La Terapia Focalizada En Las Emociones: Una Visión De Conjunto
Enviado por albertomay • 31 de Agosto de 2013 • 9.652 Palabras (39 Páginas) • 462 Visitas
La terapia focalizada en las emociones: una visión de conjunto
Leslie S Greenberg, Robert Elliott & Alberta Pos (*)
Traducción: María de las Nieves Gatti
La terapia focalizada en las emociones (TFE) (Elliott, Watson, Goldman, & Greenberg, 2004;
Greenberg, 2002; Greenberg & Johnson, 1988; Greenberg & Watson, 2006) es un
tratamiento experiencial con aval empírico (Elliott, Greenberg & Lietaer, 2004) que integra
elementos de las prácticas centradas en el cliente (Rogers, 1961) y Gestalt (Perls,
Hefferline, & Goodman, 1951) con la moderna teoría de las emociones y una meta-teoría
dialéctico-constructivista. El enfoque fue originalmente llamado terapia de proceso
experiencial (EP) (Greenberg, Rice & Elliott, 1993) reflejando sus raíces en -y plasmando los
principios de- un enfoque humanístico experiencial. La terapia focalizada en las emociones
fue usada antes para nombrar el enfoque de terapia de pareja (Greenberg & Johnson,
1988). Los desarrollos en la comprensión del rol de la emoción en el funcionamiento humano
y en la terapia, nos llevaron a ver a la emoción como centralmente importante en la
experiencia del self, tanto en el funcionamiento adaptativo como desaptativo, y en el cambio
terapéutico; en el cambio del nombre se refleja este desarrollo. Desde fines de los años ’90,
el término Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) ha sido aplicado tanto a la terapia
individual como a la de pareja (Greenberg & Paivio, 1997; Greenberg, 2002; Elliott Et Al.,
2004; Greenberg & Watson, 2006, Greenberg & Goldman, 2008).
La TFE sostiene que las emociones mismas tienen un potencial adaptativo innato que si es
activado puede ayudar a los clientes a cambiar estados emocionales problemáticos o
experiencias personales no deseadas. Esta idea de la emoción está basada en la creencia,
que ha obtenido amplio sostén empírico en la actualidad, de que la emoción, en su esencia,
es un sistema innato y adaptativo que se ha desarrollado para ayudarnos a sobrevivir y vivir.
Las emociones están conectadas a nuestras necesidades más esenciales. Nos alertan
rápidamente sobre situaciones importantes para nuestro bienestar. Nos preparan y guían en
estas situaciones importantes, para que podamos llevar a cabo acciones que conduzcan a la
concreción de nuestras necesidades. Así, las emociones establecen una modalidad de
procesamiento básico en acción (Le’Doux 1996, 1996, Greenberg 2002). . En la terapia se
ayuda a los clientes a identificar mejor, experimentar, explicar, dar sentido, transformar y
manejar flexiblemente sus emociones.
Como resultado de esto, los clientes se vuelven más hábiles para acceder a la información
importante y a los significados sobre ellos mismos y su mundo, que contienen las
emociones; de igual forma se vuelven más hábiles para usar esta información para vivir vital
y adaptadamente.
En TFE los esquemas emocionales se conciben como la fuente primaria de experiencia, que
funcionan rápida e implícitamente para producir la experiencia sentida y la tendencia a la
acción en forma automática.
Los esquemas emocionales están basados en respuestas emocionales intrínsecas, pero
éstas se acoplan con el aprendizaje de organizaciones internas más complejas, que incluyen
la cognición. Desde una visión del procesamiento basada en los esquemas emocionales,
consideramos que las personas interpretan continuamente, transforman e infieren
significados a partir del input sensorial que ingresa (desde el interior del cuerpo o desde el
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ambiente). Estas sensaciones son interpretadas y adheridas a otras sensaciones y así se
forma un esquema de significado mayor. La mente humana crea respuestas que se orientan
a la satisfacción interna así como también a armonizar con las demandas y expectativas del
ambiente.
La actividad neural resultante se convierte en una estructura esquemática que, cuando es
activada, crea una cascada de procesos sensoriomotores y representacionales que son el
corazón del flujo de la experiencia. Sentir una emoción implica experimentar cambios en el
cuerpo en relación a, e integrados con, el objeto o situación evocadores, así como con el
aprendizaje emocional pasado. En contraste con un esquema cognitivo, el esquema
emocional incluye un gran componente de experiencia no verbal y afectiva. Los esquemas
de emoción constituyen la base del self.
Los esquemas emocionales mismos no son accesibles a la conciencia. Sin embargo,
pueden ser entendidos a través de la experiencia que producen. La experiencia es accesible
a la conciencia y se le puede prestar atención, se la puede explorar y dar sentido por medio
de un proceso de atención y reflexión.
La forma en que nos encontramos en una situación, por ejemplo, el sentimiento de qué
ocurre, tal como sentirse deprimido, seguro o apocado, emerge de la síntesis dinámica de
los esquemas emocionales implícitos que producen estas auto-organizaciones cambiantes
como un referente vivenciado.
Nuestra experiencia de estos estados es, por tanto, construida en cuanto a lo que
concientemente sentimos, en referencia al sentimiento de lo que ocurre, sentido en el
cuerpo, simbolizado en la conciencia, y reflexionando sobre ellos y formando narrativas que
lo explican, creando así el self en el que nos convertimos en ese momento (Greenberg &
Watson 2006).
Estamos, por tanto, en un proceso continuo consistente en describir y simultáneamente
crear quiénes somos. Se requiere la participación de la atención focal para el procesamiento
de la información emocional automática en experiencia explícita y en lo que será recordado.
El uso de la atención focalizada para atender a los sentimientos actuales sentidos en el
cuerpo, las imágenes del pasado, las experiencias dolorosas previamente evitadas,
constituye el método central en la TFE. Además, la narrativa es básica para el comienzo de
las experiencias de cambio.
El cambio exitoso del self implica la articulación, elaboración y transformación de la historia
de vida del cliente. En tanto que la TFE toma a la emoción como dato fundamental de la
experiencia humana reconoce la importancia del dar sentido y del cambio narrativo, y
considera en última instancia a la emoción y a la cognición como
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