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ETAPAS DE LA INFANCIA


Enviado por   •  8 de Marzo de 2015  •  2.503 Palabras (11 Páginas)  •  240 Visitas

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ETAPAS DE LA INFANCIA

Sigmund Freud es uno de los psicólogos más prolíficos e influyentes de los últimos dos siglos. No se deben rechazar sus teorías, por irreverentes o radicales que parezcan, sobre conceptos como los sueños, la sexualidad y el inconsciente, pues siguen siendo algunas de las más estudiadas y criticadas de la psicología. Una de las más leídas es la de las cinco etapas del desarrollo psicosexual infantil, que sigue creando una serie de debates entre los profesionales del campo.

ETAPA ORAL

Según Freud, la fase oral del desarrollo comienza con el nacimiento y continúa durante los primeros 18 meses de vida. Esta primera etapa del desarrollo se caracteriza por los aspectos físicos de succión, que abarcan la boca, la lengua y los labios. En esta fase de la vida, la succión equivale a la alimentación y la comodidad. Los individuos que no superen esta etapa tendrán "fijación oral" y serán propensos a comer en exceso, a la bebida alcohólica, al cigarrillo o a comerse las uñas, según el punto de vista de Freud y de acuerdo con su teoría, estos individuos se convierten en personas dependientes de otras, seguidores crédulos y perpetuos. Los individuos que tengan fijación en esta etapa y luchen contra estos deseos —sostuvo Freud— serán pesimistas y agresivos con otras personas. Se creía que el principal conflicto que ocurre durante esta fase es el destete del niño del pecho de la madre.

ETAPA ANAL

De acuerdo con la teoría de Freud, la fase anal del desarrollo se produce entre los 18 meses y los tres años de edad. Esta fase —sostuvo Freud— se centra en la necesidad de controlar los intestinos, pero no solo se limita al control intestinal, sino que también exhorta el control que comienzan a ejercer los padres sobre los niños durante esta edad. La fijación en esta etapa —según Freud— puede conducir a personalidades anales retentivas, si los padres fueron demasiado estrictos u obsesivos con la limpieza o el orden, o a personalidades anales explosivas, si los padres no fueron estrictos, sino descuidados y desorganizados.

ETAPA FÁLICA

La fase fálica de la teoría de Freud comienza a los tres años y se extiende hasta los seis años. Durante esta etapa, desde el punto de vista de Freud, la atención del niño se centra en los genitales, especialmente en el pene. Los niños y las niñas se preguntan porque las mujeres no tienen pene. A lo largo de esta etapa —asegura Freud— los hombres comienzan a experimentar sentimientos sexuales hacia sus madres; ven a sus padres como competidores y temen ser castrados, proceso que resulta en el complejo de Edipo. Luego los niños se identifican con sus padres y reprimen los sentimientos hacia sus madres para dejar atrás esta fase. La obsesión en esta fase genital —sostuvo Freud— puede conducir a la desviación sexual o a la identificación con identidades sexuales débiles y confusas.

ETAPA DE LACTANCIA

La fase de latencia de Freud se desarrolla entre los seis años y el inicio de la pubertad. Esta fase no es de hecho una etapa real dentro del desarrollo psicosexual del individuo, a diferencia de otras. Por el contrario, es un período de inactividad, durante el cual los niños por lo general juegan con niños de su mismo sexo. Los impulsos sexuales del individuo permanecen reprimidos a lo lardo de esta fase, desde el punto de vista de Freud.

FASE GENITAL

De acuerdo con Freud, la fase genital se desarrolla después del comienzo de la pubertad. Una vez más, el centro de atención recae en los genitales. Si el individuo progresó con éxito las fases anteriores, será capaz de entablar relaciones heterosexuales satisfactorias, según las teorías de Freud. Sin embargo, si el individuo permanece obsesionado con las fases anteriores, sobre todo la etapa fálica, tendrá problemas para establecer relaciones saludables, desde el punto de vista de Freud. Quienes alcanzan la etapa genital —sostuvo Freud— se convierten en individuos adaptados y equilibrados.

¿QUÉ ES LA FILOSOFIA?

La filosofía es un conocimiento, un saber, de los tantos que posee el hombre, que resulta de una actividad que se llama filosofar. Hay algunos que sostienen que no se puede enseñar filosofía, pero sí a filosofar. Pero ¿qué es esto de filosofar, de dónde surge?

Filosofar: ¿qué soy?, ¿qué es el mundo?

El hombre comienza a filosofar cuando pierde todas las certezas que tenía, cuando todo a su alrededor se tambalea y no tiene de dónde agarrarse para no caer. Esto es así porque la filosofía pretende ser un saber sin supuestos; es decir, que no parte de nada anterior a sí mismo.

Todos los otros conocimientos del hombre parten de un conjunto de supuestos que no se discuten. La filosofía, en cambio, pretender ser autónoma, no depender de nada. Por lo tanto las preguntas que la filosofía se plantea, y que trata de responder, son las más fundamentales para el hombre: ¿qué soy yo y qué es el mundo?

Dentro de estas preguntas esenciales se hallan contenidas una cantidad de preguntas derivadas, como qué es la vida, qué es el bien, qué es el amor, qué es la felicidad. Cuando se trata de contestar a estas preguntas en forma sistemática y objetiva; es decir, prescindiendo de preferencias personales, se está filosofando, se está haciendo filosofía.

La filosofía puede ser el producto de una crisis exterior, en la que lo que está en torno a mí parece vacilar y nada parece seguro, o de una crisis interior, en la que de repente comienzo a dudar de todo lo que hasta ayer daba por aceptado. En este último caso se produce lo que los griegos llamaban la admiración, cuando hasta las cosas más sencillas me admiran.

Siempre vi que el sol salía por el este y se ponía por el oeste, pero hoy ese hecho me produce admiración y me pregunto: ¿porqué el sol sale por el este y se pone por el oeste? Como dice Aristóteles, éste es un saber sin utilidad, porque independientemente de lo que yo concluya, el sol seguirá haciendo lo que venía haciendo. Es un saber por el puro gusto de saber.

El saber por el gusto del saber.

Vemos entonces que la filosofía no es para cualquiera, porque, en primer lugar, hay que tener cubiertas una serie de necesidades para poder ponerse a filosofar.

Si mi preocupación más importante en este momento es cómo hacer para comer, no puedo ponerme a pensar porqué sale el sol. Además hay gente que, aunque tenga todas sus necesidades cubiertas, nunca se preocuparía por filosofar.

Vemos entonces que la filosofía exige determinadas circunstancias y determinada disposición de ánimo. A este ánimo puedo ser llevado por circunstancias externas, cuando la propia realidad se encarga de demostrarme que lo que yo creía no era cierto, cuando

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