Estrategia didactica para promover la escritura.
Enviado por crisgo • 12 de Octubre de 2016 • Práctica o problema • 1.802 Palabras (8 Páginas) • 394 Visitas
ESTRATEGIA DIDÁCTICA PARA PROMOVER LA ESCRITURA
TÍTULO: HABÍA UNA VEZ… | |
OBJETIVO: Que los alumnos escriban nuevos cuentos a partir de la integración de diferentes personajes imaginarios y de cuentos conocidos. | |
ACTIVIDADES | RECURSOS |
1.- Organizar cuatro equipos. 2.- Pedir a un integrante de cada equipo, que pase por un sobre, el cual contendrá cinco tarjetas con el nombre y las características de personajes de cuentos populares. Caperucita roja: Una niña muy bonita, inteligente, responsable y obediente. Pinocho: Un muñeco de madera que quiere convertirse en un niño de verdad y para poder lograrlo se vuelve muy mentiroso. El hada madrina: Una mujer de edad avanzada, que con la ayuda de su varita mágica convierte en realidad los deseos. La bruja: Una mujer joven y hermosa, con poderes mágicos destinados a hacer sufrir a los que la rodean y no son de su agrado. El lobo feroz: Es un animal agresivo y salvaje, que busca tomar ventaja en cualquier situación y hacerle daño a los demás. (Se pueden integrar diversos personajes, sin olvidar incluir sus características). 3.- Leer y comentar acerca de las características de cada personaje, para integrarlos en un nuevo cuento. 4.- Comenzar a escribir el primer borrador del cuento, tomando en cuenta las características y participación de los personajes mencionados en las tarjetas. 5.- Se intercambiarán entre los equipos los cuentos para la primera revisión y algunas sugerencias. 6.- Regresar el cuento a cada equipo, para escribir la versión final. 7.- Un integrante de cada equipo realizará para el grupo la lectura del cuento. 8.- Realizar la publicación de sus producciones. | Dinámica Tarjetas Hojas de colores |
PRODUCTO A EVALUAR: Cuento elaborado por los alumnos. Esta actividad se puede realizar de la misma forma utilizando diferentes fragmentos de diversos cuentos, en lugar de los personajes. |
“Hay quienes atribuyen a la memoria un simple acto de músculos circenses, pero lejos de coincidir con esta posición, yo pienso que la memoria incita un amor al detalle, una apreciación del mundo y en el momento en que se vuelve compartida es mayor”, señaló el analista de temas sociales.
Consideró que esta cualidad le permitía tanto hablar de los personajes más entrañables para él dentro del cine mexicano, la música o la poesía: “Era un hombre universal y al mismo tiempo se reflejaba en él lo mejor de una tradición mexicana en donde aparece la colonia Portales en donde vivía y desde donde se asomaba al mundo.
Eso me parece maravilloso, el cómo un mexicano situado en una de nuestras colonias populares de la Ciudad de México se está asomando, abriendo y soñando con la literatura universal”. Para Beatriz Sánchez Monsiváis, representante de la Asociación Cultural El Estanquillo y de la familia del escritor, Carlos Monsiváis fue un hombre con excelente sentido del humor, sumamente tranquilo, dedicado a trabajar, leer, ver películas y hablar por teléfono.
“Un hombre de buen carácter, muy seco, eso sí, pero siempre se la pasaba bromeando. No era rutinario a pesar de que trabajaba diario y siempre hacia lo mismo: levantarse en la mañana y salir corriendo porque tenía compromiso o trabajaba toda la noche y dormir parte de la mañana”.
Para la también prima del escritor y su asistente desde 1985, la característica que definió siempre a Carlos Monsiváis fue su deseo de abarcar y hablar de todo porque pensaba y miraba las cosas como partes del todo, no como algo aislado.
“Lo que más le gustaba abordar era la literatura, la poesía, que le encantaba; escribió novela, cuento y ensayo, pero eso fue porque le pedían un trabajo y lo aceptaba, además de que eran trabajos en los que abordaba cosas que le interesaban, por ejemplo, los espectáculos, cultura, cine, teatro y danza”.
