El Oficio Del Sociologo
Enviado por TamY2 • 23 de Septiembre de 2011 • 3.368 Palabras (14 Páginas) • 2.827 Visitas
EL OFICIO DEL SOCIÓLOGO Pierre Bourdieu, Jean Claude Chamboredon y Jean Claude Passeron.
EPISTEMOLOGÍA Y METODOLOGÍA
Según los autores, el método no debe reducir la realidad, encarándola desde un punto deductivo, que parta de generalizaciones abstractas para aplicarse a lo particular. Antes bien, sostienen que “los grandes procedimientos lógicos no pueden aún ser explicados, con suficiente precisión, por separado de sus aplicaciones. A partir del estudio de las aplicaciones regulares de los procedimientos científicos, se podrá entonces, llegar a la noción de “sistema”, que es precisamente la noción de método en tanto sistematización de hábitos intelectuales que llevan a establecer principios de investigación rigurosos. La metodología se refiere a la teoría que engloba las operaciones de investigación. Tiene que ver con los instrumentos conceptuales o técnicos que otorgan rigor y fuerza a la verificación experimental. Los autores abogan por una visión conjunta y emparentada de método y metodología, para evitar reduccionismos y evitar la anarquía conceptual.
Así en la práctica diaria, en el quehacer docente esta aplicación es fundamental, ya que por el hecho de estar llevando un método de trabajo, por muy bueno que este sea, no debemos dejar de lado la realidad de los estudiantes, ya que dicha realidad es donde ellos ponen en práctica sus conocimientos y donde se hacen efectivos para tener una verdadera significación.
Con lo anterior, los autores entienden que la reflexión epistemológica debe darse en el interior de cada proceso desde el momento en que tanto los elementos conceptuales, como la práctica y relación con la vida diaria son indispensables para el logro del conocimiento, a través de esta reflexión, que trasciende el empirismo, se logra un conocimiento irreducible, además se puede así lograr construir una lógica científica del conocimiento de la verdad, que debe ser continuamente puesta en duda y, luego, refutada o rectificada.
La Ruptura
1. El Hecho Se Conquista Contra La Ilusión Del Saber Inmediato.
En el caso de las ciencias del hombre, la separación entre la opinión común y el discurso científico es más imprecisa que en otros casos. Es difícil establecer la separación entre la percepción y la ciencia, debido a que las ciencias exactas obtienen sus resultados mediante la repetición de hechos o ensayo-error, en cambio las ciencias del hombre están basadas en personas, en sus saberes, comportamientos, por lo tanto es más difícil de separarlas.
Aun cuando las Prenociones y técnicas de ruptura tienen por función reconciliar a todo precio la conciencia común consigo misma, proponiendo explicaciones, aún contradictorias, las opiniones primeras sobre los hechos sociales se presentan como una colección falsamente sistematizada de juicios de uso alternativo y la influencia de las nociones comunes es tan fuerte que todas las técnicas de objetivación deben ser aplicadas para realizar efectivamente una ruptura.
Durante la observación y la experimentación el sociólogo establece una relación con su objeto, nunca es de puro conocimiento, debido a que no solo trabaja con objetos que siempre actúan de la misma forma, sino que está en relación con sujetos pensantes y cambiantes.
Al desgarrar la trama de relaciones que se entreteje continuamente en la experiencia, el análisis estadístico contribuye a hacer posible la construcción de relaciones nuevas, capaces, por su carácter insólito, de imponer la búsqueda de relaciones de un orden superior que den razón de éste.
En sociología “una investigación seria conduce a reunir lo que vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde”.
1.2. La ilusión de la transparencia y el principio de la no-conciencia
La sociología no puede constituirse como ciencia efectivamente separada del sentido común sino bajo la condición de oponer a las pretensiones sistemáticas de la sociología espontánea la resistencia organizada de una teoría del conocimiento de lo social cuyos principios contradigan, punto por punto, los supuestos de la filosofía primera de lo social.
El artificialismo, representación ilusoria de las génesis de los hechos sociales según la cual el científico podría comprender y explicar estos hechos, descansa sobre el presupuesto de la ciencia infusa, funda la filosofía espontánea del conocimiento del mundo social: Durkheim contra el artificialismo, postulado “tienen una manera de ser constante, una naturaleza que no depende de la arbitrariedad individual y de donde derivan las relaciones necesarias”; Marx: “en la producción social de su existencia, los hombres traban relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad”; Weber: la reducción del sentido cultural de las acciones a las intenciones subjetivas de los actores.
La vida social debe explicarse, no por la concepción que se hacen los que en ella participan, sino por las causas profundas que escapan a la conciencia, por lo que sucede sin antes ser pensado, sin ser manipulado o preparado, sino lo que sucede instintivamente y que muestra el verdadero comportamiento de los sujetos.
Principio de la no-conciencia, condición sine qua non de la constitución de la ciencia sociológica, reformulación del principio del determinismo metodológico en la lógica de esta ciencia, del cual ninguna ciencia puede renegar sin negarse con tal. Este no tiene otra función que apartar la ilusión de que la antropología pueda constituirse como ciencia reflexiva y definir las condiciones metodológicas en las cuales puede convertirse en ciencia experimental.
La resistencia que provoca la sociología cuando pretende separar la experiencia inmediata de su privilegio gnoseológico se basa en la misma filosofía humanista de la acción humana de cierta sociología que, empleando conceptos como el de “motivación” realiza la ingenua promesa de todo sujeto social: creyendo ser dueño y propietario de sí mismo y de su propia verdad, no queriendo conocer otro determinismo que el de sus propias determinaciones, el humanismo ingenuo que existe en todo hombre opera como una reducción “sociologista” o “materialista” de todo intento por establecer que el sentido de las acciones más personales y más “transparentes” no pertenecen al sujeto que la ejecuta sino al sistema total de relaciones en las cuales, y por las cuales, se realizan.
Forma positiva del principio de la no-conciencia las relaciones sociales no podrían reducirse a relaciones entre subjetividades animadas de intenciones o “motivaciones” porque ellas se establecen
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