RESUMEN DEL LIBRO “LA MAESTRIA DEL AMOR”

RESUMEN DEL LIBRO                “LA MAESTRIA DEL AMOR”

1  La mente herida

En este capítulo trata de que nos demos cuenta que todos somos maestros y tenemos el poder de crear y dirigir nuestra propia vida, tenemos el poder de crear nuestra propia desdicha y nuestro propio sufrimiento porque estamos tan acostumbrados  a actuar así que nos  lo creemos a la perfección.  Lo practicamos tanto que incluso pareciera que es el estado normal, incluso es tan normal que  la mente racional está tan asustada que prefiere en ocasiones romper el contacto con el mundo exterior.

Pero lo que nosotros somos en realidad es puro amor, somos vida, a veces los seres humanos sufrimos por algo que ni si quiera es real o no tiene tanta importancia, debemos ser como los niños que juegan, crean con el único propósito de divertirse, nacimos para ser felices, no debemos dejar que nos contagien de nada negativo.

De pequeños no experimentamos ningún conflicto porque no fingimos ser lo que no somos.  Y Conforme vamos creciendo necesitamos escuchar las opiniones de los demás porque estamos domesticados y estas opiniones tienen el poder de manipularnos, las personas fingimos ser importantes, poderosos ricos, famosos porque creemos que el sueño es real y nos lo tomamos muy en serio.

11 La pérdida de la inocencia

La frecuencia normal de los seres humanos antes de la domesticación se ajusta en el disfrute de la vida, estamos sintonizados para amar, de niños solo vivimos el amor no lo cuestionamos, conforme pasa el tiempo la carga emocional de nuestros padres, la familia y la gente que nos rodea en general nos van contagiando de su sintonía, de dolor emocional, de veneno, así poco a poco la expresión del amor va dejando de ser seguro, cuando quieren expresar su amor los castigan, los humillan y son como un cuchillo que va abriendo heridas emocionales en la mente. No es la agresión física la que duele, lo que te parece injusto es la agresión emocional, se aprende a ser desconfiado, tímido inseguro se aprende a reaccionar de un modo determinado, de una manera particular, se comienza a acumular veneno emocional, queremos armonía pero no sabemos cómo crearla. Con el paso del tiempo quizá podamos sanar algunas heridas y otras se harán más profundas. Normalmente nos liberamos del veneno traspasándolo a otra persona siempre y cuando sea menos poderosa que yo por eso siempre estamos detrás del poder.

Crecemos con una imagen de perfección que no corresponde a la realidad, nunca seremos perfectos, por eso mismo a nosotros mismos nos juzgamos y nos castigamos, no hay nadie en el mundo que te maltrate más que tú mismo. No hay nada a lo que podamos echarle la culpa. Basta con que abras los ojos para limpiar el veneno, sanar tus heridas, aceptarte y salir del infierno.

111 El hombre que no creía en el amor

Se trata sobre un hombre que no creía en el amor y a donde quiera que iba decía que el amor no existía, era un hombre inteligente y convincente, hacía la comparación del amor con una adicción en donde había un suministrador que era el manipulador y el adicto, el más necesitado de amor, decía que en toda relación había un suministrador y un adicto, decía que era una guerra de control, sus argumentos eran lógicos y convencía a mucha gente, hasta que un día conoció a una mujer que lloraba porque su matrimonio había terminado y coincidieron en tantas cosas una de ellas la más importante era en que el amor no existía, se parecían tanto que se hicieron grandes amigos, se respetaban mutuamente, no había celos ni se sentían poseedores el uno del otro, la relación creció más y más, se divertían juntos, estaban llenos de felicidad, hasta que el hombre se dio cuenta que lo que sentía por ella era amor, decidieron convertirse en amantes, vivir juntos, el amor que sentía por ella le llenaba de tal modo que una noche le ocurrió un milagro, una estrella descendió del cielo y la pudo tener en sus manos, su alma se fundió con aquella estrella se sintió inmensamente feliz  que apenas fue capaz de correr hacia la mujer y depositarle la estrella en las manos, ella sintió duda de ese amor tan grande pues resultaba arrollador y en ese instante la estrella cayó al suelo y se rompió en mil fragmentos, el hombre anda por el mundo solo y viejo jurando que el amor no existe, tenía el paraíso en sus manos la estrella lo hizo completamente feliz, pero el depositó su felicidad en las manos de ella. La felicidad nunca proviene del exterior, no puedes responsabilizar a otros de tu propia felicidad.

Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, tarde o temprano  la romperá. Sólo tú eres responsable de tu propia felicidad y sólo puede provenir de tu interior y es el resultado de tu amor. No importa cuánto ames a alguien, nunca serás lo que esa persona quiere que seas. Ese es el error más grande asentamos nuestra felicidad en nuestra pareja y no es así como funciona.

1V El camino del amor, el camino del miedo.

Toda la vida no es más que un sueño, que sólo es verdadero para uno mismo y ese sueño se va modificando según sean las circunstancias de la vida y nunca será igual al de ningún otro ser humano, cada uno de nosotros posee su propio sueño y debemos aprender a respetarlo, así como el cuerpo está formado por células, los sueños están hechos de emociones, el miedo y el amor. En el amor no existen obligaciones, el miedo está lleno de obligaciones, el amor no tiene expectativas y el miedo está lleno de ellas, el amor se basa en el respeto, el miedo en el control, el amor no tiene piedad ni lástima por nadie pero tiene compasión, el miedo está lleno de pena y siente lástima por todos, el amor es responsable, es siempre amable y con el miedo nos llenamos de obligaciones, perdemos el respeto, evitamos la responsabilidad, nos hace sentir víctimas por todo y nos sentimos enfadados, traicionados, celosos, tristes. El amor es generoso, incondicional, si cambiamos será porque así lo queremos.

La mayoría de la gente vive en el miedo.  En el camino del amor existe la justicia y se aprende que en toda relación tú das la mitad y eres responsable sólo de tu parte. En una relación no se trata de ganar o perder como si fuera un juego se trata sólo de divertirse.

Para ser maestro en una relación primero se tiene que cobrar conciencia de que cada persona tiene su propio sueño y no nos corresponde a nosotros controlar la otra mitad. Cuando sepamos qué es el amor y qué es el miedo cobraremos conciencia del modo en que comunica tus sueños a los demás. Si eres consciente de que nadie puede hacerte feliz y de que la felicidad es el resultado del amor que emana de ti, experimentarás la gran maestría del amor.

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