Mientras que para la escritora y periodista mexicana, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis fue un hombre “bastante chismoso”, con un gran sentido del humor y una ironía tremenda que veía la vida con “ojos de gato burlón”.
“Era un hombre que decía muchas cosas malas de todos sus amigos y de sus enemigos, porque agarraba parejo con todos. Tenía una gran lucidez que le permitía conocer todo lo que sucedía en México, por eso es el único escritor que hizo una obra de análisis de la realidad mexicana como nadie lo ha hecho.
“También fue un hombre implacable cuyos juicios que hacía sobre los demás eran muy serios y definitivos. Y no hay que olvidar que era un gran crítico de poesía que quiso hacer poesía y sabía muchísimo de poesía”.
Para el periodista, escritor, experto en literatura, asesor, coordinador editorial, colaborador y fundador del periódico La Jornada, Javier Aranda Luna, Carlos Monsiváis fue una persona que conocía de todo, con una facha de “arisco” al que mucha gente le tenía miedo, pero que siempre fue un hombre muy generoso.
“Una vez estaba en su casa y puso música ranchera, le dije Carlos, ¿A poco te gusta eso? Y me dijo: cuando tú te metes a hacer cuestiones de lecturas culturales tienes que leerlo todo, ya después discriminas. Además esto es algo más vivo que muchas cosas que se dicen de alta cultura, de música de concierto que no atrapan a la gente”.
“Tenía una memoria extraordinaria, podía hacer parodias, recordar diálogos complicados que después podía recitar. Lo recuerdo con cariño, sigo pensando que me hace una falta terrible, le hace una gran falta al país como voz crítica”.
El monero del periódico La Jornada explicó que en estos momentos sería necesario contar con una antología breve de sus textos básicos que la gente pudiera ver fácilmente: “Sería bueno empezar con un blog que tuviera todo eso, una especie de Enciclomonsi donde tú puedas ir consultando tópicos sobre el feminismo, política, arte, fotografía, en fin, abarcó muchísimos temas”.
Para el crítico cinematográfico Carlos Bonfil, Carlos Monsiváis era sobre todo, un notable director de conciencia de quien era importante extraer las mejores conclusiones posibles de sus juicios severos sobre las responsabilidades morales, la congruencia ideológica y el desarrollo intelectual de sus amigos.
Carlos Monsiváis ha sido considerado como uno de los mejores cronistas del periodismo mexicano. Publicó principalmente crónica, mezclada con ensayo y cuento recogidas en Días de guardar, Amor perdido, Escenas de pudor y liviandad y Entrada libre, aunque al haber sido un intelectual atento a todos los temas de la vida cultural en el país, también desarrolló la crítica literaria.
Como crítico sobresalen sus antologías, entre ellas, La poesía mexicana del siglo XX que ofrece los más amplios panoramas de la lírica mexicana; también escribió cerca de 100 prólogos sobre obras literarias, históricas y de cultura popular, entre los que destacan los hechos a las obras de Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Payno y Salvador Novo.
Carlos Monsiváis se convirtió en un referente para acercarse a la cultura popular del trabajo intelectual y literario en México y el mejor cronista de los cambios sociales de su sociedad.
José Gordon, agregó que el mayor aporte literario de Carlos Monsiváis es en el terreno del ensayo, en donde realmente compartió sus amplios mapas del paisaje literario mexicano para ubicar los contextos de diferentes narradores, siguiendo la definición aportada por Alfonso Reyes, quien decía que el ensayo era el centauro de los géneros narrativos al incorporar la literatura, la crítica y otros géneros.
Para el editor y escritor Carlos Mapes, en la obra de Carlos Monsiváis participan todos los géneros: la narrativa, el cuento, la crónica, el aforismo y ensayo, por eso es una obra única, ya que son textos en donde expone desde su crítica literaria, pero también su autobiografía en donde habla de sus raíces, su gusto por la música y el cine, pasando por sus orígenes protestantes, su crítica siempre feroz al nacionalismo y hasta su amor por la Ciudad de México.
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