El Portafolio
Enviado por hcprofe • 7 de Agosto de 2013 • 5.971 Palabras (24 Páginas) • 312 Visitas
EL PORTAFOLIO, UNA ESTRATEGIA PARA LA EVALUACIÓN
CONTINUA.
II.1.¿Qué es el portafolio?
Lejos de complejas descripciones o definiciones teóricas, el portafolio puede definirse de manera simple como una “hoja de ruta” del proceso de aprendizaje y por tanto puede tener dos protagonistas, tanto el docente como el alumno. Más que una manera de evaluar puede entenderse como un modo de entender el proceso de apropiación del conocimiento de manera reflexiva. Shulman lo ha definido de la siguiente manera:
“Un portafolio didáctico es la historia documental estructurada de un conjunto (cuidadosamente seleccionado) de desempeños que han recibido preparación o tutoría, y adoptan la forma de muestras del trabajo de un estudiante que sólo alcanzan realización plena en la escritura reflexiva, la deliberación y la conversación” (1990: 18).
Y en la misma línea, aunque de forma más extensa y descriptiva Barberá lo define como:
“Un método de enseñanza, aprendizaje y evaluación que consiste en la aportación de producciones de diferente índole por parte del estudiante a través de las cuáles se pueden juzgar sus capacidades en el marco de una disciplina o materia de estudio. Estas producciones informan del proceso personal seguido por el estudiante, permitiéndole a él y a los demás ver sus esfuerzos y logros en relación a los objetivos de aprendizaje y criterios de evaluación establecidos previamente” (2005:69).
Así pues, tanto en una como en otra definición puede apreciarse que los propósitos que mueven al portafolio como estrategia didáctica son dar cuenta pormenorizada de cómo se van produciendo los procesos de enseñanza aprendizaje desde dentro, es decir, mostrándonos la voz y la estructura de pensamiento y acción de sus protagonistas. En el portafolio podemos ir observando casi en tiempo real como el sujeto organiza su trayectoria de reflexión frente al proceso de enseñanza aprendizaje.
De manera puntual, en diferentes momentos a lo largo del proceso, y de cómo elige un determinado camino para responder a los retos que le plantea el aprendizaje, en definitiva como “inventa” su propio camino (García Fraile y Tobón, 2009:77). En síntesis, los procesos que se evidencian en el portafolio son los siguientes:
Cuadro 1: Procesos evidentes en el portafolio.
El interés por reflejar la evolución de un proceso de aprendizaje.
Estimula la experimentación, la reflexión y la investigación.
El diálogo con los problemas, los logros, los temas.... los momentos clave del proceso de aprendizaje.
Refleja el punto de vista personal de los protagonistas.
Fuente: Agra, M. J; Gewerc, A y Montero, L. (2003). El portafolios como herramienta de experiencias de formación on line y presenciales. Anuario Interuniversitario de Didáctica, 21:102.
La nueva forma de aprender que plantea la formación por competencias, debe tomar en consideración las exigencias de los nuevos contextos de enseñanza aprendizaje, donde el protagonismo de los participantes es un elemento esencial y la relación de lo aprendido con sus posibilidades de aplicación en el contexto profesional es el otro. Esto es lo que busca el modelo de formación basado en competencias desde el enfoque socio-formativo, aprovechando el portafolio como estrategia didáctica y de evaluación que dota de protagonismo al que aprende haciéndole tomar conciencia de que el aprendizaje no se produce de manera automática sino a través de una serie de pasos y etapas que a la vez que se van consiguiendo nos permiten reflexionar sobre el proceso.
Utilizar el portafolio implica también modificar el modelo y los usos del sistema de evaluación y en última instancia hacer una apuesta clara por la evaluación formativa en la que la propia autoevaluación adquiera mayor protagonismo. Lee Shulman, en el trabajo ya mencionado anteriormente, haciendo referencia a su intensa experiencia de trabajo con el portafolios durante su dilatada experiencia como docente en la Universidad de Standford, remarcaba las enormes posibilidades de esta estrategia didáctica para reconocer el trabajo individual y la necesidad de utilizar diferentes formas de evaluación, poniendo como ejemplo la metáfora de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, donde se puede ver como las diferentes rutas que pueden utilizar los peregrinos conducen sin embargo todas ellas al mismo objetivo (Stakes, 2008).
El portafolio no debe entenderse nunca como un contenedor o una papelera de reciclaje, porque junto al elemento cuantitativo, su capacidad de almacenaje, hay que unir un elemento cualitativo, la posibilidad que nos ofrece de examinar procesos y resultados (cfr. Figura 1). Por tanto, el portafolio no es una herramienta más sino la apropiada para subsumir la diversidad de “producciones” de quienes la utilizan (Agra, Gewec, Montero: 2003:105).
Figura 1: Elaboración del portafolio de trabajo del alumno.
Teniendo en cuenta lo anterior y máxime si se quiere ir abandonando el examen tradicional como prueba única o destacada de evaluación, ante las nuevas demandas del contexto social y escolar a que hacíamos referencia al comienzo de este capítulo, es necesario reinventar la educación en un nuevo entorno en el que los alumnos no solo reciban informaciones, sino que también las indaguen, las contrasten, las experimenten y sean capaces de comunicar a los demás sus hallazgos y dificultades. Para conseguir este propósito, no cabe duda que el portafolio puede ayudar al recoger en su elaboración las diferentes formas de aprender de sus protagonistas ya que no solo se aprecia la información y sus fuentes, “sino la confrontación de múltiples ocurrencias textuales y la oportunidad de dialogar entre los miembros de un colectivo presencial o virtualmente, poniendo de relieve la construcción social del conocimiento y los aspectos globales del proceso” (Agra, Gewerc y Montero, 2003: 106).
En definitiva, el portafolio del estudiante responde a dos aspectos esenciales del proceso de enseñanza aprendizaje, por un lado implica toda una metodología de trabajo y de estrategias didácticas dentro de la interacción profesor alumno; y, por otro lado, es un método de evaluación que permite unir y coordinar un conjunto de evidencias de trabajo y estudio para emitir una valoración ajustada del proceso de aprendizaje que es difícil adquirir de forma holística con otros instrumentos de evaluación mas tradicionales que aportan una visión más fragmentada ( Tobón y García Fraile, 2006: 106) .
Cuadro 2: Objetivos del portafolio.
Guiar a los estudiantes en su actividad y en la percepción de sus propios progresos.
Estimularles para que no se conformen con los resultados numéricos evidentes, sino que se preocupen de su proceso de
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