Semiología es una ciencia vieja y nueva a la vez
Enviado por Jacquie Tamayo • 2 de Febrero de 2016 • Ensayo • 2.388 Palabras (10 Páginas) • 258 Visitas
Estos dos términos que aparecen generalmente de manera concurrente, serán objeto de un esclarecimiento en el transcurso de esta exposición, para intentar establecer sus similitudes y diferencias, así como para proponer un recorrido de la constitución de esta ciencia. Parafraseando a Todorov, podríamos decir que la Semiología es una ciencia vieja y nueva a la vez, con lo que se quiere señalar que la ciencia que trata de la teoría de la significación no es una invención de este siglo. La reflexión sobre el signo se ha ejercido en la filosofía del lenguaje, la lógica, la lingüística, -estas dos últimas identificadas directamente con el signo-, a través de un largo período histórico. Todorov en “Théories du Symbole” (1) (Teorías del Símbolo) realiza un estudio del signo en lo que él ha denominado la “tradición occidental”, desde Aristóteles hasta los tiempos presentes. La problemática del signo es postulada en este trabajo como una de las más ricas de la historia occidental, pero que debido a la variedad terminológica y al aislamiento de las diversas disciplinas se ha olvidado de su unidad. La propuesta de Todorov va enfocada a relevar la unidad de esta problemática, disimulada por las tradiciones y las terminologías divergentes, desde el punto de vista histórico. La teoría de la significación como ciencia nueva, que es el objeto de este trabajo, se desprende en los inicios de siglo; se desprende en los inicios de este siglo; a partir de los estudios realizados por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (1857 - 1913) y el lógico norteamericano Charles Sanders Peirce (1839 - 1914). Estos dos investigadores antitéticos concibieron la posibilidad de una ciencia de los signos y de la significación, trabajando en la instauración de esta disciplina en la completa ignorancia el uno del otro. La reflexión de Peirce ha tenido como objeto repartir la totalidad de lo real, lo vivido y lo concebido, en los diferentes órdenes de los signos. En su Faneroscopía, sostiene que “todas las ideas se pueden repartir en tres clases, que son elementos formales fundamentales. Estas tres clases son la Primaria, la Secundaria y la Terciaria”. La Semiótica, para Peirce, es “la doctrina cuasi - necesaria o formal de los signos”. Por Se miosis entiende una acción o una influencia que suponga la cooperación de tres sujetos: un signo, su objeto y su interpretante. A partir de su pensamiento tríadico, Peirce elabora la división de los signos a través de tres tricotomías: Primero, a partir de que el signo es en sí mismo un existente real, una cualidad o una ley, éste puede ser sin signo, un cual signo o un legisigno. Segundo, a partir de la relación de este signo con su objeto, que implica que el signo teniendo un carácter en sí mismo hace que se parezca a su objeto, ésta puede ser una relación existencial con su objeto o una relación con su interpretante. Tercero, por la relación que el signo mantiene con su interpretante significado, puede ser una rema, un decisigno o un argumento. Argumento, es un signo representado en su interpretante significado como su signo de ley, es decir, como si fuera un signo de este interpretante, o como si fuera un signo del estado del universo al cual se refiere, donde todas las premisas son consideradas como evidentes. Estas tres tricotomías nos remiten a tres campos de investigación, según Peirce; la gramática especulativa o pura, que tiene por objeto descubrir lo que debe ser verdad en el signo-representaren utilizado por toda inteligencia científica para que ésta pueda descubrir su significación: la lógica propiamente dicha, que es la ciencia formal de las condiciones de la verdad de las representaciones, y la retórica pura, que esclarece las leyes gracias a las cuales un signo da nacimiento a otro y un pensamiento produce otro pensamiento. Creemos conveniente detenernos brevemente en lo que respecta a la relación del signo y su interpretante, debido a las concepciones contradictorias que se han propuesto a este respecto. Observamos, entonces, que el proyecto semiótico de Peirce se construye sobre la significación de la realidad dentro de un marco muy particular y general, a la vez, puesto que funciona como principio de definición para cada elemento y como explicación para todo el conjunto.
El programa de Saussure, contrariamente al de Peirce, se desarrolla sobre la base de una reflexión que procede de la lengua, tomando esto como su objeto exclusivo. Para Saussure, el signo es primero, una noción lingüística, la que de manera general se extiende a ciertos órdenes de hechos humanos y sociales. Es decir, que su dominio comprende, además de la lengua, otros sistemas homólogos y todos estos sistemas tienen el carácter de constituir sistema de signos: los códigos de urbanidad, la moda, los ritmos, las convenciones sociales son sistemas de signos. [Saussure, Ferdinand de. Cours de Linguistique Generale, Editorial Payot, Paris 1975.]
Saussure define al signo como una entidad de dos caras: por su parte conformado por un formante fonológico o gráfico llamado significante, y por otro lado, de una parte abstracta; el concepto, denominado significado. El signo se conforma de la total asociación del significante con el significado. El signo lingüístico, así definido, deja implícito el postulado sassurino de su carácter arbitrario. El ligamen que une el significante con el significado es arbitrario y convencional, es decir, que siempre y en cualquier circunstancia se origina de un acuerdo entre los sujetos hablantes y no en virtud de un nexo natural; en efecto, nada obliga al formante fonológico /caballo/ a significar el concepto “caballo”: es en virtud de una relación netamente “arbitraria”, que el significante /caballo/ (español) /cheva/ (francés) /horse/ (inglés) designa al animal domesticado para el hombre como bestia de carga o transporte. Ahora bien, si no existe una relación casual o “natural” entre el significante /caballo/ y el punto de vista del funcionamiento de la lengua; no reconocer la existencia de una “relación necesaria”, planteada por Emilie Benveniste. [Benveniste, Emile, Problémes de Linguistique Genérale I, Gallimard, París, 1975.] O de una presuposición recíproca, planteada por Louis Hjelmslev. [Hjelmslev, Louis, Prolégoménes á une Théorie du Langage, Minuit] asimilando el significante a la “expresión” y el significado al “contenido”; relación denominada por éste, función semiótica; el establecimiento de esta relación o semiosis define en primer lugar el acto del lenguaje. Sin embargo, uno de los verdaderos aportes a la lingüística moderna y a la teoría de los signos, en Saussure, es el concepto de valor, implícito por una parte, aunque no restringido al lenguaje. Con respecto a este concepto, sostiene que “la colectividad es necesaria para establecer valores, cuya única razón de ser es el uso y el consentimiento general; el individuo por sí solo es incapaz de fijar alguno”. [Saussure, Ferdinand de, Op, cit, (p. 157)] Por lo tanto, sería ilusorio considerar al signo simplemente como la unión de significante y significado, definirlo así, es aislarlo del sistema del cual forma parte. Esto sería creer que se puede comenzar por los términos y construir el sistema haciendo la suma. Diríamos, entonces, que el valor o el funcionamiento del signo en la lengua o sistema comandan la necesidad dialéctica de los valores en constante oposición y forma, a su vez, el principio estructural de la lengua. Saussure concibió una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social, a la cual denominó Semiología y la que según él, nos enseñaría en qué consisten los signos y cuáles son las leyes que los gobierna. La Lingüística entraría a formar parte de esta ciencia general y las leyes que esta ciencia descubra serían aplicadas a la lingüística. [Saussure, Ferdinand de, Op. Cit (p. 157)]
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