Hábitos alimenticios: una aproximación conexista
Enviado por Ivan Contreras • 5 de Diciembre de 2015 • Resumen • 3.057 Palabras (13 Páginas) • 276 Visitas
Hábitos alimenticios: una aproximación conexista.
El presente capítulo esboza una aproximación conexista a los hábitos alimentarios. Según la Real Academia Española, hábito es, modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. Como aproximación y parafraseando, un hábito es un comportamiento o conducta constituido por acciones o respuestas relativamente similares que pueden ser aprendidas o innatas y ocurren ante ciertas acciones ambientales. Una primera consideración conceptual es que la definición es un tanto restringida, en el sentido de que la identifica hábitos con ciertas formas de conducta. Sin embargo la investigación científica de los hábitos, también admite lo que podría denominarse, a falta de una mejor expresión. Pero en términos muy generales e intuitivos, y al menos en psicología tradicional cognitiva, donde se concibe lo mental como algo que no es ni conductual ni cerebral, es como hablar de ciertos hábitos, eventos o procesos mentales que son relativamente similares de un momento a otro y que pueden ser innatos o adquiridos. Aunque James no distinguió entre mentales y conductuales tan explícitamente como lo han hecho otros, habla de "acción mental" y "ensayar mentalmente el acto", lo que presupone una noción de hábito mental definida igualmente por ese carácter repetitivo que tanto se afirma de los hábitos conductuales.
Hábitos alimentarios. Los hábitos alimentarios tienden a identificarse con patrones conductuales reguladores que son observados en alguna especie de interés, y que constan de formas en las cuales sus miembros se procuran el sostén alimentico, especialmente el tipo de alimento que se ingiere y como se ingiere. Yeates, Bongers, de Goede, Freckman y Gerogieva en 1993, descubrieron los hábitos alimenticios de los nematodos en términos de interacciones tróficas con distintas fuentes de alimentos. Stergiov y Karpouzi en el 2002, descubrieron los hábitos alimenticios de 146 especies de peces del Mediterráneo en términos de grupos tróficos funcionales. Zucoloto en el 2011, también publicó una discusión sobre la evolución de la conducta alimentaria humana. Los hábitos alimentarios son identificados con conductas de consumir cierto tipo de alimento. La propuesta general es que un hábito puede ser alimentario aun cuando ocurra en ausencia de alimento.
Conexionismo. Es un movimiento relativamente reciente en ciencia cognitiva, su tortuosa historia se inicia oficialmente a principios de la década de 1940, se consolidó como aproximación científica a mediados de la década de 1980 y desde entonces ha sido un área de investigación muy activa y fructífera, convirtiéndose en una fuerza considerablemente respecto a la teorización científica de las relaciones entre mente, cerebro y conducta. La mejor forma de teorizar sobre la mente es usar modelos de redes neuronales artificiales. El conexionismo debe verse como una postura de elaboración. Se continúa realizando abundantemente investigación sobre el conexionismo científico y filosófico. La idea principal es que en el conexionismo mental se concibe como una propiedad distribuida entre partes o componentes más básicos que carecen de mentalidad. A algunos conexionistas les gusta hablar de lo mental o cognitivo como una propiedad "emergente" del funcionamiento de grupos de neuronas, pero esta noción de propiedad emergente es más problemático.
Modelo de redes neuronales. El objetivo inicial del modelo fue dar una explicación neuronal unificada del condicionamiento operante y pavloviano, con base de evidencia sobre algunos sustratos neuroanatómicos; en particular, el papel de los sistemas dopaminérgicos e hipocampales. El modelo ha sido el condicionamiento apetitivo, y de ahí su relevancia para la propuesta central, es que los hábitos adquiridos alimentarios se aprenden mediante condicionamiento apetitivo, e involucran respuestas alimentarias innatas, que ocurren en ausencia de alimento ante estímulos exteroreceptivos biológicamente inespecíficos.
Simulación. El objetivo es mostrar que el modelo puede simular condiciones apetitivo de dos tipos de respuestas (R y R’) ante un mismo tipo de estímulo, mediante una contingencia pavloviana según el modelo, los precursores motores primarios de una de esas respuestas (R’) y, por tanto, las respuestas mismas, serían inicialmente evocadas de manera automática sólo por los efectos sensoriales primarios de propiedades fisicoquímicas de un elemento.
A modo de cierre. Quizá todos los hábitos alimentarios adquiridos se forman mediante condicionamiento, y tales hábitos, una vez adquiridos ocurren en ausencia de alimento y en presencia de estímulos que no son específicamente alimentarios. Hay muchos tópicos que no hemos trata aquí y son muy importantes, pero solo se mencionan dos: El primero tiene ver con el otro gran tipo de estados mentales que el modelo propuesto aun no puede capturas; a saber, los llamados estados “intencionales” o “actitudes proposicionales”, que abarean estados tales como creencias y deseos. Y el segundo tópico se refiere al problema del cambio de hábitos. La sabiduría convencional dicta que los hábitos son muy difíciles de cambiar. En el caso de los llamados malos hábitos, esto planeta un grave problema de salud individual y social que merece nuestra más profunda consideración.
Los hábitos del significado: alimentos que expanden el alma y contraen los cuerpos o viceversa.
En este capítulo se exploran diversas corrientes filosóficas que han tratado el tema del sabor y los alimentos en relación con el cuerpo y alma de sus consumidores. Tanto en la filosofía occidental, como oriental, así como la cosmovisión mesoamericana y la religión católica, los hábitos alimentarios han sido concebidos de forma recurrente como prácticas que acercan o alejan a los humanos a su esencia animal o divina.
La jerarquía de los sentidos y el animal que todos llevamos dentro. Korsmeyer consideró que tradicionalmente en la filosofía clásica occidental, desde tiempos presocráticos, el gusto fue catalogado como un “sentido bajo” asociado a nuestra naturaleza animal o corporal, junto con el tacto y el olfato, contra los “sentidos altos”, como el auditivo y la visión asociados a la dimensión intelectual. Platón argumentó que el cuerpo fue dividido por los dioses en secciones divinas y corruptas: “la cabeza que guarda la racionalidad, se encuentra separada del tronco que contiene la maquinaria bruta del apetito y la pasión”. Platón argumento que en la lengua residen pequeñas venas que funcionan como instrumentos gustativos que logran la distinguir entre los cuatro sabores tradicionales identificados por la filosofía moderna occidental: amargo, dulce, ácido y salado. A partir de la filosofía aristotélica se entiende que cada cuerpo debe conocer cuál es su justa medida, para no causarse placer o dolor exagerado. Korsmeyer (1999) señalo que el pensamiento aristotélico fue retomado por santo tomas de Aquino en el Medievo y permeo de manera importante la filosofía cristiana de la época: “es claramente posible que la felicidad humana consista en los placeres de la carne, de los cuales, la mesa y el sexo son rectores”.
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