AUTONOMÍA DE CATACAMARCA

AUTONOMÍA DE CATACAMARCA.

Desde la revolución de mayo, Buenos Aires tuvo el monopolio del gobierno rioplatense. La participación de los pueblos del interior tuvo una vigencia momentánea, es decir el gobierno federativo caduco sorpresivamente.

 Buenos Aires, paso a formar el eje central de esta forma de gobierno con el manejo del poder, además se atribuía la designación de autoridades locales como gobernadores, tenientes y alcaldes, sin tener en cuenta la opinión de los ciudadanos.

Buenos Aires tenia peso político en el territorio de Tucumán donde se conciliaron los intereses del centralismo con los sentimientos locales, cuando Bernabé Aráoz es designado gobernador de la nueva provincia creada por el director supremo Gervasio Antonio de Posadas el 8 de octubre de 1814.

En 1810 el territorio catamarqueño formaba parte de la Intendencia de Salta, extensa zona que abarcaba parte de Bolivia y las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Santiago del Estero.

 Catamarca constituyo una subdelegación con una división política y administrativa de siete partidos denominados: Rectoral, Concepción del Alto, Ancaste, Santa María, Belén, Tinogasta y Piedra Blanca.

El territorio del rectoral actualmente lo forman los departamentos de Capital, Valle Viejo y Capayan. Concepción del Alto se dividió en los departamentos de El Alto y Santa Rosa, con Ancaste se formó el departamento de Ancasti y la Paz. Con Belén los departamentos Andalgala, Poman y Belén y con el partido de Piedra Blanca, se formaron los departamentos de Paclin, Ambato y Piedra Blanca.

En 1810, Catamarca estaba organizada institucionalmente por:

• subdelegados (bajo la dependencia del gobernador intendente de Salta).
• Cabildos, ayuntamiento o municipalidad (1683), tenía facultades de carácter político y judiciales.
• Tesorero de la Real Hacienda, encargado de recaudar y administrar las rentas.

La noticia revolución de mayo de 1810, llega a Catamarca el 22 junio del mismo año, el cabildo o municipalidad abrió los pliegos que el correo de Tucumán, trajo invitando a adherir al movimiento y a designar un diputado al próximo congreso nacional que debía reunirse en Bs. As. Francisco de Acuña, fue electo diputado al primer congreso nacional, pero no fue recibido por ser español, quitándole el gobierno  revolucionario de Buenos Aires su investidura de comandante de armas para dárselas a Mota Botello, patriota que estaba a fines del nuevo gobierno. Mota Botello cuando recibe el gobierno, resuelve que los catamarqueños contribuirán con sangre, llevando al ejercito del alto Perú un contingente militar costeado por patriotas de Catamarca.

El sentimiento autonomista se manifestó primeramente en Jujuy, donde existió una clara expresión en el campo de las ideas, los jujeños entendieron que si rompían los lazos de independencia de las ciudades sufragáneas con las capitales provinciales, donde cada ciudad podía decidir de su destino y participar en el gobierno nacional.

En la reunión de los pueblos del interior llevada a cabo en el congreso de Tucumán en 1816, se discutió sobre el centralismo porteño. Los debates en la asamblea se enfocaron en torno a la forma de gobierno, se idea el partido unitario centralista, en oposición del régimen federalista, con caudillos como Artigas en el Litoral, Güemes en Salta, Araoz en Tucumán, Bustos en Córdoba, lo mismo sucedió en Catamarca:

Unitarios: Augier, los Avellaneda, los Mota, los Gonzales, los Gutiérrez, los Díaz de la Peña, los Araujo.

Federales: los Herrera, los Figueroa, Molina, Ruzo, Olmos, Segura.

Durante la guerra de la independencia Catamarca aporto hombres, animales, dinero y mercancías, factor que afecto la capacidad productiva de la provincia.

Durante este periodo temporal en la economía de Catamarca se generó una disminución en la disposición de los recursos que repercutió en la actividad productiva, la declinación económica sufrida por la provincia afecto la participación en los principales mercados de exportación. El comercio tuvo un retroceso y no logro recuperarse en todo el siglo XIX.

Las causas del retroceso económico ocurrido en este periodo, fueron:

• La crisis de la producción local, por la guerra de la independencia.

• Alza de impuestos, que implementa córdoba en el proceso pos revolucionario.
• La crisis monetaria, a causa del cese del comercio con Alto Perú.
• El ingreso de productos importados que competían con los manufacturados como el algodón y lienzo.

Entre 1818 y 1819, se llevaron a cabo disputas entre las fracciones de unitarios y federales que, sin embargo, juran en conjunto la constitución nacional en 1819. Este estatuto, era un producto hibrido de una asamblea profundamente anarquizada, no era ni unitaria ni federal.

Entre las bases de la constitución se puede mencionar:

• Supresión de azotes en las escuelas que lo usaran como pena disciplinaria.
• Se ordena una contribución forzosa a los españoles residentes, para atender a las necesidades del ejército de la patria.

La agitación política se acentuó con la noticia de que el gobernador de la provincia, Feliciano de la Mota Botello había sido derrocado en Tucumán por el caudillo local Bernabé Aráoz. Los federales opositores amenazaban al teniente gobernador Nicolás Avellaneda partidario del magistrado impuesto en la capital de la provincia.

A partir de 1820 el caos y la descomposición política llega a su colmo en todo el país. La batalla de Cepeda dio fin a la situación portuaria exclusivista. Los caudillos federales del litoral Francisco Ramírez y Estanislao López derrotaron al ejercito directorial bajo el mando de Rondeau. Cepeda provoco el fin del directorio y del congreso, dando la libertad a los pueblos para organizar un nuevo sistema político donde se consultaron sus votos y necesidades.

Las ideas autonomistas y federativas de las ciudades del interior tomaron forma práctica. El proceso condujo a la formación de nuevas provincias y a diseñar un nuevo mapa político de las provincias unidas.

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