Corrientes y teorías éticas

[pic 1]

[pic 2]        [pic 3]

1.3.1 Sócrates: El problema de autoconocimiento

Se nos menciona sobre el intelectualismo moral, significa básicamente que no hay hombres malos, sino ignorantes, y que quien sabe y conoce qué es el bien ya no dejará de practicarlo, porque se dará cuenta de que ese es el verdadero camino hacia la felicidad. El intelectualismo moral identifica conocimiento y virtud y supone una buena dosis de “optimismo antropológico”. En otras palabras, el conocimiento es virtud.

Para Sócrates, no solo el bien es algo que tiene existencia objetiva y validez universal, sino que además, al ser humanos nos es posible acceder a él.

Esta teoría no solo afirma que es posible conocer el bien, sino que también defiende que este conocimiento es el único requisito necesario para cumplirlo. Por esta razón se comprueba que esta teoría es doblemente cognitivista. 

Un buen ejemplo de eso es con un pensamiento de que, si el ser humano es malo por naturaleza, es necesario enseñarle lo que es el bien. Desde que nacemos, nuestros padres se dedican a enseñarnos sobre lo que es bueno o malo, cada uno con distintas formas de enseñarlo, pero de igual forma quien no llegue a aprenderlo sobre él se puede dar por dos razones, los papás no fueron capaces de enseñar de forma correcta o el sujeto en concreto optó por no hacer caso y tomar un camino distinto, en algunos casos puede llegar a ser bueno el resultado, pero no el método o simplemente obtener malos resultados a base de malos métodos. 

Sócrates llega a concebir a la moral como una puerta del saber. Asi como el que sabe de carpintería es carpintero, el que sabe de medicina es médico o el que sabe de diseño y edición es editor gráfico. 

Como conclusión, para Sócrates no hay personas malas o buenas, más bien son ignorantes o sabias. Lo cual en lo personal apoyo.

Otro ejemplo podría ser en el que hay 2 niños a los cuales no les gusta el brócoli, uno de ellos ya lo comió y el otro no. El niño que ya probó el brócoli de cierta forma es más sabio pues tiene conocimiento sobre el sabor y tiene una justificación válida para no comerlo, mientras que el niño que no lo ha comido podría considerarse ignorante, pues sin que antes allá tenido un acercamiento a este simplemente se cerró en no quererlo probar pues, según él, ya sabía que no le gustaría. Lo que probaría que el conocer el bien resultaría en un mejor entendimiento del ser humano.

1.3.2 Aristóteles: El problema de la virtud

Se nos menciona que Aristóteles es considerado como el principal representante del Eudemonismo, el cual se denomina como un concepto filosófico que recoge diversas teorías éticas y que tiene como objetivo o característica particular de ser una justificación para todo aquello que se necesita para alcanzar la felicidad. Así entonces, tenemos que la teoría del Eudemonismo, se considera como una corriente ética que coloca la felicidad como fundamento de la moralidad. En ese sentido, aquellos que apoyan esta corriente filosófica asumen que la felicidad es el último destino o fin que todo ser humano desea alcanzar. Dicha idea, sostiene que la felicidad es un bien supremo que toda persona desea alcanzar o que, en otras palabras, se refiere a que seremos felices en la medida que nosotros como individuos actuemos de forma correcta. De tal modo, que se busca un balance o punto medio entre los excesos de nuestra vida y los defectos de cada individuo; a esto, Aristóteles lo denomina como término medio.

Una vez dicho esto, se menciona que existen otras teorías éticas que han sido consideradas como eudemonismo, pues basan sus normas morales en la realización de la felicidad plena de cada individuo. Una de ellas es el Hedonismo, el cual plantea que todo ser humano debe perseguir el placer y disminuir el dolor. Así mismo, fundamenta que la obtención de placer debe de provenir de acciones que se consideren moralmente buenas o correctas, consiguiéndose de forma tangible mediante los sentidos o en el plano espiritual.

Por otro lado, tenemos el Estoicismo, que propone que la felicidad no debe conseguirse de forma material, ni en los placeres excesivos (como en la idea que plantea Aristóteles de tener un punto medio, alejándose de dichos excesos). En su lugar, esta teoría se encuentra en el control racional de los deseos, los hechos o las pasiones que puedan perturbar el alma, ya que, quien logre hacerlo habrá conseguido la felicidad plena.

Otra teoría que se plantea es el Utilitarismo, el cuál afirma que la mejor acción es aquella que produce la mayor felicidad y bienestar al mayor número de personas posible, es decir, como un bien común, algo comunitario que beneficie al prójimo. 

Hoy en día, muchas personas actúan bajo el precepto del eudemonismo sin darse cuenta, ejemplos de esto pueden ser los maestros y educadores, que dedican su tiempo a la enseñanza sin recibir alguna remuneración económica por ello. Otro caso son las grandes organizaciones sin ánimo de lucro (o también llamadas ONG’s) que prestan sus servicios sin costo alguno para contribuir en la recuperación del medio ambiente, el rescate y cuidado de los animales, el tratamiento en niños con discapacidades o enfermedades como el cáncer, etc. Por último, podemos considerar que aquella persona que domine sus emociones en situaciones que lo ameriten también hace uso de esta teoría, ya que también está relacionado con el estoicismo.

Es por esto último que es imprescindible aprender más sobre esta corriente y sus derivadas (previamente mencionadas), ya que es posible que nosotros como seres pensantes y racionales hayamos hecho uso de dicha corriente filosófica, provocando un cambio importante en nuestra existencia. En caso contrario, es necesario evaluar si es posible aplicarla en nuestra vida diaria o no, dependiendo de las preferencias de cada individuo y de nuestro concepto de la felicidad.

1.3.3 E. Kant: Autonomía y heteronomía

...