordinariamente defendidos.
La jurisprudencia colombiana ha dividido esta institución en tres grupos:
- Responsabilidad por el hecho personal, regulada por los artículos 2341 y 2345→Principios rectores de responsabilidad delictual y cuasi delictual.
- Responsabilidad por el hecho de otros, regulada por artículos 2346, 2347, 2348, 2352
- Responsabilidad por el hecho de cosas animadas e inanimadas, regulada en los artículos 2350, 2351, 2353, 2354, 2356.
Todas las formas de responsabilidad revisten el mismo grado de jerarquía, ya que, recogen el mismo principio de antijuridicidad, en lo que suponen: i) un daño. ii) incumplimiento de un deber jurídico y iii) un nexo causal necesario entre uno y otro, aunque con distintas modalidades. En estos tres sistemas hay una actividad humana de por medio, por lo que, el daño se produce debido a que la actividad tiene la virtualidad de poder llegar a violar un deber jurídico. La Corte colombiana se ha manifestado en el mismo sentido, señalando que la actividad del agente es la verdadera causa del daño.
Por lo que en los casos de responsabilidad por el hecho del otro y por hecho de las cosas, se vincula la actividad del sujeto responsable con una actividad personal suya. En la responsabilidad por el hecho de las cosas el comportamiento humano se evidencia en ella, ya que, dicho comportamiento, así como puede ser positivo, puede ser negativo, el cual consiste en omitir cuando es necesario y debido para que el peligro existente en la cosa no se convierta en daño o no se exteriorice o sobrevenga (falta de custodia de la cosa originalmente peligrosa, inanimada o animada). Ahora bien, la cosa por sí misma es un peligro existente, pero la responsabilidad surge porque el hombre no sopesa el peligro y no ha impedido que se manifieste o sobrevenga.
En lo que tiene que ver con presunciones de culpa en sistema de responsabilidad por el hecho del otro y por hecho de las cosas, no es algo excepcional, ya que, el responsable incumple por una parte una obligación de elección y vigilancia, y por otra de guarda. Por lo que la presunción de culpa en lo extracontractual es un desarrollo simple del principio el cual debe presumirse la culpa cuando el daño se produce como consecuencia del incumplimiento de una obligación impuesta por el ordena.
En estos dos sistemas existe un daño por violación del principio nemin laedere, que constituye la justificación de la obligación de indemnizar perjuicios, daño que debe repararse en su medida y extensión.
- Responsabilidad Civil por actividad peligrosa
No existe actividad social que no lleve implícita la posibilidad del riesgo, lo que no implica que toda actividad quede enmarcada en esta calidad. Por lo cual es necesario delimitar el campo de acción de esta responsabilidad para que no todo problema de este tipo se reduzca a actividad peligrosa.
Las cosas pueden causar daño de dos maneras:
- Cuando el hombre las usa como instrumento de su actividad positiva
- Cuando el peligro existente en ella se manifiesta y exterioriza al generarse un proceso propio y espontáneo que se escapa de todo control humano
En ambos casos puede haber un peligro eventual ya sea: i) por la naturaleza propia de la cosa, ii) al ser usada por el hombre para desarrollar determinada actividad. Ejemplo de esto son cosas como la gasolina, las armas, explosivos, etc.
La actividad peligrosa, exige una apreciable, intrínseca y objetiva posibilidad de causar daño. La peligrosidad debe existir con anterioridad a la generación del perjuicio, puesto que, se mide la conducta humana que no sopesa el peligro y antes lo alimenta permitiendo que sin ningún obstáculo ocasione el daño.
Por demás, el carácter peligroso debe medirse teniendo en cuenta la naturaleza propia de las cosas y las circunstancias en que ella se realiza, y también el comportamiento de la persona que ejecuta o beneficia de la actividad, respecto de las precauciones adoptadas para evitar que la cosa peligrosa dañara. También es fundamental sopesar el comportamiento del sujeto implicado en la conducta asumida para evitar que una cosa potencialmente peligrosa llegue a ser fuente de responsabilidad.
Para que una actividad se considere peligrosa no es necesario distinguir si la cosa estaba o no accionada por el hombre. En la jurisprudencia de la CSJ se ha sostenido que el 2356 del CoCi se refiere solo a daños causados por cosas inanimadas, sino también cuando el perjuicio sea en desempeño de actividades peligrosas. Por lo anterior, se entiende que en primer término lo que importa es la participación activa de la cosa en el perjuicio, y en segundo término el comportamiento del guardián de esta para que no cause daño.
Ahora bien, no siempre en todos los casos es necesario que haya contacto físico entre la cosa y quien sufre el daño, ya que, por ejemplo un carro cierra una bicicleta, sin tocarla, haciendo que el ciclista se salga del camino.
La relación de causalidad debe ser la adecuada para que pueda determinarse que la actividad peligrosa constituye la fuente del daño. Por lo tanto, el daño debe derivarse de un acontecimiento, que según las circunstancias, sea peligroso y con potencialidad para producirlo habitual y regularmente.
Para la Sala Civil de la CSJ, la responsabilidad generada por las actividades peligrosas brota no de la guarda de una cosa, sino del ejercicio de la actividad peligrosa. Se trata de las actividades en las cuales pueden usarse cosas. La responsabilidad por la guarda y el ejercicio de actividad peligrosa, son diferentes, pues su fundamento es la actividad peligrosa.
La responsabilidad civil por actividades peligrosas se consagra en el artículo 2356 del CoCi. Para la CSJ, los ejemplos que trae este artículo son explicativos y corresponden a la época en que el código fue redactado, donde el hombre era el elemento principal y animales el motor principal, en la actualidad esto ha ido cambiando y modificándose trayendo más peligros.
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