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Derecho Precortesiano


Enviado por   •  17 de Julio de 2013  •  3.685 Palabras (15 Páginas)  •  933 Visitas

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El Derecho Precortesiano

El hombre aparece en el continente americano, mediante la migración de tribus asiáticas, a través del estrecho de Bering.

En México se presume que fue ocupado por el hombre aproximadamente hace 20,000 a 15,000 años, antes de la época actual.

Los datos hablan del “hombre de Tepexpan” fijando su existencia entre 10,000 a 8,000 años antes de la actualidad, contemporáneo con los mamuts, animal cuyos restos fueron encontrados juntos a los humanos.

El cambio del hombre mexicano de una economía de caza por una agrícola, son de apenas 7,000 a 5,000 años antes de nuestros días, pues hay datos de que en esos años se empiezan a formar aldeas. Desde hace aproximadamente 3,000 años, ya hay restos de domesticación de animales, pero limitada a algunas especies autóctonas, como los perros chihuahua, los xolosescuintles, los pavos reales y los guajolotes.

Aunque se presume la existencia de caballos en el continente, estos se extinguieron de la zona muchos años atrás, por lo que los indígenas mexicanos no los conocieron hasta la llegada de los españoles.

La escasez de proteína animal, fue quizás uno de los factores que impulsaron al indígena mexicano al canibalismo.

Hace cerca de 2,000 años antes de Cristo, aparece el maíz, que se convierte en la base alimenticia de los indígenas mesoamericanos, aunque dicho cultivo es uno de los más dañinos para la tierra que aunado a una mala técnica agrícola, ocasionó con seguridad que los pueblos mexicanos siguieran manejando flujos migratorios hacia nuevas zonas.

Casi todos los pueblos mexicanos compartieron rasgos comunes, como los trabajos tejidos, cerámica, trabajos con plumas u otros similares, que fueron la base de la economía, lo cual requería una especialización regional muy particular, pero que fue base del intercambio comercial entre los pueblos indígenas de nuestro país.

También manejaron sistemas clasistas, con manejos religiosos públicos y estatales que rayaron mucho en el fanatismo, además de una gran disposición de esclavos, lo cual explica las grandes obras arquitectónicas que aún nos sorprende hoy día.

Aunque todos los historiadores hablan de diversas culturas en nuestro país, es un hecho de que todos también coinciden en que la cultura olmeca fue la cultura madre de las demás civilizaciones mexicanas. Por citar algunas, tenemos a los teotihuacanos, los toltecas, los zapotecos, los mixtecos, los chichimecas, los totonacas, los mayas, los tarascos, los tlaxcaltecas y los aztecas o mexicas.

Las culturas más sobresalientes en nuestro país son Olmecas, Mayas, Chichimecas y Aztecas.

Los Olmecas.

Esta cultura floreció en la zona costera del Golfo de México, en los actuales estados de Veracruz y Tabasco.

Tenían fama de magos, usaron drogas alucinógenas, pero eran buenos talladores de piedra y jade, como lo reflejan sus enormes cabezas de piedra.

Aunque no hay muchos datos de su Derecho, la escasa participación de figuras femeninas, sugiere una sociedad con poca participación de las mujeres.

Las enormes piedras en las que plasmaron sus grandes cabezas, sugiere que manejaron esclavos a bien, que existía una plebe muy sometida a una clase social elitista.

Si aceptamos el primer supuesto, tenemos que era un pueblo conquistador, que tenía sometido a los pueblos en una amplia región.

Su clase sacerdotal estuvo dominada por personas con largas barbas, por lo que al morir éstos, se presume que los nuevos sacerdotes utilizaron barbas postizas en sus actos ceremoniales.

También los indicios señalan que fue un imperio dominado por las clases teocráticas de reyes y sacerdotes.

Los Mayas.

De igual manera que los olmecas, se cree que los mayas fueron teocráticos, sin embargo llegó a evolucionar hasta convertirse en una confederación de ciudades-estado, muy similar a las polis griegas, pero unidos por un lenguaje y cultura comunes.

Su área de influencia fue la península de Yucatán, aunque también abarcaron zonas de Tabasco, Chiapas, Guatemala y Honduras.

Cada ciudad estuvo gobernada por un halach uinic o ahau, que era un cargo heredado de padres a hijos, salvo cuando el hijo era menor de edad, cuando se asignaba a un tío paterno a ejercerlo, mientras el menor crecía.

El ahau se apoyaba en un consejo de nobles y sacerdotes, pero tenía a su cargo la dirección política, tanto interior como exterior de la ciudad-estado.

Los alcaldes de las ciudades eran designados por el ahau, no sin antes pasar un examen sobre conocimientos de técnicas mágicas. Estos conocimientos sólo se transmitían de padres a hijos y fue conocido como “el lenguaje de Zuyon”.

Existían jefes militares dentro de las ciudades-estado, llamados nacom, que duraban tres años en el puesto, gozaba de grandes honores, incluso religiosos, pero quien debía ofrecer una vida retirada, casta y ejemplar.

Estos eran considerados nobles, junto con el alcalde y los consejeros municipales, que eran los responsables de los barrios de cada municipalidad.

Los sacerdotes tenían un cargo hereditario y de su opinión dependía el ritmo de las labores agrícolas y los actos públicos, pues determinaban cuáles eran los días favorables y desfavorables para los diversos actos importantes de la vida.

Por sus conocimientos esotéricos, los sacerdotes tenían una calidad en la jerarquía social, mucho más importante que los nobles.

Tanto nobles y sacerdotes eran sostenidos por la gran masa de agricultores, que pagaban tributos al halach uinic y llevaba una corriente constante de reglaos a los demás nobles y a los sacerdotes.

Debajo de los agricultores estaban los esclavos, que podían ser producto de la guerra o lo eran por nacimiento. También se podía caer en la esclavitud, por la comisión de ciertos delitos. Pero como en otras culturas mexicanas, el esclavo podía obtener su libertad, aunque sólo servía para ciertos tipos de cautivos.

Por lo que se refiere a otros aspectos, el matrimonio maya era monogámico, pero el divorcio por repudio era fácil de obtener, por lo que se presentaba una especie de poligamia sucesiva.

En un aspecto curioso, no podían casarse dos personas con el mismo apellido.

Aunque no existía la dote, rigió un sistema de “precio de la novia” que consistía en que el novio trabaja para el futuro suegro durante un tiempo, costumbre que todavía subsiste en algunas regiones indígenas. Además, el novio entregaba a la familia de la novia ciertos reglaos.

La herencia se repartía entre la descendencia masculina, fungiendo la madre o un tío paterno como tutor, en caso de el heredero fuera menor de edad.

Cada familia recibía en intervención de los sacerdotes, una parcela de 20 por 20

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